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Platero y yo

En la Navidad de 1914, ediciones de La Lectura, de Madrid, publicó en la colección Juventud Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez. No se trata de un libro estrictamente infantil, aunque los niños se lo han apropiado, como tantos otros clásicos. El propio autor afirmaba que los niños podían leer de todo, con las consabidas excepciones y añade, en la advertencia que incluye en su edición de Platero y yo, sabedor de que su lectura se orientaba hacia el público infantil: “… no le quito ni le pongo una coma”.

Juan Ramón Jiménez

Juan Ramón Jiménez

 

Juan Ramón Jiménez suele calificarse como un poeta difícil, pero de fina sensibilidad. Destinaba sus obras “a la inmensa minoría” y buscaba siempre la perfección. El poeta andaluz fue galardonado en 1954 con el Premio Nobel de Literatura, como escritor “soñador e idealista”.

Para Juan Ramón, que fue un aristócrata del verso, el arte es algo selecto que ha de orientarse a la perfección, la cual se logra, no con artificios, sino empleando palabras sencillas y naturales. El poeta fue un artista exigente consigo mismo y con los demás.

Este andaluz universal, tuvo una salud delicada, presidida por distintas crisis espirituales. Sus inicios pueden calificarse de modernistas, aunque no con un Modernismo rutilante, sino con ese otro Modernismo más íntimo y sobrio, muy en la línea de Bécquer. Precisamente a esta primera etapa corresponde el libro que hoy estamos recomendando

Platero y yo, subtitulado “Elegía andaluza”, puede calificarse de poema en prosa, ya que contiene un ritmo y una candencia que así lo atestiguan. Se trata de un libro traducido y publicado en varios idiomas. Es un texto que ha sido muy empleado en los colegios de este país para introducir a los niños en la lectura. Los que ya tenemos unos años, aprendimos, en las páginas de lecturas escolares, a amar a este borriquillo suave como el algodón.

La obra, organizada en 138 breves capítulos, mantiene un breve esquema argumental, la amistad del poeta con el borriquillo de Moguer. No obstante, es mucho más que eso, porque, gracias a estos cuadros poéticos, el poeta refleja sus propias vivencias, su mundo íntimo, tan delicado y profundo, sus anhelos, sus pesares. Juan Ramón llena de poesía cualquier elemento y nos ofrece un retablo poético lleno de ternura, melancolía y nostalgia. No es un libro alegre Platero y yo, sino que es un texto reflexivo, sobrio, cuajado de añoranza. No obstante, la presencia del borriquillo ha hecho que se destine a los más pequeños. No nos parece mal, no obstante, ha de haber un adulto cerca para orientarlo, para hacerle entender algunas escenas, para ayudarlo a adentrarse en el mundo en donde la vida y la muerte van de la mano, porque Platero muere y eso hace que el delicado entramado que ha tejido el poeta sufra un hondo revés.

 Cabe añadir una particularidad conocida de todos y es que Juan Ramón no empleaba la letra “g” cuando se refiere al sonido “j”. Conviene explicárselo a los niños antes de iniciar la lectura.

Hay muchas ediciones del texto. No obstante, la de la Editorial Juventud, publicada en este mismo año 2010, se muestra respetuosa con el original, no adapta el texto y no pone intermediarios entre Juan Ramón Jiménez y los lectores. Añade, eso sí, el matiz importante de las ilustraciones, a cargo de Jordi Solano, quien, en blanco y negro, con tonos grises, va reproduciendo ese clima evanescente que describe Juan Ramón Jiménez. Gracias a Platero y yo penetramos en el ambiente sereno de un pueblo marinero, lleno de luz, de colores. Por lo tanto, Jordi Solano hace bien en no cargar sus ilustraciones, ya que las palabras de Juan Ramón están suficientemente coloridas para que el lector imagine el escenario o lo intuya. Interesa destacar también la reproducción que hace el poeta del habla andaluza, con su especial cadencia.

Platero y yo, en suma, es un libro que contiene historias sencillas, historias cotidianas de Moguer. Juan Ramón, con una especial mirada, convierte los aspectos cotidianos en trascendentes. La metáfora y la poesía hacen de este texto un auténtico festín para la sensibilidad.

