Category Archives: Autors Literatura Infantil

Què menjava la Sibil·la?

sibila

Durante el viaje de regreso, que hicimos juntos en su automóvil, yo conduciendo, me narró que su padre había sido entusiasta de la antigüedad romana y etrusca y que había muerto recientemente. Le pregunté por el sitio en que tenía en custodia a la Sibila o lo que pensaba que era la Sibila y me dijo que hacía varios años que se encontraba en una urna etrusca, en la biblioteca de su padre.

-¿La alimentan? –le pregunté.

Movió afirmativamente la cabeza.

-Si a eso puede llamarse alimento, unas gotas de agua con miel, como a los colibríes –dijo de manera un tanto reticente.

 

GARCÍA ESPERÓN, María: Sibila. México. Las Cuevas del Viento, 2007, pp. 72 y 73.

Blog de María García Esperón

Por gentileza de la autora, María García Esperòn, si queréis leer su novela COMPLETA, CLICAD AQUÍ.

Una sirena a la sopa!!!

 

berenice

 

 

María Concepción, decía –de aquí en adelante, Conchita-, revolvía con la cuchara el plato hondo de talavera donde le habían servido la sopa.

¡Y qué sopa! Muy aguada, en la que entre zanahorias y jitomates deshilachados nadaban seres de apariencia sospechosa, ni pescados ni camarones, sino mezcla de ambos.

-Son acociles, niña –dijo Ceferina, su nana, a la que, como ustedes, ella también acababa de conocer.

(…)

Mientras revolvía la dichosa sopa de acociles con su cuchara, pensaba que se había vuelto loca porque en el centro del plato, donde había una preciosa flor amarilla, acostada de espaldas con los ojos cerrados y la cabellera desperdigada en forma también de flor… estaba una sirena.

 

GARCÍA ESPERÓN, María: Berenice, la sirena. Bogotá. Libros&Libros, 2010, pp. 10 y 11

 Primera parte de Berenice

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En casa de María García Esperón

Blog de María García Esperón

 

L’entrepà

Entrepà

L`entrepà

Ple de tonyina amb olives,
ple de tomaca, oli i sal,
ple de pernil i formatge,
tant se val, m`és igual.

Embolicat amb alumini,
dins la bossa, l`entrepà
viatja amb mi cap a escola
fins a l`hora d`esmorzar

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GIRBÉS, Fina (2009): Poemes de butxaca. Alzira: Bromera. El Micalet Galàctic, 143. Dibuixos de Montse Ginesta, pàg. 41.

Jarabe de rosas

Jarabe de rosas

Jarabe de rosas

El medallón perdido 

 

La silueta de Sebastián se recortaba en el ventanal de mi habitación. Venía con su inseparable taza de té. Cuando se acercó, vi que el líquido que bebía no era marrón como siempre, sino de un intenso rojo, casi tanto como el sol que se estaba escondiendo en aquellos momentos.

-¿Quieres probarlo? –me preguntó-. A ver si adivinas lo que es.

Así, de pronto, pensé que sería sangre de algún animal diluida en agua, por el color, de modo que debí poner tal cara de asco, que enseguida me sacó de mi súbita náusea. Tenía ese don, su presencia y sus palabras siempre te tranquilizaban, contasen lo que contasen-

-Es jarabe de rosas- afirmó Sebastián.

Lo miré con rostro asombrado.

-¿Jarabe de rosas? –pregunté, entre extrañado e incrédulo-, ¿las rosas se beben?

-Sí –me contestó mi tío-. Se destilan sus pétalos, se cuecen con azúcar y luego se añade agua para beberlas, fría o caliente. Pero no creas que este jarabe se puede hacer con cualquier tipo de rosas, sólo con unas muy especiales que tienen un perfume muy intenso. Pruébalo.

ALCOLEA, ANA: El medallón perdido. Madrid. Anaya, 2009, (Espacio Abierto, 93), pp. 54-56.

