Esta historia va de un sitio por el cual había pasado mil veces. Quizás el hecho de que aquel día acabara de llover fue el acontecimiento que lo acabaría desencadenando todo, quién sabe. El caso es que iba caminando. El viento soplaba levemente, con un aliento gélido que me recorría toda la espalda y hacía que mis músculos se encogieran intentando contener el calor que quisiera huir. Los protagonistas del día eran la fragancia a petricor, que todo lo impregnaba, y el paisaje húmedo y mojado que nos brindaba la naturaleza. Lluvia recorriendo lugares insospechables o una nimia gota que resbala por un pétalo, sigilosa e insegura. Aunque no os penséis que tan solo estos personajes eran los protagonistas, para mi alivio el sol quería hacerse un hueco y me esperaba al otro lado de la acera adónde me dirigí con confianza a sabiendas que no me iba a defraudar. ¿ Y ahora que os digo de mis músculos? Nada más querían dar las gracias al sol y sus amigos los rayos por regalarles esa luminosa energía que por fin les hacía contraer aliviados. Al alzar la vista y dejar aparte mi abstraído yo, un fantasmagórico árbol me cautivó y me hechizó. Nunca había yo podido observar tan hermoso árbol en este suelo habitar, tanta sabiduría era de la que me había alejado que en ninguna de las mil veces que había deambulado por ese lugar había yo visto tan majestuoso ser. Que bajo el cariño de los rayos del sol y los llantos de la lluvia yacía en la madre tierra, perfecto y petrificado esparciendo su sabiduría con las ramas que movía.
De repente noté la mirada de algo clavada en mí, que seguramente fueran los personajes ahora secundarios, el sol, la lluvia y los músculos, que me miraban con desprecio, su ego no les hacía apreciar el increíble suceso que acababa de presenciar. Así que decidí, después de darle unas pocas vueltas y no antes, ser un poco justa y agradecerles el bonito detalle de empujarme a plasmar esta pequeña historia, ya que como bien he dicho antes, si no fuera por ellos posiblemente nunca me habría fijado en ese misterioso árbol.
Marta