I la mort em parlava

I la mort em parlava,

Noemi Bagés, Barcelona, Barcanova, 2006 

Anabel Sáiz Ripoll 

I la mort em parlava, de Noemi Bagés, és una novel·la que té tots els ingredients per agradar a tots els lectors, joves i grans. Barreja diferents històries amb un gran domini de la narració i una molt bona trama.

El relat és emocionant i ens presenta a diferents personatges que, pel destí o l`atzar, acaben trobant-se. Ara bé, el pes de la narració el porten Olga i la seva filla, Txell. Olga és una metgessa reputada, especialitzada en oftalmologia, que, malgrat el seu èxit professional, no té una vida fàcil. Per una banda, la relació amb la seva filla no passa pel seu millor moment i, per altra banda, arrossega l`angoixa per la desaparició del seu marit, un periodista, que la va deixar d`una manera sobtada. Olga i Txell viuen a Tarragona, on s`han traslladat per motius de feina i, encara que a la filla no li fa cap gràcia, coneix a en Arnau, un company de classe que pateix per la incomprensió de la seva mare i viu amb el seu pare, Joan.

La novel·la ens presenta aspectes de novel·la negra, amb tota la investigació al voltant de la desaparició de l`Òscar Dalmau, el periodista marit de l`Olga, qui realment no va morir, encara que aquesta part del relat, potser millor que la descobreixi el lector.

El passat ve a retrobar l`Olga que, per fi, pot recompondre el puzzle de la seva vida i, amb ella, la pròpia Txell.

Noemi bagés descriu molt bé els personatges, s`endinsa en aspectes psicològics i emocionals i fa que entenguem tots els punts de vista, gràcies a una mena d`empatia que el lector estableix amb l`Olga, amb la Txell, amb l`Arnau i amb el Joan, son pare. Compadim a l`Olga, tancada en un turment que l`ha portada quasi a la pròpia destrucció; entenem a la Txell, en plena adolescència; entenem al Joan, separat i aclaparat per la seva ex muller que no ha deixat en pau a l`Arnau qui, de mica en mica, va trobant el seu camí.

És una història de misteris, de secrets, de relacions personals, d`amors i d`odis; una història amb un bon ventall de registres que manté el seu interès fins el final… i molt més enllà doncs es tracta d`una història amb un final obert.

Noemi Bagés, professora de llengua i literatura, entén molt bé la psicologia dels adolescents, se sap posar a la pell dels diferents personatges donant-li realisme a la novel·la.

Per altra banda, els aspectes espacial i temporal estan molt ben treballats i l`estructura és com una mena de cercle que es va, progressivament, tancant. Cal afegir que l`acció succeeix a Tarragona i que les descripcions de la ciutat són, també, prou atractives.

En definitiva, I la mort em parlava ens fa veure que, malgrat tot, sempre podem trobar un perquè i un motiu pel qual lluitar, malgrat que la vida de vegades es posi molt complicada.

L`escriptura, a Ràbia, de Sierra i Fabra

Encara que no sigui una ressenya, ens pot donar moltes pistes. Són consells per escriure:
1. Al escribir, uno recuerda que “está” vivo, y que eso es un privilegio
2. No escribir, para muchos de nosotros, es morir
3. Escribir es una forma de supervivencia
4. Si no escribiese todos los días, uno acumularía veneno, y empezaría a morir, o a desquiciarse, o las dos cosas.
5. Uno tiene que mantenerse borracho de escritura para que la realidad no lo destruya
6. Una hora de escritura es un tónico
7. Si dejo de escribir un sólo día, me pongo inquieto
8. Sabio es el escritor que coconoce su inconsciente
9. Cuando la muerte reduce la marcha de otros, uno tiene que preparar de prisa un trampolín y saltar de cabeza a la máquina de escribir
10. El primer deber de un escritor es la efusión: ser una criatura de fiebres y arrebatos
11. En la rapidez está la verdad. Cuanto más deprisa escriba, más sincero seré
12. Escribo todas mis novelas en un chorro de pasión deliciosa
13. Hay escritores que tardan años en dar con la historia original que llevan dentro; otros apenas unos meses

Homenatge a Rafael Alberti

Port de Salou a la tardor

Port de Salou a la tardor

El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!

¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?

¿Por qué me desenterraste
del mar?

En sueños, la marejada
me tira del corazón.
Se lo quisiera llevar.

Padre, ¿por qué me trajiste
acá?

