Category Archives: Novel.la d`intriga

La misteriosa fragua de Vulcano

 

La misteriosa fragua de Vulcano,

Jorge M. Juárez,

Bruño, Madrid, 2011, Paralelo Cero, 69

En una época tan convulsa y apasionante para el país como fue el periodo de Felipe IV y el conde-duque de Olivares se desarrolla la novela La misteriosa fragua de Vulcano, de Jorge M. Juárez. El autor tiene la habilidad de convertir en novela aquello que fue historia y viceversa, hacer historia de lo que solo está en la ficción. Así, logra un relato lleno de aventuras, de lances y de intrigas.

Esta primera novela del autor está cuajada de aspectos que merecen el comentario y nuestra atención. Para empezar, consigue crear en el lector una gran expectación que va aumentando conforme el relato avanza. La trama se inicia cuando el pintor Velázquez se dirige a Italia, acompañado de algunos de sus discípulos, entre ellos Juan Bautista Martínez del Mazo quien, con el tiempo, llegaría a ser un pintor reputado y el yerno del propio Velázquez, aunque ésta es ya otra historia. Viajan en una galera acompañados del gran Spínola, el héroe que logró pacificar Holanda. La travesía está al punto de fracasar por un abordaje que sufren y que los pone sobre aviso de ciertas maniobras pocos claras. Por si fuera poco, en España, el padre de Juan Bautista, herrero de profesión, es acusado ante el Santo Oficio por tener sueños premonitorios. De una manera rocambolesca consigue salir de la cárcel –el episodio está admirablemente resuelto- y acaba galopando, herido, hacia Italia para avisar a su hijo y al pintor de un complot que está al punto de acabar con la seguridad del país y la propia monarquía.

El lector irá, sin aliento, asistiendo a la resolución de distintos lances, aunque, pese a la rapidez del relato, el autor no deja de reposarse, en algún momento, para retratar a algunos personajes importantes, como el herrero o su mujer, que es una pieza indispensable para la resolución del conflicto. Por otro lado, hay una fina ironía a la hora de referirse a Felipe IV, más atento a sus veleidades que al gobierno. Baja, también, del pedestal a los grandes hombres, como a Velázquez a quien acusa de tacaño, aunque de una manera muy sutil. No menos importante es la figura de Diego Fernández de Córdoba.

La misteriosa fragua de Vulcano entremezcla, como hemos dicho, episodios reales con momentos de pura ficción, pero todos muy bien entrelazados. De alguna manera, la novela podría considerarse un viaje iniciático de Juan Bautista Martínez del Mazo, quien también tiene sueños premonitorios, y de sus compañeros, quienes, por su juventud, están formándose y creciendo gracias al sinfín de aventuras que vivirán y que pondrán en peligro sus vidas en más de una ocasión.

Finalmente, se desvela el porqué del título, La misteriosa fragua de Vulcano, en el último capítulo. En este momento, el lector disfrutará enormemente atando cabos y fijándose en la pintura para tratar de reconocer a los personajes reales, de carne y hueso.

La novela de Jorge M. Juarez, en suma, es un relato emocionante escrito por um buen conocedor de la historia que no busca solo aclarar algunos episodios, sino que quiere entrar, como diría Unamuno, en la “intrahistoria”, esto es, en los comportamientos de personajes anónimos que, son, en suma, quienes hacen la verdadera historia.

La misteriosa fragua de Vulcano se estructura en 41 capítulos y está escrita en 3ª persona narrativa por un autor omnisciente que disfruta enormemente con su trabajo. Abundan, no obstante, los diálogos y el léxico está muy ajustado a la época, así como la alimentación, la manera de vestir, la vida de los soldados, la rutina en alta mar y los usos un general. Es una obra muy documentada que no lo parece, ésa es su virtud, porque lo que domina es la intriga, la aventura, la lectura que nos deja sin aliento.

El bosque de los árboles muertos

 

 

El bosque de los árboles muertos,

Ana Alcolea, Madrid, Anaya, 2010, (Espacio Abierto, 145)

 

Anabel Sáiz Ripoll

 

La autora que hoy nos ocupa está de actualidad puesto que acaba de ganar el VIII Premio Anaya de Literatura Infantil y juvenil con su obra La noche más oscura, destinada a lectores desde 12 años.

Ana Alcolea, en El bosque de los árboles muertos, retoma motivos que nos son familiares de sus anteriores obras como El medallón perdido y El relato de Carlota. La autora va creando, libro a libro,  su propio universo literario con un estilo personal y lleno de sugerencias.

En esta ocasión la joven protagonista, Beatriz, contra su voluntad, viaja a Escocia para pasar sus vacaciones de verano. Ha suspendido el inglés y su madre ha decidido enviarla a casa de una amiga para que practique el idioma. Beatriz se lo toma con bastante malhumor, aunque, ha de cambiar de idea a lo largo del relato y es que ese verano será tan especial que, al final, Beatriz acabará madurando y aprendiendo mucho acerca del alma humana y de su propio pasado.

Como ocurría en las dos novelas anteriores de Ana Alcolea, esta vez también se trata de un viaje iniciático, aunque mezclado con el misterio y la aventura.

