He llegit avui al diari El País un relat escrit per Emma Riverola, La muerte al otro lado de la puerta.
Começa així: “Soy la mujer que mañana no podrá leer su nombre impreso en los diarios. La última víctima de la violencia machista. O de género”. (…)
I acaba: …. “No. No quiero morir en sus manos. La ventana… Si salto él no me matará. Y yo moriré tranquila. Una preocupación menos para mis hijos. Un poco menos de odio. Un poco menos de verguenza. De nuevo grita. Ya viene. Solo dos pasos. Dos pasos y todo se acabará.”
És un monòleg que reprodueix els sentiments d’una dona maltractada que té la certesa que aquest cop serà l’últim, que ell té ara ja tanta ràbia que no la deixarà amb vida.