 

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Mi madre

mi-madre1

Mi madre no sabía idiomas
pero era tan cariñosa…;
me decía que con empeño
puedes lograr cualquier cosa.

Mi madre no sabía idiomas
pero hablaba con las fresas,
me hacía ensalada rusa
y tortilla a la francesa. 

 

                González Ovies, Aurelio: Mi madre. Oviedo. Pintar-Pintar, 2010. Il. Job Sánchez

L’alimentació masai (Kènia)

 el-embrujo-de-chalbi

¡Socorro! –gritó Susana, despertándolos a todos.

Nadie tuvo que preguntar qué pasaba, pues era evidente lo que la había aterrorizado. Estaban rodeados de numerosos indígenas que los observaban con una mezcla de curiosidad y recelo.

Beatriz vio que estaban vestidos como Kamba, el joven que las había salvado del león. Las mujeres tenían el pelo rapado al cero, y sus brazos estaban cubiertos con filas de anillas de cobre. Los hombres llevaban collares de cuentas de colores y voluminosos pendientes, y estaban armados con escudos, lanzas, sables y cuchillos. Un rebaño de bueyes, vacas y ovejas acompañaba a la tribu.

Los indígenas traían consigo numerosos barriles que contenían leche.

-Masai –dijo Boranto-. Tribu más tem-mida en Kenia. Fue-ertes, muy fue-ertes.

El masai más anciano, un indígena de piel acartonada por el sol y surcada de arrugas, se destacó del grupo, se golpeó el pecho con la empuñadura de cuero de la lanza y dijo, con voz tonante:

Olaiguenani.

-¿Qué ha dicho? –preguntó don José.

-Él jefe, líd-der, daktari –dijo Boranto.

-Dile que necesitamos ayuda –lo conminó don José.

-¡Pero mí no hab-blar masai, daktari!

-Quizá él hable suajili. Anda, díselo.

 

Claudín, Fernando: El embrujo de Chalbi, Madrid, Anaya, 2004, (Espacio Abierto, 109), pp. 41-44.

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Poesia.com

Poemes boníssims

Recull de poemes presentats en quatre blocs: bestials (animals), naturals (elements de la natura), boníssims (aliments) i de Nadal. Els poemes es poden escoltar, llegir i imprimir i van acompanyats d’una petita animació. Entre els autors destaquen Miquel Martí i Pol, Josep Carner, Miquel Desclot, Lola Casas…

Com comportar-se a taula

 

Comportament a taula

Comportament a taula

A taula

No et repanxoles a taula
com si estigueres al llit.
Jo et desitge…
Bon profit!

Amb ganivet i forqueta,
sense xuplar-se cap dit.
Jo et desitge…
Bon profit!

Mastega de forma lenta
sense sorolls ni bufits.
Jo et desitge…
Bon profit!

Empra el tovalló a la taula
i no el faces un bolic.
Jo et desitge…
Bon profit!

Poema “A taula (Poemes de butxaca)

GIRBÉS, Fina (2009): Poemes de butxaca. Alzira: Bromera. El Micalet Galàctic, 143. Dibuixos de Montse Ginesta, pp. 48

La cuina i l’amor

Mª Rosa Serdio,  Cocinando amor 

Mª Rosa Serdio

Mª Rosa Serdio

COCINANDO AMOR

En la calle de la Oliva,
esquina a calle Limón,
vive una princesa negra
con corazón de algodón.

A las cinco de la tarde
sale a jugar con el sol
y, en cada día de lluvia,
entona en clave de amor.

Tiene las manos de hada,
cocina que es un primor
platillos llenos de estrellas
y postres tul ilusión.

Ha pasado una mañana,
y no sé cómo pasó,
que un caballero la viera,
que un caballero la vio.

También lo vio la princesa
y un ojito le guiñó.
Desde entonces, él cocina
y ella le habla del sol.

En la calle de la Oliva,
esquina a calle Limón,
viven dos enamorados
con el corazón en flor.

Serdio, Mª Rosa (2007)