De: Marinero en tierra,
RAFAEL ALBERTI

Nota: la poesia és un gènere encara considerat minoritari que s`ha de treballar més amb els nostres joves, a classe, però no per fer comentaris, sinó per sentir el vers, com aquests tan coneguts, i tan bonics, del poeta de la Generació del 27, que aviat farà 10 anys que ens va deixar.

Mujercitas

mujercitasMUJERCITAS,
DE LOUISA MAY ALCOTT, Barcelona, Lumen, 2004

Anabel Sáiz Ripoll

¿Quién no ha oído hablar de estas cuatro mujercitas, Meg, Jo, Beth y Amy? ¿Quién no ha visto alguna versión cinematográfica? Es más, seguro que muchos recuerdan a K. Hepburn interpretando a la indómita Jo.
Del libro que hoy reseñamos se han hecho muchas versiones; pero ésta es la definitiva puesto que se trata de la versión íntegra que comprende los dos títulos de la obra, “Mujercitas” y “Aquellas mujercitas” tal y como su autora quiso que se leyesen.
A lo largo de más de 700 páginas el lector disfrutará, sufrirá, se enamorará, tendrás nuevas experiencias y crecerá de la mano de estas niñas que pasan de la infancia a la adolescencia y de ésta a la incipiente madurez, acompañados por unos padres y un entorno propicio, aunque no siempre fácil. Beth, la más tierna de todas, muere muy joven y ése es el episodio más dramático de la obra. Muchas son las lecciones morales que se desprenden de la novela.
Louisa May Alcott nació en Germantown, Pensilvania, el día 29 de noviembre de 1832. Es autora de libros también conocidos como “Bajo las lilas”, “Hombrecitos” y otros más. En Jo refleja mucho de lo que fue su vida puesto que Jo, como ella, es la escritora, la chica que no quiso someterse, que luchó contra los prejuicios. Meg es la hermana mayor, muy sensata, una chica afable, quien se casa primero de las cuatro. Amy es la pequeña, una niña pizpireta, que nos hará reír con sus ocurrencias y que nos sorprenderá cuando se convierta en una espléndida mujer. Jo, ya lo hemos dicho, es la más rebelde de las cuatro, pero también la que más sufre, la más tierna por dentro. Acaso la preferida de quien esto escribe. Y Beth es el ángel del hogar, quien da todo sin esperar nada a cambio. Por supuesto otros personajes las acompañan, los padres, el Sr. y la Sra. March; Laurie y demás. Todos forman, cuando acabamos de leer el libro, parte de nuestra propia familia y, es más, en muchos de nosotros, estos nombres ya son parte de nuestra propia identidad.
El libro, pese a lo que pudiera parecernos, no ha perdido ni un ápice de frescura; es más, pese a los más de 150 años transcurridos desde su publicación, la obra sigue conteniendo toda su frescura y todo su encanto… y no sólo para niños y jóvenes, sino para cualquier edad.
A Gloria Méndez debemos esta magnífica traducción y un prólogo breve, pero condensado. “Mujercitas” no es un libro ñoño, esta versión, al menos, no lo es porque no reduce, como en otras ediciones, parte del original, porque respeta la voluntad de su autora. En otras versiones se eliminaron pasajes enteros y con su supresión el texto quedó desvirtuado y, a menudo, muy edulcorado. La edición que reseñamos no peca de estos defectos, puesto que se divide en dos partes y en 47 capítulos. Auguramos al lector una lectura deliciosa.

El Conde de Montecristo

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EL CONDE DE MONTECRISTO, 2 vols
DE ALEJANDRO DUMAS, Anaya, Tus Libros,1990
Anabel Sáiz Ripoll

