El desconsuelo

Pasó el otro día por Barcelona. Entre maraña de libros y amistades (viejas y nuevas) Luis Eduardo Aute nos recordó, sobre el amor, que los animales tienen sentimientos y que sólo las bestias sostienen que no tienen alma.

Pensé en José Antonio, el poeta. Se consume en un hospital repitiendo que “él no está loco”. En una reunión hablando de éstos temas, alguien sentenció: “tiene lo que se merece, está así porque quiere”. Sentí un gran desconsuelo.

Hay a quien se le hace grande todo esto. Por su linde pasa una densa pátina de decadencia que le baila tristemente como un pecado entre sus labios, en la cueva oscura de su boca. Pienso que se ha perdido el buen consejo de las abuelas, las más sabias. Mi abuela me decía que los ricos se inventaron la culpa y el infierno y con eso nos doblegan. Y lo han logrado.

A veces creo que la grandeza de algunos oficios tiene que ver con la capacidad de oír el silencio de su trabajo. En esas estoy, y por ahí me cuelo y aprendo. Admito que no es fácil tener una visión serena sobre la dificultad, sobre todo, esa dificultad extrema que deja sin lugar y sin nadie, una libertad sorda que enferma más según a quién encuentren por el camino (se llama estigma).

En el desespero de los desesperados, el alivio es lo más parecido al milagro. Entre sus sueños guillotinados la estética de la pobreza más grande se alza otra vez regalando epitafios pintados en el aire. Desde su miseria romántica, Toni va creando una estética de la pobreza enjambrada en excitadas palabras heridas. Vencido por desvaríos y desarreglos, el poeta va socorriendo esas letras ahogadas con sabor a daño en su particular historia dolorida; pesan como una losa, son como piedras arrastradas por la fatal ley de la gravedad.

El alma de los animales (valga la redundancia), sólo se ve empañada por las bestias, esas que no tienen sentimientos. Pensar que somos responsables de lo que nos pasa es una barbaridad, pero decirlo, es una infamia. Repensar la ayuda social se hace imprescindible. Dignificarla es dar un paso agigantado: inventar para no humillar, invertir el orden de las cosas, deconstruir para abonar una mejor autocrítica.

Ps. Toni, el poeta, no fuma, no juega, no bebe… Qué no dirán de los que lo hacen.

Badalona, febrer de 2016

Francesc Reina treballa amb persones sense sostre

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