Tag Archives: Pomes

El deseo de comer tarta de manzana

 

Tarta de manzana

Tarta de manzana

“-¡Tarta de manzana!

-¡Exactamente, tarta de manzana! –exclamó la voz de Delicia Esquelética. Hablaba desde un micrófono oculto-. En el horno –prosiguió-, se está cociendo una tarta de manzana. ¡Si pudieras verla! Es una delicia: inflada y tierna por los lados, completamente recubierta de rodajitas de fruta acaramelada. Qué lástima, cerdito mío, que tú nunca llegues a comerla. ¡Nunca!

Era una tortura espantosa. Michele se tapó la nariz y trató de respirar por la boca.

Al olorcillo a tarta de manzana le siguieron los aromas de los rollitos rellenos, al de rollitos, el de natillas y macarrones gratinados, al de macarrones, el de caramelos, y así sin cesar.

Aquella noche, Michele lloró, un poco por todos aquellos aromas y un poco porque, en el fondo, él había querido a sus padres postizos”.

  

TAMARO, Susanna (1995): El caballero Corazón de Melón, Barcelona, Grijalbo Mondadori, p. pág. 57.

 

cats

Celebración de la Pentecostés

 

El día de la fiesta de Pentecostés, muy de mañana, toda la familia de Samuel se dirigió, junto con el resto de los vecinos, a ofrecer a Dios los primeros frutos recogidos de la cosecha. El padre, por su condición de sacerdote del Templo, era quien dirigía la ceremonia, esperando a la gente en el altar construido para tal ocasión. La comitiva iba encabezada por un buey con los cuernos recubiertos de oro y una guirnalda de olivo sobre la testuz, y los niños lo precedían haciendo sonar sus flautas. El abuelo y el tío llevaban dos roscas de ocho litros de flor de harina, cocidas con levadura tal como prescribía el Levítico, y los demás miembros de la familia portaban al hombro distintos cestos con los frutos recogidos: higos, granadas, almendras, olivas, sandías, melones y manzanas, así como diversos vegetales.

 

MENÉNDEZ-PONTE, María (2010): Si lo dicta el corazón, Madrid, SM, (Los libros de María, 4), p. 30.

 

 

El Greco. Pentecostés

El Greco. Pentecostés

Manzanas rojas

manzanas-rojas

 

SALIM:

            No te preocupes, madre, yo te ayudaré. Dejaré de ir por la tarde a la escuela y prepararemos juntos las manzanas para llevar algunas más al mercado.

GAZALA:
            Para hacer más hay que tenerlas, y para tenerlas hay que pagarlas. Cuando no las vendemos todas, no se puedan comprar más, Salim.

SALIM:

            Me quedaron algunas de ayer. Le diré al maestro que hoy no puedo ir.

GAZALA:

            Si no estudias, Salim, nunca podrás tener una vida mejor, ni lograrás ayudar a tu pueblo.

 

MATILLA, Luis (2006): Manzanas rojas, Anaya, Madrid, Sopa de Libros. Teatro, 4, p. 66-67. Il. Francisco Delicado

Manzanas contra el escorbuto

manzanas1

SMOLLET. Todo a punto, ya podemos zarpar.

SIR JOHN. ¡Magnífico! Levemos anclas, pues… ¡Capitán!

SMIOLLET: ¿Señor?

SIR JOHN. Las manzanas de mi cosecha están en ese barril. Que cada cual las consuma a su gusto.

SMOLLET. Sois demasiado complaciente con la tripulación, Sir John…

SIR JOHN. ¡Paparruchas!

DOCTOR. Es un buen remedio para combatir el escorbuto, capitán.

SILVER. (Entrando). …Y así es como ocurrió todo, Jim.

 

STEVENSON, Robert L. (2010): La isla del tesoro, adaptación teatral de Rafael Contreras y Ramón Moreno, Alzira, Algar, Teatro de Papel, p. 78.

Unes pomes especials

manzanas

 

Todo iba a ser muy fácil. Andrés sólo tenía que desviarse al pasar por el huerto de los Chabert, encaramarse al muro y desde allí robar un poco.

Los Chabert eran herreros viejos, de mandil de cuero y batir el hierro hasta darle forma de gallo veleta o lo que hiciera falta.

Los Chabert vivían al borde del  Camino de Antes. Tenían un huerto y manzanos tabardillos que por aquellos días estaban cargados de fruta.

La señora Chabert era grande y amable.

La señora Chabert, mientras limpiaba de escarabajos una planta de alcachofas, vio cómo Andrés saltaba del muro a la rama de un tabardillo.

“Escritor”, dijo, “si quiere algunas manzanas, pídalas. Ya no tiene edad de andar trepándose a los árboles”.

Andrés se avergonzaba con facilidad.

“No quise molestar”, dijo.

La señora Chabert tenía una sonrisa fácil.

“Robe, hijo, robe, hágalo; pero procure no caerse encima de mis alcachofas”, y después de un suspiro, felicitó: “Un parto es un parto”.