Uno de los libros más conocidos de Alejandro Dumas es El Conde de Montecristo . Releer este clásico supone volver a la juventud, a la adolescencia y entrar de lleno en un mundo donde todo es posible. Sin duda es uno de los libros más leídos, que nos atrapa desde el principio y que sigue interesando a los lectores de todos los tiempos. Personajes, situaciones extremas, descripciones insólitas, muertes súbitas, resurrecciones… hacen de él un libro del que no se puede prescindir.
Alejandro Dumas, hijo (1802-1870), es un escritor de pluma rápida y eficaz, que escribió de manera convulsa, por decirlo así, y nunca se tomó la molestia de releer lo que escribía. No le interesaba volver hacia atrás, porque a él lo único que le movía era la peripecia de sus personajes y entregar fielmente los capítulos de sus obras a las revistas que le pagaban por ello. A menudo escribió en colaboración con Auguste Moquet, aunque se habla poco de ello, pero la obra que nos ocupa es un ejemplo de esta colaboración literaria.
El Conde de Montecristo apareció por entregas entre agosto de 1844 y enero de 1846 en el “Journal dels Débats”. Su primera edición ocupa 18 volúmenes y su éxito fue inmediato.
Se estructura el libro en tres partes que responden a los tres escenarios básicos:
1. Marsella, donde Dantès es condenado de por vida en una mazmorra de la que escapa de una manera rocambolesca.
2. Roma: Dantès es ya el Conde de Montecristo y comienza a dar muestras de su poder.
3. París: Montecristo se venga sistemáticamente de los tres hombres que lo acusaron y los hunde en la absoluta miseria (uno se suicida, otro se vuelve loco y el tercero lo pierde todo). No en balde dicen que la venganza es un plato que se sirve frío. Buena prueba nos da Dantès de ello.
La novela es una aventura continua, llena de peligros, encuentros, naufragios, fugas, ejecuciones, traiciones, envenenamientos, contrabandistas, bandoleros… Todo anima y todo causa asombro. Por otro lado, se expone la vida cotidiana de mediados del S. XIX –con el telón histórico de fondo- y se une muy bien con el plano ficticio.
Dantès se supera a sí mismo y, como un Dios severísimo, da y arrebata, ayuda y pone trampas. Dantès es el juez supremo de los que lo han perseguido y es quien culmina, en nombre de la Providencia, su venganza.
Edmond Dantès es una figura romántica, traspasada de algo irremediable, de misterio, de tristeza, de rabia, de pena. Es implacable, no perdona; aunque, hacia el final, se atreve a dudar y regresa de nuevo a su lugar de encierro para buscar, en el Castillo de If, una señal y la encuentra o así lo cree él y piensa que su comportamiento ha sido el adecuado.
Montecriso es o muy generoso o muy despiadado. Acaba con Fernand, con Villefot, con Danglars y lo hace de manera sistemática, paladeando los momentos, sin prisa, pero sin pausa. Sin embargo, una vez se excede y pierde al pequeño Edouard, lo cual hace que se tambalee, aunque no desbarata sus proyectos. Todo lo puede gracias a su inmensa fortuna, conseguida por un azar en la isla de Montecristo.
Cabe añadir que cuando ayuda lo hace sin medida, con Mercedes, con su padre, con Faria –el origen de su fortuna-, con Haydea, los Morrel, Emmanuel, Valentine y acude a algo que considera lo esencial: el dinero, que reparte de forma pródiga, a manos llenas.
En el libro quizá lo que menos interesa esta vez es el estilo porque Dumas nos lo hace olvidar ya que nos tiene pendientes de sus diálogos, de las descripciones, de la continua pasión con que suceden todos los episodios. Es un libro sin medida, de contrastes, exagerado hasta la saciedad, pero con ese encanto de las grandes aventuras inimaginables e irrealizables.
El Conde de Montecristo ha servido de inspiración para cineastas y guionistas y varias son las versiones que se han llevado a la gran pantalla y también a la televisión. El propio Arturo Pérez Reverte, en La Reina del Sur le rinde un homenaje haciéndolo libro de cabecera e inspiración de la protagonista.

Del incierto encuentro entre Don Giovanni y Turandot

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DEL INCIERTO ENCUENTRO ENTRE DON GIOVANNI Y TURANDOT
DE DIMAS MAS, Bilbao, Verbigracia, 2004 (Perspectivas)

