Hacía ya un buen rato que miraba por la ventana, sin ningún tipo de objetivo. Ese día caían cuatro gotas, estaba el suelo de la calle medio mojado. Mi mirada seguía a una gota que finalmente acabó en el suelo, cómo todas.
Me gusta oír cuando llueve, me siento aliviada, quizás tranquila, me relaja. Bien, sigo contando ese día estaba muy agobiada, ya sabéis por los estudios y esas cosas. Decidí que mi mente frustrada por no sacar los resultados esperados en los exámenes, no dejaba de ser una mente cansada de tener en ella la Revolución Rusa, las vanguardias o cualquier tipo de cosa que para mi futuro posiblemente no me sirven de nada, pero que si para llegar a mi destino académico tengo que estudiarme esto, lo estudio y no me quejo. Me estoy desviando del tema, pues bien, mi mente está cansada. Por eso decidí que había de hacer algo original para relajarla, y decidí que la lluvia sería un buen método. Y sinceramente funcionó ese rato que estuve mirando por la ventana me olvidé totalmente de los estudios, de los amigos, de mi familia, me centré solamente en pensar en mí misma y relajarme. Por la ventana vi muchas cosas que me hicieron centrarme en mí, en un mundo paralelo a todo, donde solo estaba yo. Pasó una chica rubia, con un paraguas rojo , iba con unos tacones y estaban todos mojados. Se oían ruidos de pájaros cantando, y también se veía un cielo negro, como si aún tuviera que llover más. Pensé en ti, la lluvia me recuerda a ti, y como he dicho me gusta.
Ahora tengo que despertar, la realidad es que no estoy en un mundo paralelo, que estoy haciendo primero de bachillerato y que mi vida gira entorno los estudios y sacar buenas notas. Quizás algún día cuando haya acabado el bachillerato o cuando tenga tiempo volveré a escuchar la lluvia y a mirar por la ventana, pero dudo que tenga aunque sea un ratito para perderlo mirando por la ventana, tengo que estudiar la Revolución Rusa, las vanguardias y las demás materias.
Gisela