Hoy martes, como cada mañana sonó el despertador a las siete en punto y ella pulsó “posponer”, nunca se levanta antes de las siete y cuarto. A esa hora ya hay mucho ruido en casa, y termina por levantarse de la cama, se viste muy lentamente, nunca sabe qué ponerse. Cuando se da cuenta ya tendría que haber salido de casa para ir a clase. Baja corriendo las escaleras, toma un vaso de leche, pone todos los libros dentro de su mochila y se marcha rápidamente.
Como siempre va a buscar a su amiga para subir juntas al instituto. No sé por qué tanta prisa, andan las dos muy lentamente charlando de sus cosas y siempre llegan cinco minutos antes de que suene el timbre para entrar en clase.
Tras un día que se hace largo, llega a casa para comer. Justo después se pone hacer los deberes que parecen interminables. Siempre hay trabajos pendientes y algún examen cercano para el que estudiar. En fin, que ya solo desea que sean las siete de la tarde para ir a patinar y desconectar. Cuando llega esa hora, se le cambia la cara, se la ve feliz y el tiempo ya no se le echa encima; un mallot, unos patines y una cola alta. Una gran sonrisa se refleja en su rostro.
Solo entrar en la pista todos sus problemas y preocupaciones se desvanecen. Toca escuchar la música y seguir el ritmo, nada más.
Al volver a casa son las diez y media, es hora de ducharse y cenar algo ligero. De nuevo el tiempo vuela, vuelve a hacerse tarde…
Cris
Cris,
M’ha agradat molt. És senzill i descriu les coses de manera molt directa i atractiva.
Pel que fa a la forma, m’ha sobtat el contrast entre el passat radical de les primeres línies i el present de la resta de l’escrit. No sé si és volgut o més aviat un accident del redactat.
Molt bé, però. No paris!
Josep Maria