Anabel Sáiz Ripoll

La novela de Dimas Mas “Del incierto encuentro entre Don Giovanni y Turandot” que, aunque protagonizada por un chico de 16 años, no sabríamos decir si es propiamente literatura juvenil ya que supone, por parte de su autor, un ejercicio de estilo arriesgado y un planteamiento difícil y novedoso.
El relato está escrito en primera persona aunque no se trata de un discurso retrospectivo, sino que el protagonista va reflexionando mientras le suceden los acontecimientos; esto es, no cuenta las cosas pasadas, sino las cosas presentes y paralelas a su pensamiento; de ahí que muchas veces sea un discurso complicado, muy cercano al fluir de la conciencia y complicado de seguir porque el pensamiento, casi siempre, va más deprisa que la mano y es imposible retenerlo en un puñado de hojas.
Onésimo Recio Bobadilla –Boba para los amigos y Nesi para su madre- es un chico que podríamos calificar de conflictivo. Suponemos que cursa 4º de ESO y que repite, porque así nos lo deja entrever. Es un muchacho expedientado en múltiples ocasiones y resabiado de la vida. Parece que esté de vuelta de todo, aunque, realidad, no tiene ni idea de la vida; esa es la paradoja de la adolescencia que retrata, tan descarnadamente en este libro, Dimas Mas.
Se inicia el libro en septiembre, con el principio de un nuevo curso y la desgana de Bobadilla que lo observa todo con displicencia. No le gustan los profesores, los cuestiona, los humilla, los veja continuamente; no le gustan sus padres, es incapaz de entenderse con ellos, sobre todo con su madre; no se lleva bien con sus compañeros y persigue un sueño: conquistar a Angélica, la chica más lista del instituto, la más hermosa y la más esquiva.
El relato llega hasta las Navidades que son las peores para Onésimo, ya que sus padres descubren que ha estado viendo videos porno –eso para su madre es una sacudida emocional que la conmociona- y porque descubren que ha tenido relaciones íntimas con su tía Amparo, la hermana de su madre. Todo eso es motivo de escándalo familiar, aparte de que ha sido acusado de robarle dinero a la profesora de matemáticas y ha agredido al padre de una antigua novia suya, que lo amenazó a la salida del instituto.
La novela es muy dura en algunos momentos, aunque Dimas Mas ha diseccionado el pensamiento de un chaval de 16 años, que no encaja en su mundo, que se siente solo, que no encuentra la paz y que lucha por entenderse a sí mismo, aunque no lo consigue. De ahí el título del libro, ya que a Onésimo le gustó (o al menos le interesó) la ópera de “Don Giovanni” de Mozart y él, a sí mismo, se ve como ese Don Juan conquistador y castigador (incluso en una fiesta de disfraces se disfraza del personaje), aunque topa con la realidad y no sabe muy bien a qué carta quedarse. Todo para él es incierto, menos lo que puede ser su tabla de salvación: Angélica, quien, como se lee en la solapa del libro, es la verdadera “dama de hielo” pucciana, la verdadera Turandot.
El libro está escrito con soltura, siguiendo la jerga juvenil, lleno de vulgarismos, de palabras malsonantes, de palabras soeces, incluso; aunque así nos deja entender mejor, o intentarlo, el alma de un adolescente atormentado.

Querida Alejandría

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Querida Alejandría
De María García Esperón,
Grupo Norma Editorial, 2007
Anabel Sáiz Ripoll

