Category Archives: General

Pan de luna

Cistella de pa, Salvador Dalí

Cistella de pa, Salvador Dalí

 

 

 PAN DE LUNA

Una tarde mi madre

me contó que, de chica,

se comía los cuernos

de la luna.

Entonces yo pensé

que la historia

había de tener,

en secreto, su miga.

Luego me dijo que,

por no tener ya dientes,

la bisabuela María

cortaba el pan con

enlunada maestría

dejando la corteza

hueca y vacía.

Cuando iban de visita

a la casa de arriba,

El bisabuelo Miguel decía

con su voz cantarina:

-Dales unas cortezas

a las niñas, María.

Entonces, de la luna de pan,

las dos nietas pequeñas

recibían su golosina.

Hoy la luna es un sueño

de infancia contenida

porque todos los niños

tienen pan cada día.

 

Mª Rosa SERDIO (inèdit, cedit a “De la literatura juvenil a la cuina”, per l`autora)

 

Text en PDF 

 

 

 

Truita amb bonítol

  fantasmaencalcetines

Las gemelas hablan de sus cosas con voces de pitiminí. Yo quiero esto, dicen; esto no lo quiero. La casa huele a aceite de oliva. A las nueve de la noche se oye el roce de los cacharros, el batir rítmico de los huevos; en la cocina propia o en la de al lado.

Afuera, en la calle, se han cerrado las tiendas y las oficinas.

Si la casa tiene estribillo, no es el de la televisión ni el de la lavadora. Es el batir de los huevos para hacer una tortilla, a las nueve de la noche.

Guillermo suelta la pregunta de improviso, sin venir a cuento.

-Una persona no puede desaparecer de repente, ¿verdad?

Y su madre, que suele responderle con prontitud, vacila un momento. Se interrumpe el tintineo del tenedor contra la loza.

-¿Te da miedo que me vaya?

-No eres tú. David dice que eso ha pasado esta tarde en el bosque del Herrero. Dice que había un chico y que desapareció.

-Habrá sido un truco –supone su madre-. Eso sólo ocurre en los circos.

Se oye el cuchicheo de la sartén. Se expande el olor de la tortilla con bonito.

 

MATEOS, Pilar (1999): El fantasma en calcetines, Zaragoza, Edelvives, Ala Delta, 230, p. 38.

Text en PDF

Guía de lectura

Entrepà de llardons (chicharrones)

Llardons

Llardons

 

Grisón se sentó en la mesita que le había preparado Robert, como lo hacía todos los días de clase, y sacó de un papel grasiento su bocadillo que hoy era de chicharrones. Era tan grande, que Grisón lo tuvo que atacar por diferentes puntos antes de poder apreciarlo en su conjunto. Mezclado con naranjada, sabía a queso. Llegaron unos clientes para almorzar. Anaís anotaba los pedidos y después servía, ya que Robert sólo se ocupaba de los vinos.

Después de comerse un plátano, Grisón salió al sol. Dio la vuelta a la plaza y se dirigió hacia el callejón para ver el agujero de cerca. Rafistole había puesto unos tablones para señalar que allí había una obra importante. Grisón dio media vuelta. Delante de la escuela, junto al ayuntamiento, Raclot jugaba a las canicas con Jocrisse, que estaba desplumando vergonzosamente. Unas chicas se divertían, algo más lejos, saltando de un lado a otro de las gomas elásticas.

 

SAUTEREAU, François (1985): Un agujero en la alambrada, Madrid, SM, El Barco de Vapor, 12, pág. 35.