 

 50-52

FARIAS, Juan (1986): El niño que vino con el viento, Valladolid, Miñón, Las Campanas, p

Viure al País Elevat

La vendimia, José Vela Zanetti. Óleo. Caja España

La vendimia, José Vela Zanetti. Óleo. Caja España

-¡Oh! No me llaméis señor…Llamadme abuelo. ¿Se está bien en el País Elevado?

-¡Oh sí, abuelo!

-¿Os gustaría volver?

-Sí.

-Decidme cómo se vive allí. Contadme cosas.

-Todo es muy diferente a esto –dijo Grisón-. Allí no se come papillas, se come carne de verdad. Y fruta. Melocotones, cerezas…

-¿Cerezas?

-Sí, cerezas, manzanas, peras. Y hasta las cogemos de los árboles.

-¿De los árboles?

-También vamos a la escuela.

-Y cuidamos las vacas –añadió Prune-. A veces, si tenemos sed, tomamos la leche directamente, es deliciosa.

-Cuando hace calor, nos bañamos en el Criarde.

-¿Os bañáis…?

Angelus, Jean-François Millet

Angelus, Jean-François Millet

-Y vamos a la siega.

-Y a la recogida del lúpulo.

-A veces, también a la vendimia.

-¿Qué hacéis en invierno? –preguntó el anciano.

-En invierno jugamos en la granja. Hacemos guerras con la nieve, pero eso no dura mucho tiempo.

-¿Y sois felices?

-¡Sí!

 

SAUTEREAU, François (2005): Un agujero en la alambrada, Madrid, SM, El Barco de Vapor, 12, pp. 193-194.

Textos en PDF

Los espejos de Anaclara

Mercedes Calvo

Mercedes Calvo

 

Por el umbral del cielo

viene la abuela

trayéndome manzanas

para la escuela.

Se detiene en la puerta

no quiere entrar.

Cae la lluvia de junio

sobre el cristal.

Yo froto las manzanas

con mi pañuelo

mientras borra caminos

el aguacero.

Toda la tarde hablamos

de aquí y de allá

porque hay muchas maneras

de conversar.

j

darabuc-anaclara-vilela-2E

ste gesto de hoy

Los tomates rojos

la casa, la fuente

la rama del sauce

el búho, la serpiente.

¿A esta fantasía

llaman realidad?

¿Y el viento que habla?

¿Los duendes? ¿Las hadas?

¿El príncipe sapo?

¿Mi espejo y su cara?

¿Dónde los ponemos?

¿Van aquí o allá?

¡Qué manía absurda

de clasificar!

 

CALVO, Mercedes: Los espejos de Anaclara. México, FCE, 2008. Ilustrado por Fernando Vilela

¡Los perros olfatean carne!

Christianshavn Copenhagen

Christianshavn Copenhagen

Fotografía: Galería de kaptan_ca61

Los pensamientos se le agolparon en la cabeza. Annemarie recordó lo
que le había dicho su madre: “Si te detienen debes actuar como una 
niñita inocente”.

Miró a los soldados. Recordó cómo había mirado a los otros, asustada,
cuando la detuvieron en la calle.

Kirsti no se asustó. Kirsti solo era... eso, una niñita inocente, enfadada
porque el soldado le tocó el pelo. No sabía lo peligroso que podía ser,
y al soldado le hizo gracia.

Annemarie puso todo su empeño en comportarse como lo habría hecho
Kirsti.

-Buenos días –les dijo con cautela.

La miraron de arriba abajo en silencio. Los dos perros estaban inquietos
y alerta. Los soldados que sujetaban las correas llevaban unos guantes
gruesos.

-¿Qué haces aquí? –le preguntó uno de ellos.

Annemarie le mostró la cesta, con el trozo de pan bien visible.

-Le llevo el almuerzo a mi tío Henrik. Lo ha olvidado. Es pescador.

Los soldados miraban por encima de Annemarie y escudriñaban
los arbustos de los alrededores.

-¿Vienes sola? –le preguntó otro.
 
Para seguir leyendo, CLICA AQUÍ.

Lowry, Lois (2009) . ¿Quién cuenta las estrellas? . Barcelona : Espasa, 123-130

 Lois Lowry

Página oficial de Lois Lowry

Blog de Lois Lowry Guía de lectura de ¿Quién cuenta las estrellas?

Páginas web de interés

Información sobre la Segunda Guerra Mundial

Página web acerca del Holocausto judío

Información sobre Dinamarca
 
Cámara vídeo

La lista de Schindler . Dir.: Steven Spielberg. EE.UU, 1993

La vida es bella. Dir.: Roberto Begnini. Italia, 1999
El gran dictador. Dir.: Charles Chaplin. EE. UU, 1940

 
Llegir
Frank, A., El diario de Ana Frank
Dahl, R., Volando solo
Fährmann, W., Año de lobos
Hartman, E., Guerra sin amigos
musica 

Wojciech Kilar, Frederic Chopin. BSO de El pianista. Sony Music Entertainment, 2002

John Willians. BSO de La lista de Schindler. MCA, 1993