Querida Alejandría es un relato epistolar escrito con exquisita sensibilidad, ya que María García Esperón maneja una prosa llena de sentimiento, cercana a la poesía para desgranar todas las vivencias e inquietudes de un personaje histórico, poco conocido, como es Cleopatra Selene. La fama de su madre, la gran Cleopatra eclipsó a su hija y le robó la identidad que, de alguna manera, le devuelve María García Esperón en esta libro, que ha sido distinguido con el Premio Norma-Fundalectura 2007.
Tras la caída de Alejandría en manos romanas, Marco Antonio y Cleopatra se suicidaron para no aparecer derrotados ante la gran Roma, pero sus hijos sobrevivieron y, pese a que fueron muy bien tratados por Octavia, la esposa de Marco Antonio y hermana del emperador, no dejaron de ser rehenes dorados que tuvieron que desfilar de una manera humillante ante el pueblo romano envueltos en cadenas, de oro, eso sí; pero cadenas al fin.
Cleopatra Selene escribe cinco cartas conmovedoras a su ciudad, Alejandría, “porque te extraño, te sueño y reconstruyo tus calles y tus fragancias y los gritos de tus vendedores y tu lengua sorprendida en la encrucijada de los dioses”. Cada una de estas cartas constituye un capítulo que empieza con las cinco letras primeras del alfabeto griego y no es por azar, sino porque María García Esperón quiere recordar, de esta manera, los cinco distritos en que se dividía Alejandría; mejor dicho, quiere recordarlo Cleopatra Selene.
Gracias a estas cartas vemos un alma sensible, instruida y culta que añora su patria, que recuerda a sus padres y que a veces se deja llevar por el fatalismo de su destino, aunque también siente ilusión como cuando la destinan a Juba, otro hijo de rey desposeído, con quien reinará en la Mauritania romana, favoreciendo un oasis de cultura y de paz en esa tierra afrricana.
Cleopatra habla de las costumbres romanas, escribe acerca de sus hermanos, ve con preocupación, desde el presente, cómo lo que ocurrió en Alejandría estaba cantado; tiene palabras de piedad para sus padres y para ella misma. Escribe en primera persona del singular y siempre se dirige a un tú, en ese caso una ciudad que se humaniza gracias al apóstrofe continuado que emplea la autora.
De alguna manera Querida Alejandría es un relato alegórico que introduce a los lectores –jóvenes o no- en un mundo fascinante, que nos habla de la cultura egipcia y griega, con admiración, y que recuerda la fuerza romana y, sobre todo, al gran César, amante también de la madre de Selene. Las intrigas palaciegas por conseguir el poder hicieron que Selene fuese la última descendiente de los Tolomeos y, acaso, del propio Alejandro Magno. Habla de la debilidad de los gobernantes, de Octavio Augusto que enfermaba en cada batalla; de la crueldad de las guerras; de lo duro que es vivir fuera de la patria y de una serie de elementos que hacen de la novela un mosaico vivo y fascinante de una época que ya pasó, pero que aún sigue despertando fascinación y admiración entre el mundo.
El libro termina cuando Cleopatra y Juba contraen matrimonio y la joven princesa se despide de su ciudad, a la manera del Aleph borgiano, evocando todo lo que, en su ensoñación de recién desposada, cree ver y que le lleva a Alejandría, a sus gentes, a su futuro, a su destino: “…vi mi tumba junto al mar, monumento circular sin cesar labrado por el viento y, más allá de cordilleras y ríos salvajes…”.
Querida Alejandría es un libro que nos acerca a la historia antigua, de manera humana, viva y llena de riqueza. La autora, insistimos, emplea una prosa llena de cadencias, de ecos, que se paladea, que sabe a tierra, que sabe a río, que sabe a Alejandría.

La resistencia (Memorias de Idhún I)

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MEMORIAS DE IDHÚN (LA RESISTENCIA)
De Laura Gallego, SM, 2004

Anabel Sáiz Ripoll

Laura Gallego (Quart de Poblet, Valencia, 1977) es una escritora muy joven que ya está consolidando su peculiar forma de hacer literatura, un mundo propio, lleno de riqueza, de matices y de ilusión. Ganó el 1998 el premio Barco de Vapor con “Finis Mundi”, novela excelente que ya reseñaremos en otro momento, y volvió a hacerlo con “La leyenda del Rey Errante” en 2002, otro título sugerente y evocador. Entre sus otras novelas tenemos las “Crónicas de la Torre”, “El coleccionista de relojes extraordinarios”, “Las hijas de Tara” y “La hija de la noche”, que hemos reseñado recientemente en estas páginas.
Hoy nos ocupamos de las “Memorias de Idhún”, una obra ambiciosa, cuya segunda parte va aparecer en otoño. Aquí, en “La Resistencia”, Laura Gallego presenta un mundo fantástico, a caballo entre lo real y lo imaginario, donde hay cosas que, gracias a la magia, pueden ser posibles. Un grupo de seres viven en un espacio, entre la Tierra e Idhún, un espacio al que es difícil llegar y que se llama Limbhad. Son el príncipe Alsan y el mago Shail. De alguna manera están relacionados porque ellos son los que rescataron al último unicornio y al último dragón, que habían sido barridos de la faz de Idhún por Ashram, el nigromante, y los sheks, una terribles serpientes aladas. A estos se unen Jack, un joven al que han matado a su familia y no entiende el porqué, y Victoria, una muchacha con ciertos poderes para la magia. Juntos pretenden que Idhún, el mundo de los tres soles y las tres lunas, recobre su libertad; pero han de luchar contra el enviado de Ashram, Kirtash.
La novela es de una extensión considerable, pero de lectura muy atractiva porque no se limita a ofrecernos un mundo de magia, no, puesto que nos lo trae a la Tierra y une lo prodigioso con lo normal, al menos para los terrícolas. Y es que Jack y Victoria, aparentemente, son humanos y tienen –hasta que algo les sucede- la vida de los humanos.
“La Resistencia” presenta el punto de partida de esta serie, cómo son los personajes y su evolución ya que no son criaturas planas, al contrario. Todos evolucionan, hasta el malvado Kirtash acaba sufriendo una evolución extraordinaria, gracias a su parte humana, gracias al amor que siente por Victoria que, de alguna manera, lo transforma.
Laura Gallego, repetimos, construye un mundo en que es fácil pasar de Madrid o Alemania a otra dimensión, en que lo extraordinario convive con lo cotidiano, en que no es raro descubrir que hay seres que tienen una doble naturaleza, como le sucede a Alsan, aunque sin quererlo, o a Kirtash o a los propios protagonistas, Jack y Victoria, quienes
–y no lo desvelamos- son el verdadero icono de la Resistencia.
En definitiva, una novela deslumbrante (ya por su mera presentación exterior, puesto que la Editorial ha cuidado este extremo con mimo) que va acelerando el ritmo narrativo y concentrando en el clímax final una serie de respuestas que laten durante toda la novela.
“Memorias del Idhún” gustará mucho a los amantes de la literatura fantástica, pero, incluso, a los que no les interese ese tipo de literatura también interesará porque Laura Gallego crea un universo nuevo, sin dejarse el menor detalle, un universo lleno de sentimientos donde la ternura y el amor es importante, pero donde tampoco falta acción y superación de obstáculos, a veces personales, a veces externos.

