Cuando llegó hasta Jesús la noticia de la muerte de Juan bautista, se alejó en una barca a un lugar apartado para orar. Al desembarcar vio que mucha gente le estaba esperando para escucharle y pedirle que les sanara.
Los discípulos le dijeron:
-Maestro, despídeles. Es ya tarde y estamos muy lejos. Que puedan ir a sus aldeas a por alimentos.
Jesús les dijo:
-No hace falta que se vayan. Dadles vosotros de comer.
Pero ellos no tenían nada más que cinco panes y dos peces.
Jesús dijo:
-Traed los panes y los peces.
Después dijo a todos los presentes que se sentaran en la hierba. Tomó los dos cestos con los panes y los peces. Y alzando los brazos al cielo, los bendijo y partió los panes. Se los dio a sus discípulos para que los repartieran entre todos. Y por más que repartían, nunca se acababan.
Todos comieron hasta saciar su hambre. Los discípulos recogieron las sobras en doce cestos, que quedaron completamente llenos. Y eran más de cinco mil personas las que habían comido.
(Mateo 14, 13-26, Lucas, 9, 10-17, Juan 6, 1-15).
La Biblia de los Jóvenes (2001): Nuevo Testamento, Madrid, Espasa-Calpe, p. 52.