Hace muchos años, cuando Dios ya llevaba seis días de trabajo muy duro como creador de la Tierra, decidió crear a Adán. Adán fue el primer ser humano en pisar el paraíso, todo estaba a su disposición: la naturaleza, el silencio, la calma…Todo era para él. Pero, ¡pobre Adán!, ser el poseedor de todo lo que le rodeaba no era suficiente como para satisfacer todas sus necesidades. Así que un día, aburrido de sus miles de hectáreas de tierras y prados, habló con Dios y le pidió una compañera para poder compartir su paraíso. Supongo que Dios se conmovió por la generosidad que había creado él mismo en Adán e hizo salir de la costilla de éste, para que nunca se pudiera separar de él, la mujer más bella que jamás ha existido: Eva.
Adán y Eva pasaron años compartiendo lo mejor que la Tierra ha tenido. Estaban hechos el uno para el otro, literalmente. Dicen que el amor de Adán y Eva no se ha podido comparar jamás con ninguna otra historia de amor posterior. Él vivía para ella, y ella moría por él. Pero Adán había sido creado para amar a la vida, y su vida aún no era la perfección que él quería amar. Así que Adán, sentado en el Jardín del Edén, dilucidando entre el amor y el compromiso, decidió buscar la libertad a pesar del sufrimiento. Adán, guiado por su lado más apasionado, abandonó a Eva, abandonando así también el paraíso, para encontrar las texturas que pudieran llenar su vida.
“Adán no sabía que, sin amor, todos los besos son el mismo” |
Adán y su soledad vivieron felices, con la única preocupación de dormir calientes, constantemente con una mujer distinta. Filósofo del sexo, buscó la paz de espíritu a través del cuerpo. Pero lo que Adán no sabía es que, sin amor, todos los besos son el mismo. Y así se dio cuenta de que en su historia no todo eran placeres porque hay tormentos que no se curan por la cantidad de mujeres, sino por la calidad de éstas. Y en el mismo momento en su mente estuvo claro, se dio cuenta que tener a quien amar es un regalo. Y guiado por el sabor amargo que le habían dejado los labios del pecado, regresó al paraíso y le dijo a Eva: Sabes que soy tuyo. Pero si no vivo, no muero, y si no muero se me olvida que te quiero sin medida.
Paula
Paula, fas una interessant versió del mite de la parella originària, unes més interessants reflexions a partir d’ella. M’ha agradat.
Josep Maria