MENSAJE CIFRADO

mensaje-cifradoMENSAJE CIFRADO,
DE MARTA ZAFRILLA,
SM, 2007

Anabel Sáiz Ripoll
Doctora en Filología

“Mensaje cifrado” fue Premio Gran Angular 2007. El premio, dotado con 100.000 euros, ha llegado a las 30ª edición y, en 2007, se presentaron 154 ejemplares. Marta Zafrilla (Murcia, 1982) es una jovencísima escritora que mantiene que “Al escribir no conviene perder de vista un detalle importante: que siempre hay alguien al otro lado, personas que están más allá de las páginas, pero que sienten tu voz y escuchan tu historia”.
“Mensaje cifrado” es una novela de intriga y de emoción protagonizada por un adolescente, Santiago, que es quien escribe la historia o recuerda los hechos que sucedieron y que aún no están cerrados del todo, porque pertenecen a un pasado muy cercano. “Mensaje cifrado” es, pues, una novela abierta que invita a que el lector supongo distintos finales.
A la muerte, de su abuelo, que se llama como él, Santiago recibe un legado extraño, el tablero de la oca del abuelo, un viejo tablero que ha pasado por mil batallas y del que el abuelo no quiso desprenderse jamás. Juntos pasaron tardes gloriosas jugando, tanto que Santiago, por su cumpleaños, decide hacerle un regalo especial: recoge toda la información sobre la Oca y, perplejo, comprueba, que entronca con el misterio de los Templarios y con el Camino de Santiago. Lo malo es que nunca se lo pudo leer al abuelo porque murió antes.
Junto al tablero de la oca hay un jeroglífico que Santiago interpreta poco a poco y le lleva a recorrer algunos de los escenarios del abuelo, que estuvo encarcelado durante la Guerra Civil en un pueblo del que ni quiere acordarse, pero al que su nieto vuelve buscando alguna explicación al enigma que le plantea su abuelo.
Santiago, cada vez más inquieto, no sabe con quién compartir sus pesquisas y lo hace con su amigo Ernesto, con el que lleva a cabo la aventura de su vida. En el cementerio de Canila, el pueblo de su padre, un panteón guarda un secreto asombroso del abuelo. Un secreto que no desvelamos, pero que conmociona a su nieto porque, empieza la novela, confesando que lo tiene debajo de su cama y acaba la historia volviendo a preguntarse qué hará con esos petates que esconden algo inquietante.
La novela se lee con creciente interés porque Santiago sabe motivar al lector e implicarlo en su propia peripecia. Destaca el cariño que este chico profesa a su abuelo y los deseos que tiene de respetar su memoria y su recuerdo, aparte de la frescura de sus comentarios e impresiones.
Su autora se siente muy feliz al haber ganado el Gran Angular y desea que sus lectores disfruten “con los enigmas, el misterio y los finales con sorpresa”.