1. En La Rosa Púrpura del Cairo Woody Allen presenta un problema fundamental, a la vez que toma partido por una respuesta posible. El problema es el de la relación entre ficción y realidad. Y la respuesta de Allen es que frente a una realidad agobiante podemos encontrar mucho consuelo y sentido en la ficción.
2. La película se desarrolla en los Estados Unidos de la década del 30, en la época de la Gran Depresión. Cecilia, la protagonista, está entrampada en un matrimonio abusivo y en un trabajo donde tampoco cuenta. No obstante, no es una persona amargada, resentida contra el mundo. La clave para mantener su buen humor es el cine. No sólo se entrega a los melodramas románticos a los que asiste, sino que el comentario de éstos ocupa sus conversaciones y se proyecta en una actitud de ensoñamiento frente a la vida. Cecilia evade la dureza del mundo a través de la realización vicaria de sus deseos de aventura y romance que le ofrecen la industria fílmica. La película parece sugerir que en la situación de Cecilia esta evasión es un camino razonable. Por lo menos le permite mantener la alegría de vivir, aún cuando sea víctima del abuso de su esposo y de la exclusión social.
3. El mundo de la realidad está dominado por el abuso, la búsqueda de lucro y el afán de protagonismo personal. Los débiles no cuentan, son meros instrumentos. Mientras tanto, el mundo de la ficción es cálido. Ahí existe el amor romántico, cuenta la belleza interior de las personas. Pero se trata de un mundo sin densidad, demasiado simple para ser de verdad. Cecilia se identifica con ese mundo y vive más dentro de él que en el propio mundo de la realidad que la circunda. Es tanto su deseo de interacción con los personajes de ficción que en una de las funciones de la película La Rosa Púrpura del Cairo, Tom Baxter, una figura arquetípica del galán romántico, se sale de la pantalla correspondiendo al intenso amor de Cecilia. Se inicia, entonces, un romance entre ambos. Mientras tanto, el mundo de la ficción se desquicia. Ausente uno de los protagonistas, la trama de la película queda en suspenso. La relación entre Baxter y Cecilia está marcada por el candor. Fuera del guión, Baxter no se orienta en el mundo real. Paralelamente, al conocer la noticia, el mundo de los productores de Hollywood y el actor que encarna a Baxter, se llenan de inquietud. Podría haber grandes pérdidas económicas, la carrera del actor podría pasmarse. Entonces, urden un plan para que Baxter regrese al film. El actor debe enamorar a Cecilia, haciendo que ella repudie a Baxter. Al actor no le cuesta mucho trabajo seducir a Cecilia. Ella lo prefiere porque es más resuelto y denso que su personaje. Finalmente, Cecilia repudia a Baxter, pero es abandonada por el actor. En la última escena del film, después de tan duro golpe, Cecilia vuelve al cine donde, en la entrega a la ficción, se reconcilia nuevamente con la vida.
4. ¿Cuál es el lugar de la ficción en la vida? Antes de identificar las respuestas posibles, es conveniente precisar que la vida está inundada por la ficción. No se trata sólo de los sueños, las ensoñaciones diurnas, las ilusiones en la que fácilmente pasamos la mitad de la vida. También se trata de que todos los eventos reales son percibidos desde expectativas donde la ilusión y el deseo están siempre presentes. Entonces, cuando no vivimos en la ficción resulta que ella es un elemento activo en la coproducción de nuestra realidad. Ahora bien, a nuestra pregunta podemos esquemáticamente identificar dos géneros de respuesta. Para la primera, el campo de lo imaginario es una evasión, un lugar intrascendente donde se pierde la resolución para actuar. Las satisfacciones “alucinatorias” que brinda son sólo un pobre consuelo. Esta perspectiva puede tildarse de “realista” o “práctica”. La segunda respuesta rehabilita la imaginación sea como laboratorio en el que se anticipa la acción; o sea, más simplemente, como un espacio de refugio de las inclemencias de la realidad. En ambos casos la imaginación es valorada como superior a la realidad. Es un germen de una nueva realidad o es un mejor reemplazo a lo inevitable.
5. La relación entre ficción y realidad es central en narraciones tan clásicas como El Quijote de Cervantes y Madame Bovary de Flaubert. Deteriorado su sentido de realidad por los libros de caballería, Alonso Quijano se convierte en Don Quijote y se lanza al mundo a cometer las hazañas hasta entonces sólo leídas. Vivir la realidad desde la ficción le trae alegrías y desventuras. Sea como fuere, el personaje nos roba el corazón. No obstante, las personas que quieren a Alonso Quijano preparan un complot para obligar a Don Quijote a regresar a su casa y ser nuevamente el buen hidalgo que nunca dejó de ser. Cuando el complot tiene éxito el Quijote toma conciencia de lo estrafalario de su impostura y cae enfermo en un tono depresivo que lo llevará a la muerte. Alonso Quijano vivió la ficción como realidad, pero su medio no le permitió continuar. La vuelta a la cordura es, sin embargo, un encuentro depresivo y mortífero con la realidad. Sin ilusiones no hay excitación en la vida, pero estas ilusiones son locuras, puesto que no son compartidas, son realizaciones alucinadas del deseo que no cambian la realidad. Madame Bovary es una lectora voraz de novelas rosa. Vive en la ilusión y en un momento se decide a hacerla realidad. No obstante, sus fantasías de romance se estrellan con una realidad mezquina. Sus aventuras amorosas acaban por destruirla.
