-¡Oh! No me llaméis señor…Llamadme abuelo. ¿Se está bien en el País Elevado?
-¡Oh sí, abuelo!
-¿Os gustaría volver?
-Sí.
-Decidme cómo se vive allí. Contadme cosas.
-Todo es muy diferente a esto –dijo Grisón-. Allí no se come papillas, se come carne de verdad. Y fruta. Melocotones, cerezas…
-¿Cerezas?
-Sí, cerezas, manzanas, peras. Y hasta las cogemos de los árboles.
-¿De los árboles?
-También vamos a la escuela.
-Y cuidamos las vacas –añadió Prune-. A veces, si tenemos sed, tomamos la leche directamente, es deliciosa.
-Cuando hace calor, nos bañamos en el Criarde.
-¿Os bañáis…?
-Y vamos a la siega.
-Y a la recogida del lúpulo.
-A veces, también a la vendimia.
-¿Qué hacéis en invierno? –preguntó el anciano.
-En invierno jugamos en la granja. Hacemos guerras con la nieve, pero eso no dura mucho tiempo.
-¿Y sois felices?
-¡Sí!
SAUTEREAU, François (2005): Un agujero en la alambrada, Madrid, SM, El Barco de Vapor, 12, pp. 193-194.