LUNA DE SENEGAL
De Agustín Fernández Paz. Il.: Marina Seoane
Anaya, 2009 (Sopa de Libros, 137)
Anabel Sáiz Ripoll
“Luna de Senegal” es uno de los últimos títulos del autor gallego, Premio Nacional de Literatura, cuyo título original es “Lúa do Senegal”. La traducción la ha realizado Marina Soto.
El libro se destina a los niños desde 10 años y nos narra las vivencias, aspiraciones, anhelos, deseos, miedos y desazones de una joven niña senegalesa, Khoedi, que ha tenido que abandonar su casa en Senegal, en compañía de su madre y de su hermana, para reunirse con su padre, en Vigo, donde lleva varios años trabajando. Para la niña supone un choque cultural y emocional muy grande dejar su aldea natal, sus costumbres, su colegio y sus amigas y conocer una ciudad brumosa, como Vigo, en donde el sol no es igual que en Senegal ni nada le recuerda la tierra que dejó, aunque sí hay una cosa, la luna; la luna, por suerte, es la misma y a ella explica la pequeña sus cuitas y temores como si el satélite nocturno pudiera ampararla.
Khoedi y su hermana Naima llaman a Vigo El País de las Ausencias porque carece de todo lo que tenía su pueblo, Ziguinchor. No obstante, Khoedi es una niña animosa que tiene curiosidad y quiere conocer el nuevo mundo y tender puentes entre lo que dejó atrás y lo que la aguarda. Además, se alegra porque sus padres y ellas dos pueden estar, al fin juntos, y conoce la historia que tuvo que vivir su padre, llena de peligros y angustias, para conseguirles un futuro mejor.
Khoedi echa de menos a su abuela, Mamá Feriane, que ya murió, aunque nota su presencia por todas partes. Su abuela le contaba cuentos hermosos de todas las cosas. Este rasgo lo ha heredado la niña que, sin saberlo, recoge la herencia de la abuela y es capaz de contar los relatos más curiosos a su hermana y a todo aquel que quiera escucharla: “No sé como explicarlo bien- nos dice- . Es como si tuviera una caja con hilos para tejer historias. Mezclas varios hilos y te sale un cuento que se parece a otros, pero que es distinto. Depende de cómo lo hayas tejido; y de los hilos que hayas empelado, claro”.
El relato tiene doble persona narrativa, por un lado la propia Khoedi, cuando se dirige a la luna y, por el otro, el narrador cuando, en tercera persona nos va explicando los avatares y las ilusiones de la familia.
“Luna de Senegal” nos habla de lo duro que es emigrar y dejar la tierra propia atrás, pero también de la fuerza y la esperanza que tienen los emigrantes cuando llegan a su nueva patria. Alude también a ciertas situaciones de racismo e incomprensión, pero, por encima de todo, late la esperanza en el futuro, simbolizado por la foto que toda la familia se realiza juntos, al fin.
Khoedi llega en verano a Vigo y se pasa todo el verano temiendo el primer día de clase, hay alguna otra niña senegalesa que lleva más tiempo en Vigo que la asusta y, a la vez, la ayuda presentándole nuevas amigas (la mayoría de distintas procedencias). Al final, para Khoedi ese primer día de clase es una puerta abierta a la esperanza y la constatación de que el futuro puede ser bueno en Vigo, sin olvidar el Senegal.
En “Luna de Senegal” hay un símbolo importante, que son la semillas de baobab que la niña lleva a Vigo y que planta en una maceta con la esperanza de que algún día crezca y pueda plantarlo en uno de los parques de la ciudad gallega. Al fin y al cabo, como comenta la niña: “Tal vez, el único país que importe de verdad es el que acabamos construyendo con las personas que queremos”.