6. En El Quijote y Madame Bovary vivir la ficción aparece como una alternativa al mundo gris y poco estimulante de la vida cotidiana. En la exaltación de la aventura hay tanta felicidad como quebrantos. La vida es intensa. Sin embargo, por diferentes razones, ambos personajes vuelven derrotados al mundo de la realidad. Entonces, la idea es que si bien la ficción nos puede abrir las puertas a una vida grande, a la larga lo prosaico de la realidad se impone, de manera que regresamos a una realidad que es aún más gris de aquella de la que partimos, pues ahora no tenemos ni siquiera el consuelo de una ilusión posible. En el caso del personaje de Cecilia, la situación es diferente, pues resulta que ella se vuelve a amparar en la ficción, de manera que su vida continúa como fue hasta antes de su gran aventura.
7. Cuando vemos una película nos encontramos en un estado peculiar: no es sueño, pero tampoco es vigilia. Es, digamos, una suerte de ensoñación, donde lo que viene de la pantalla se articula con nuestras anticipaciones y deseos, de modo que todo nuestro cuerpo siente: temor, suspenso, risa. Estamos sumergidos en nuestra sensorialidad. De ahí que muchos autores consideren que el lenguaje audiovisual es “hipnótico” y que, a la larga, termina por producir una subjetividad programada. Sujetos que no piensan, ilusos, con un principio de realidad trastornado. Pero que se compensan de sus frustraciones a través del olvido sistemático de ellas en la ficción audiovisual. Ésta es la posición de Bourdieu y de Sartori. En efecto, desde la perspectiva del “intelectual serio”, ambos autores piensan que la cultura de masas fomenta un escapismo que corta en su propio germen cualquier posibilidad emancipatoria. Cecilia es un personaje que nos confronta con lo indiscidible de esta situación. En efecto, Cecilia no actúa sobre su mundo y se compensa dulcemente en sus fantasías imposibles. Pero, ¿hay acaso una mejor posibilidad para ella? Imaginemos que Cecilia deja de ir al cine. Entonces, se rompería el equilibrio en su vida y la frustración y la amargura se potenciarían. ¿Tendría efectividad la rebelión contra un marido que la golpea? ¿Tendría oportunidades alternativas de empleo en un medio tan excluyente?
8. El mismo tema se plantea en la saga de Matrix. La mayoría de la gente vive un mundo de ilusiones sin saberlo. El mundo de la realidad es mucho peor, pero puede ser cambiado a diferencia del mundo de las ilusiones, que es siempre el mismo. Algunos de los que han despertado a la realidad preferirían continuar en el mundo de ficción. No obstante, la mayoría de los que viven en el “desierto de lo real” quieren liberar a la humanidad de ese mundo imaginario creado por Matrix, la súper computadora. Lo real es mísero pero libre, es la posibilidad de un nuevo comienzo. Al final de la saga, el mundo real resiste el asedio de Matrix. Se insinúa un nuevo amanecer para la especie humana. En Matrix el mundo de la ficción es más confortable, pero destruye la libertad y la dignidad humana, pues los hombres son solamente baterías, instrumentos que producen energía para Matrix, que les da a cambio un mundo de sueños donde ellos viven.
9. La posición de Allen es muy diferente a las de Bourdieu y Sartori, que sería más bien parecida a la de los hermanos Wachowski, autores de Matrix. Aquéllos tendrían razón si es que hubiera un proyecto emancipador que permitiera llevar felicidad a nuestras vidas, si fuera efectivamente posible un mundo mejor que requiriera de nuestra creatividad y vigilia. Pero si el mundo social es irremediablemente conflictivo y frustrante, entonces la evasión es, más bien, sabiduría. No podemos estar seguros si el mundo es lo uno o lo otro. Toda respuesta es un salto de fe. No obstante, la sabiduría estaría en creer en la emancipación, pero pensando que la frustración es inherente a la vida y que, por tanto, el escapismo del entretenimiento es irremplazable.
10. Sin pretender una respuesta a las interrogantes planteadas, sí cabe afirmar que las polarizaciones son caminos sin salida y que la vida exige la negociación y el análisis caso por caso. El tremendismo de Bourdieu y Sartori se asocia a una visión totalmente negativa de la cultura de masas y a la idea de que la plenitud del hombre se encuentra en la vida del espíritu. En este sentido, su reacción puede verse como la defensa de la Ilustración (letrada) frente a la barbarie (audiovisual). Mientras tanto, los defensores incondicionales de la cultura de masas, sostienen que ésta se corresponde con las necesidades y deseos de la gente, que son básicamente los de pasar un buen momento olvidando la realidad y sus problemas.
posted by Gonzalo Portocarrero