Porque el amor parece que se ha ido y no se va

Y es entonces cuando todo empieza a cambiar. Las pupilas se dilatan para no perderse detalle, las manos empiezan a moverse nerviosas y es que a partir de ese momento, todo iba a ser distinto. Quizás fue una mirada con sabor a “te echo de menos” o una media sonrisa con olor a pétalos de rosa humedecidos por una lluvia primaveral… no sabría plasmar de una manera clara lo que pasó, pero, pasó.

Y es que después de más de un mes la historia vuelve a repetirse; quiero escribir sobre ti, mis manos redactan con ganas sobre el papel todo un conjunto de sentimientos que te pertenecen, nos pertenecen. Pero esta vez mi mano se mantiene firme, el bolígrafo no vacila. Me siento fuerte y creo que eso te lo debo a ti, a tu inesperada aparición. Te he tenido siempre presente, algunas días más, otros menos… No sé a quien debo agradecer que te hayas dado cuenta de lo sabia que me he vuelto con la vida y de las experiencias que ahora van conmigo de la mano para no soltarme nunca más, si al destino que siempre estuvo ahí o a la misteriosa ley de la atracción, quién sabe…

Así que perdí la valentía pero nunca la fe. Y esto hizo que me aferrara a algo que ni siquiera era visible pero, a pesar de ello, era un motivo más que suficiente para mi alma, para mi mente, para mi todo. Porque te necesitaba con todo y para todo, así de simple. Y volviste, así de golpe, así sin avisar…

Aunque también debo plantear una duda que hace días que corre por mi cabeza. A veces me pregunto qué tipo de amor eres; ¿amor de amor?, ¿amor para transformarse en recuerdo?. Quizás eres ese amor que llega sin que lo inviten. Sin que le abran la puerta. Ese amor que se atrinchera en el corazón y se queda a vivir en el alma.

Y aunque todavía no sepa qué tipo de amor eres, realmente no importa. Porque lo que sé es que me gustas. Sí, me gustas, como para que tu amor venga a quedarse, a hacer huellas, a dibujar caminos, a sembrarse en mi tierra y florecer bajo mi piel.

Te he recibido con los brazos bien abiertos pero mis pies siguen en el suelo, no quisiera volver a elevarme hasta tocar las nubes para luego caerme desde lo más alto sin ningún motivo comprensible.

Te prometo que estaré más atenta para cuando necesites de mi atención y más sincera en todos los aspectos que pueda comportar. Porque no pienso volver a perder, nos haremos más bien que mal, créeme.

Te prometo, también, que seré fiel a mis sentimientos, a mis locuras y a mis reflexiones que tanto te despistan, nunca dejaré de ser quien, al fin y al cabo, quisiste conocer.
Prometo ofrecerte siempre miradas de complicidad, sonrisas improvisadas y mil planes desorbitados que guardo en una libreta morada en el fondo del cajón, como bien sabes.

Y es que soy consciente de que todo esto son simple palabras y que lo que realmente valen son los hechos. Pero tu sabes de buena mano lo tozuda y constante que puedo llegar a ser, y durante estos meses lo he pasado lo suficientemente mal como para que ahora sepa muy bien lo que quiero y cómo lo voy a lograr.

Como tu dices: me gusta más esta nueva Lauri. ¿Pues sabes algo? A mi también. Gracias.

Laura Morales Moreno

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Una resposta a Porque el amor parece que se ha ido y no se va

  1. Josep M. Altés Riera diu:

    Laura, ignoro a qui va adreçat, però a més de ple de coratge i fins i tot d’entusiasme, està molt ben escrit, o sigui que el destinatari pot sentir-se la mar de bé.
    No paris
    Josep M.

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