EN CASA DE… MERCEDES NEUSCHÄFER-CARLÓN
Por Anabel Sáiz Ripoll
Mercedes Neuschäfer-Carlón, como sabemos ya, es una escritora ovetense, aunque afincada en Alemania desde que se casó con el profesor y Doctor Hans Neuschäfer, hispanista de reconocido prestigio. Mercedes empezó a escribir en Alemania para los hijos de los emigrantes españoles, con el fin de ayudarles a tener textos propios y estimularles la lectura.
Su obra, amplia y atractiva, merece atención por su calidad y por su temática. Por eso, hoy nos acercamos a su casa, a su espacio vital, para que sea la propia escritora quien nos hable de sus proyectos, de sus ilusiones o de sus ideas. “Yo vivo habitualmente en Saarbrücken, la capital de la autonomía del Saarland –nos dice enseñándonos su casa-. Está en la frontera francesa y es una ciudad universitaria de unos doscientos mil habitantes. Tiene muy bonitos alrededores con bosques y lagos.”
La casa del matrimonio Neuschäfer-Carlón está situada en las afueras, en un barrio tranquilo y relativamente cerca de la universidad. Andando por el bosque se llega en unos veinte minutos. Todo el frente de la casa es una gran terraza. Desde ella se ve hasta muy lejos un valle con algún pueblecito y también una pequeña montaña cubierta de árboles, cuyas hojas, en otoño, la estación en la que estamos, cobran maravillosos colores. La parte de atrás de la casa da a un camino con muchos árboles. Y, desde su jardín, por una puertecita se sale directamente al bosque.
Mercedes nos muestra su salón, un espacio ancho y acogedor, cuya pared más larga, como no podría ser de otra manera, aparece cubierta de libros, a los que se añaden CD y discos. A propósito de la música dice: “No sé bien por qué; pero me gusta más poner y escuchar discos que CDs. La música ha tenido una gran importancia e influencia en mi vida. Escucho con el mismo gusto, aunque de distinta manera, la música clásica que la buena moderna ‘pop’. Sobre todo de música sudamericana. Tanto la de mucho ritmo como la bonita sentimental”. En otra parte del salón observamos sus libros, publicados en las distintas ediciones y traducciones. “Bueno, no quiero presumir –dice-, pero la mayoría están en castellano, mi lengua”. Cuando le preguntamos por ellos nos cuenta que: “Sobre mis libros te diré que, pienso, son bastante distintos. Sin embargo en todos ellos parece que se nota un afán de verdad y un buscar que, además de que gusten e interesen a sus lectores, les aporten algo. El que a veces lo haya conseguido me lo confirman algunos lectores que, después de los años, recuerdan éste o aquel libro y dicen que les ha marcado.”
Siempre resulta interesante ver dónde escriben los autores. En el caso de Mercedes Neuschäfer-Carlón lo hace en otra habitación, “donde están el ordenador y bastantes libros y manuscritos –añade-. Y, he de confesar, bastante desorden también. El ordenador y yo no nos entendemos muy bien, así que mis originales los escribo siempre a mano. Además así me parece más inmediato. Luego naturalmente he de pasar lo escrito al ordenador si quiero enviarlo”
Acerca de si piensa que en su país se la conoce bien nos explica que: “Cuando estoy en España, visito algún colegio o instituto donde se han leído libros míos y es muy bonito para mí conocer la reacción de mis lectores. Especialmente me emocionó hace poco la de las chicas de quince, dieciséis años de un colegio privado de Marbella con dirección religiosa que habían leído La primavera no reía. El conocer un mundo que no habían vivido de forma auténtica, ver cómo entonces se jugaba, se vivía, se soñaba, cómo era el amor… Al parecer, después de mi visita, lo comentaron mucho…”.
En cuanto a sus proyectos literarios, la escritora nos explica con entusiasmo que: “¿Proyectos? Tengo algún manuscrito aún sin publicar que me parece merecería la pena dar a conocer. Y también me gustaría reeditar algún libro ya agotado por el que la gente pregunta. Últimamente hay interés por La acera rota y por Mefi, Sata y Monio, un precioso álbum con impresionantes ilustraciones publicado en Lumen y que gusta especialmente a los chicos. Algo que sería importante para mí será dar a conocer la segunda y tercera parte de Tras los muros”. Este libro ha tenido varias ediciones, también en alemán. La última fue en la colección Alfaguay de Alfaguara. Allí me hubiera gustado publicar esas segundas y tercera partes que fui escribiendo con mucha ilusión. Creo, que, además de ser emocionantes y divertidas, van a hacer pensar un poco a los chicos sobre algunas cosas. La relación entre Hugo, un chico de estos tiempos y Adalberto, el espíritu que sabe de otros y que además puede vivir sin cuerpo, me pareció que tenía grandes posibilidades. Lo malo es que esa colección Alfaguay dejó de existir y he de ver ahora donde podré presentar esa ya completa trilogía.
“Algo que también me gustaría mucho publicar–sigue contándonos- es mi novela, ésta decididamente para adultos, sobre un grupo de chicas estudiantes en el Madrid de finales de los años cincuenta. Cómo pensaban o cómo tenían que pensar las mujeres de esa generación; cuáles eran sus sueños, sus aspiraciones, sus posibilidades de realizarlas… También trata de su relación con el otro sexo. Mientras que todo esto está visto desde el punto de vista de entonces, tiene unos capítulos finales situados en los últimos años del siglo XX. En un reencuentro de aquellas chicas, se puede saber lo que ha sido de ellas, que, desde una distancia crítica, enfocan esa época. La novela es triste en parte; pero, en parte también, muy divertida. He leído algunos capítulos a mis estudiantes de la universidad alemana, jóvenes de hoy, y el interés que despertó fue enorme. Pienso que también en España ha de despertarlo. Y tanto entre las que más o menos vivieron esos tiempos como en las de hoy. También a los hombres va a interesarles”.
Ya casi para acabar nos confiesa que sus ilusiones son: “En plan personal pienso que las de cualquiera: tener salud. Relativa al menos. Tener el cariño de la familia y de los amigos. Y, de vez en cuando, alguna alegría. Como escritora me gustaría seguir en contacto con chicos y profesores a los que gusta e interesa lo que yo escribo. Y que, cuando yo ya no viva, éste o aquel libro mío siga viviendo.
Al menos en la mente o en el corazón de algún lector”.
Contemplamos con calma, una vez más, la habitación que nos acoge y aún podemos comentar que en sus estanterías se encuentran distintas colecciones de revistas, antologías y libros de arte. Hay, por otro lado, una pared reservada para los cuadros: “que nos gustan –explica-. Originales o alguna buena reproducción.
No querría tener una casa elegante. En cambio sí cómoda, alegre y luminosa.”
Antes de despedirnos y agradecerle su amabilidad, le preguntamos, cómo no, sobre su opinión acerca de la crítica literaria por Internet, acerca del trabajo que hace “Pizca de Papel” y así responde: “Si bien, a mi parecer, un libro real no puede ser substituido por uno virtual, las revistas virtuales sí que me parecen de gran utilidad como fuente de una información a la que se puede llegar de forma rápida y barata y estar así al tanto de la actualidad. Aunque no conozco datos, pienso que deben ser más leídas que las de papel. Así que estaré muy contenta si Pizca de Papel recoge esta entrevista”.