Un cielo risueño

Era consciente de que iba a vivir una gran y bella tarde junto a una de las personas que más adoro y admiro. El cielo aun se mantenía radiante, un azul tenue y limpio que cada vez más iba transformándose en una tonalidad oscura y elegante. Mientras, se iba mezclando con una amplia variedad de tonalidades lilas y anaranjadas que atraían mi mirada.

Logré desviar la mirada del cielo y me fui directa a mi habitación, para planear y organizar el tiempo que me quedaba antes de que tuviera que ir a su encuentro. Dubitativa, un estado común en mí, conseguí estar a gusto con un vestidito rayado que casualmente tenia los mismos colores que el cielo que antes había captado mi plena atención… Duchada, vestida y medianamente arreglada, volví a mirar el reloj, ya solo faltaba media hora para la hora de encuentro. No pude evitar volver a mirar el cielo y me sumergí en él más de lo que podría haber creído. Ya iba tarde, así que cogí mi bolso de piel marrón, un regalito que hacía tiempo que le había comprado, mi mejor sonrisa y cerré la puerta.

“hacía mucho que no la veía y enseguida que cruzamos nuestras miradas, me di cuenta de que sería una tarde que recordaría para siempre, y así fue”

Anduve rápido, incluso tuve la sensación de que no tocaba el suelo, tanta energía positiva me estaba haciendo volar, disfrutar de cada pequeño pero no insignificante detalle que se me presentaba.

Y allí estaba, concentrada, intentando aparcar lentamente su pesada moto al lado del bordillo, a la espera de mi llegada…hacía mucho que no la veía y enseguida que cruzamos nuestras miradas, me di cuenta de que sería una tarde que recordaría para siempre, y así fue.

Subir a su moto me costó un gran trabajo gracias a mi acertado vestido de colores con sabor a cielo, luego emprendimos un pequeño viaje en el cual no paramos de reír ni un segundo, y eso es lo que realmente echaba en falta, reír sin cesar.

Acabamos tomándonos unas bebidas en la Cisa, en compañía de unas maravillosas vistas y de un cielo especial, que también parecía estar contento, mientras charlábamos largo y tendido sobre cualquier tema que se nos pasara por la mente…

La vuelta en moto a casa no fue distinta a la ida: mil risas y miradas cómplices que dieron un sabor peculiar a una tarde que se hizo francamente corta.

Los pequeños momentos vividos con una persona especial se convierten en grandes, es por esto, que permanecerán siempre en la memoria.

Laura Morales Moreno

Aquest article ha estat publicat en Laura Morales, Trobada. Afegeix a les adreces d'interès l'enllaç permanent.

Una resposta a Un cielo risueño

  1. Josep M. Altés Riera diu:

    Laura, no sé si he encertat gaire a l’hora de classificar el tema, però el cas és que no sabia com catalogar el teu escrit (potser aquesta és una de les seves virtuts). No entenc gaire de què va, però el que diu està molt ben dit i fa venir ganes de seguir llegint. Així que, com a lector, gràcies.
    Josep Maria

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà Els camps necessaris estan marcats amb *