Se ha terminado el verano. Se han terminado esos días perfectos en los que el sol brilla y la brisa sopla suavemente. Esos días en los que no sabes si es martes o miércoles y no importa si son las tres del mediodía o las diez de la noche. Noches tan largas y dulces que parecen no acabar y días en los que el sol parece no irse. Sólo el olor del verano es suficiente para que me enamore.
En verano no hay horarios, al menos yo me puedo levantar perfectamente a las nueve de la mañana para aprovechar el día haciendo deporte, yendo a la playa, ir a la autoescuela o simplemente para hacer ver que aprovecho el día desde el sofá de mi casa, el cual es muy cómodo, y otros días que me levanto a las tres del mediodía justo cuando todos los demás han terminado de comer y mi madre me dice “ya te espabilarás tu”, pero no me importa, si me levanto tarde es porque la noche anterior fue lo suficientemente increíble para permitirme desperdiciar una mañana entera en la cama.
Pero, ¿sabéis lo mejor de todo? Cada verano tiene una historia, una historia que te conmueve, que te saca la sonrisa al recordar el verano porque en realidad lo que recuerdas es todo lo vivido. Supongo que ésta es una de las razones por las cuales lo tengo tan idealizado y espero ansiosamente a que llegue y me sorprenda con otra de sus queridas historias inolvidables.
El problema es que el verano ha terminado y viene la misma rutina de siempre: asentar la cabeza, bajarse de ese mundo perfecto en el que estabas, tener una hora fija cada día para levantarse y pasar seis horas en una silla, con perdón, bastante incómoda, y estudiar y estudiar y estudiar… y prácticamente tener el día planificado porque si no puede ser un completo caos. Pero voy a intentar ser positiva, ¿qué sería del verano si no hubiera invierno? Si todos los días de nuestra vida fueran en verano no valoraríamos nada, tenemos que saber lo que es el frío para disfrutar del calor. Con esto quiero dar a entender que todo va a su tiempo y se tiene que aprovechar lo mejor de cada temporada.
Silvia
Sílvia, quanta enyorança! Sembla que el teu estiu ha valgut la pena (almenys els records te’l presenten molt agradable).
L’escrit està ben estructurat (paràgrafs ben diferenciats, frases curtes i clares, llenguatge directe…). Potser podries avançar una mica en la riquesa i varietat del lèxic?
M’ha agradat. No paris
Josep Maria