Es una sensación fría, algo sencilla y me atrevería a decir que considerablemente dura e incluso grisácea. No acabo de tener muy claro si el culpable de mi sensación es el inamovible miedo a perderla pero lo único que sé con certeza es que la necesito en mi vida. Ella siempre me ha enseñado a ser paciente, a valorar los pequeños detalles, a esforzarme para así conseguir mi personal recompensa, a seguir adelante y siempre tener un frente, una meta… Y aunque la mayoría de éstas cosas aun no las he conseguido, ella siempre me dice el mismo discurso para cada una de ellas con una esperanza siempre en su mirada, la de que algún día las aprenda.
“Es impulsiva y tozuda, exactamente igual que yo. Tiene un carácter de armas tomar, indiscutiblemente igual que yo. Y es desconfiada, sorprendentemente igual que yo” |
Es sencillamente auténtica, siempre me enternece con esos pequeños y redondos ojos marrones. Le encanta hablar de cualquier tema, significante o insignificante, y también le da igual si te interesa o no, ella siempre estará dispuesta a explicártelo hasta que considere que ya te lo ha contado todo absolutamente todo y con el más preciso detalle. Y tengo que reconocer que yo hago lo mismo. Es por esto que nos podemos pasar largos ratos las dos tumbadas de lado en la cama, dándonos la espalda, y simplemente hablando, sin profundizar siquiera. También le apasiona verme comer, algo sorprendente y algo confuso para mí pero para ella es un motivo por el cual le sale una media sonrisa y siempre añade un: “¡cómo me comes de bien!”. Siempre huele bien, se compra y le gusta que le compren todo tipo de perfumes. Cocina de ensueño y como buena cocinera, después de cada plato, exige su valoración. Es impulsiva y tozuda, exactamente igual que yo. Tiene un carácter de armas tomar, indiscutiblemente igual que yo. Y es desconfiada, sorprendentemente igual que yo.
Reniega de la suciedad y de las cosas hechas rápido y mal. Pero lo que más le incordia es el hecho de que con el paso de los años su estatura haya disminuido hasta el punto de no llegar a la mirilla de la puerta de la entrada. Eso le frustra, y me sabe muy mal, por este motivo he llegado a la conclusión que uno de sus regalos para navidad será un práctico taburete, ya que creo que en algún momento se le ha escapado, afrontando la realidad, que no le iría nada mal uno.
Padece de insomnio desde ya hará unos veinte años, y hace aproximadamente un año, desgraciadamente, le detectaron Parkinson. Un duro golpe con el que procura convivir el día día con pastillas y más pastillas.
Yo particularmente la considero una persona muy especial, única. Una mujer fuerte y que espero que nunca deje de serlo. La necesito y sé que ella me necesita a mi. Por eso a veces, cuando la miro, siento la sensación de la cual he hablado al principio, una sensación que me estremece porque sé, inconscientemente, que no depende de mi, porque si por mi fuera, toda mi vida a mi lado la tendría.
Remember me, cause I’ll always remember you. Te quiero.
Laura Morales Moreno
Un retrat molt ben presentat. M’ha agrada. El redactat potser necessitaria alguna esporgada. Per exemple, quan dius “Por eso a veces, cuando la miro, siento la sensación de la cual he hablado al principio” potser es podria dir “Por eso a veces, cuando la miro, tengo la sensación a la que antes me refería”.
“Pero lo que más le incordia es el hecho de que con el paso de los años su estatura haya disminuido hasta el punto de no llegar a la mirilla de la puerta de la entrada” també podria dir
“Pero lo que más le incordia es haber encogido con el paso de los años hasta el punto de no llegar a la mirilla de la puerta de la entrada”.
Són manies meves, ja ho sé, però algú ho havia de dir!
Fins al proper escrit!
Josep Maria