La creació del món segons un autor jueu andalusí

 

“Cuanto hemos dicho anteriormente nos obliga a pensar que todo ha sido causado, puesto que se ha demostrado que todo compuesto es algo causado. Por tanto, es necesario que creamos que el mundo ha sido causado. […], es necesario que el mundo tenga un comienzo que, a su vez, no tenga comienzo, un ser primero que no tenga otro ser primero anterior a él. Y éste es el que creó el mundo y lo produjo de la nada, con la  todo; yo solo desplegué el cielo, yo afiancé la tierra” [Isaías, 44, 24] y “El tendió el cielo sobre el vacío y colgó la tierra sobre la nada” [job, 26, 7].

Algunos dicen que el mundo se formó originariamente por azar y espontáneamente, sin la intervención de un Creador […] Pero me admira que pase semejante idea por la mente de un ser racional en su sano juicio. Si el que dice tales cosas oyese a alguien que afirmase lo mismo acerca de una noria que da vueltas para regar una parcela de tierra, diciendo que esta noria había sido hecha sin ninguna intencionalidad y sin la intervención de un fabricante […], este tal encontraría todo esto absurdo y lo atribuiría a ignorancia […]. Y dado que encontraría absurda tal proposición acerca de una vulgar y despreciable noria […] como sería posible que creyera semejante cosa tratándose de esta noria que es el universo que es más grande y que tiene como ámbito propio la tierra entera y las creaturas que contiene, que funciona con sabiduría y poder, ante la cual las mentes de los hombres se abruman […] cuando logran atisbar  su esencia y ven que fue preparada para utilidad de toda la tierra, de cuanto hay en ella y de cuantos hombres la habitan?. ¿Y como admitirá que diga que fue hecha sin intención y sin el gobierno de algún ser sabio y poderoso?.

Sabemos que en las cosas que han sido hechas sin ninguna intencionalidad, no hay manera de que se encuentre en ellas rastro alguno de sabiduría y de poder.[…]. Y si alguien nos presentase un libro tan bien estructurado que no fuera posible que hubiera sido compuesto sin la intervención de una pluma y nos dijera que se le derramó la tinta sobre el papel y que se formó aquel escrito él solo, nos apresuraríamos a decir que todo esto es mentira, puesto que este libro debió salir de una intención deliberada.[…] cómo se podrá afirmar esto […] pensando que se ha configurado esta obra del mundo sin una intención deliberada, sin una sabiduría profunda y sin un poder absoluto?.¿ Cómo podremos decir todo esto tras haber demostrado la existencia de Dios, ensalzado sea, partiendo de las huellas que ha dejado en el mundo?”.

Ibn Paquda, Los deberes de los corazones, pp. 36,37.