Tardes de otoño

Todo el mundo tiene una época de otoño, un tiempo de silencio con una historia guardada en lo más profundo. Porque cuando llegue el invierno y el frío nos hiele el tiempo y las palabras, sepamos responderlo con cálidos besos. Esta es la nuestra.

Mataró se había vestido de colores de otoño para despedirse del verano que ya se iba. Aquella tarde, los árboles de La Rambla habían formado una alfombra de hojarasca sobre los bordillos y tú y yo caminábamos hacia el piso de la Calle de Santa Marta. Me llevaste al desván de nuevo. El desván era frío, a veces me parecía que, los únicos hilos de luz que entraban por una ventanilla pequeña eran cuchillos de hielo clavándose en aquel suelo de madera carcomida, madera abandonada. Las paredes estaban llenas de armarios y estantes desde donde miles de libros huérfanos nos contemplaban cada tarde, en medio de aquel montón de cajas de cartón y ropa pasada de moda.

Ese día tus ojos me decían que el mundo era nuestro. Te seguía cada palmo de tu piel como si recorriera las calles de aquella ciudad, cada esquina, cada acera era un repliegue de tu piel fría y fugaz bajo mis manos. Y tus labios, como agua salada y removiendo constantemente la arena, eran como una adicción. Aquella tarde, el mundo fue nuestro.

Nadie sabe muy bien cuándo termina el otoño, cuándo terminan los tiempos de silencio. Quizás duran para siempre o quizás tan sólo son un tiempo de impasse hasta que llega el invierno, quién sabe. Lo cierto es que nunca sabré si tus ojos oscuros y tus labios de miel me esperarán en el desván cuando llegue el invierno. Quizás se irán con el otoño, o se esconderán en silencio.

Andrea

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Una resposta a Tardes de otoño

  1. Josep M. Altés Riera diu:

    Andrea, un punt d’enyorança i un munt de sensibilitat s’uneixen al teu escrit d’amor, M’ha agradat totb el que té de poesia.
    Pel que fa al redactat, alguna observació:
    – Al primer paràgraf acabes amb “Esta es la nuestra”, que no se sap si es refereix a “época” o a “historia” , però ambdós substantius són massa lluny i obliga al lector a indagar a què et deus referir. No queda gens clar.
    – A “Te seguía cada palmo de tu piel” hi sobra el “te” inicial. Es pot elinminar i prou o introduir-hi un “Yo”: “Yo seguía cada palmo de tu piel”.
    Andrea, segueix escrivint, d’acord?
    Josep Maria

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