Beatriz viaja con su familia de acogida, formada por los padres, un joven de su edad, Peter, y dos pequeños gemelos, hacia un antiguo castillo escocés, lejos del mundo y de la vida, para pasar el verano. Poco a poco, se va empapando del ambiente del lugar y a involucrarse en las historias del pasado. La esposa del capitán, dueño del castillo, Renata, murió hace años, aunque, de alguna manera, se aparece a Beatriz, a Peter y a los hermanos gemelos. El color amarillo de su traje, unas cartas que guardó y las fresas salvajes que tanto le gustaban se convierten en símbolos de su vuelta al mundo de los vivos. No obstante, esta aparición fantasmal no está descrita con aspavientos narrativos, sino de forma muy sencilla y realista. El mundo de los vivos y los muertos parece mezclarse en la novela y no solo en forma de recuerdos, sino de una manera más directa.

Cuando Beatriz, con la ayuda de Peter, averigua el enigma de Renata, a la vez, aprende mucho más de sí misma porque, y eso sí es el destino, el padre de Renata es el mismo idealista inglés, miembro de las brigadas españolas, que luchó en la guerra civil y conoció a la bisabuela de Beatriz con quien tuvo una hija, su abuela, aunque ésta no llegó a conocerlo. Renata y su abuela murieron el mismo día, un 10 de julio, y estaban unidas por algo más que el azar, ya que son hermanastras.

En El bosque de los árboles muertos, como acabamos de ver, se alude también a la Guerra Civil española y a un escritor muy importante, Georges Orwell, quien también luchó por la causa republicada y se retiró a una isla muy cercana al castillo en que veranean Beatriz y sus amigos.

La novela se lee de manera rápida y fluida. Uno de sus aciertos es que maneja distintos tiempos, el presente y el pasado; así, de manera paralela, el lector asiste a la historia de Renata y también a las pesquisas de Beatriz y Peter. Ana Alcolea impregna el relato con una atmósfera de suspense y eso hace que se lea con creciente interés.

Por otro lado, la evolución psicológica de Beatriz está bien trazada. El resto de personajes también cobran importancia, aunque, por supuesto, el más mágico de todos es la figura de Renata.

En definitiva, el lector que entre en el mundo de El bosque de los árboles muertos no quedará defraudado; es más, tendrá ganas de averiguar más acerca del resto de los personajes y se preguntará si entre Beatriz y Peter habrá algo más que la amistad. Eso, tal vez, lo averigüemos en otras entregas.

Queremos, por último, comentar las espléndidas descripciones que traza la autora. La Escocia profunda, más agreste y cercana a los orígenes, con su vegetación autótona –el brezo- y sus habitantes hechos al trabajo y a la sobriedad, quedan perfectamente retratados en la novela.

Proyecto Amanda

Invisible
de Melissa Kantor.
Madrid, SM, 2010 (Proyecto Amanda).
414 pp., 15.95 €.
A partir de 12 años.

Por Anabel Sáiz Ripoll.

Invisible es el primer título del “Proyecto Amanda”, una serie de ocho títulos, muy ambiciosa, que contempla elementos de narrativa colaborativa. Va destinada a jóvenes desde los 12 años y viene acompañada de todo un aparato digital, ya que hay una web, por la cual se puede participar en una red social, relacionada, con el relato. El lector puede acceder a los blogs y realizar, no sólo descargas digitales del texto, sino aportaciones a los siguientes relatos. Pensamos que es una manera de incentivar la lectura muy interesante, ya que se acerca a las herramientas que manejan nuestros jóvenes, nativos digitales.

Sigue leyendo en Culturamas

Más información en http://www.proyectoamanda.com/


Publicado por Carmen Fernández Etreros para EL BLOG DE PIZCA DE PAPEL el 9/30/2010 09:08:00 AM

Siete días de julio

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SIETE DÍAS DE JULIO,
Jordi Sierra i Fabra,
Barcelona, Plaza y Janés, 2010

Anabel Sáiz Ripoll

“Siete días de julio” es una novela vibrante e intensa, cuya acción se desarrolla en siete días que significan, para Miquel Mascarell, un punto de inflexión importante en su vida. A Mascarell lo conocemos ya gracias a otra novela, “Cuatro días de enero”. Se trata de un inspector de policía republicano que ha pasado los últimos años de su vida en el Valle de los Caídos, trabajando en su construcción. En 1947 sale en libertad y regresa a Barcelona. Barcelona ya no es su ciudad, sino un lugar gris, triste en el que la gente trata de salir adelante. El hambre, el estraperlo, los chanchullos de la burguesía, la tristeza conforman el telón de fondo por el que se mueve Mascarell quien, pese a todo, acaba encontrando algún motivo de esperanza gracias a Patro, la joven prostituta a la que ayudó en su anterior caso y que ahora le devuelve, con creces el favor.
“Siete días de julio”, pese a tener aspectos de novela intimista, es una novela negra, de acción en la que Mascarell, de una manera que parece casual y que, sin embargo, no lo es, se hace cargo de un caso e investiga la muerte de una joven prostituta en el metro de Barcelona. No obstante, tras esa muerte que no fue tan accidental como se creía, se esconde el odio y la venganza. Mascarell está al punto de caer en las garras del hijo de uno de sus detenidos más famosos. Solo el azar y algo parecido a la buena suerte lo librarán.
Queremos destacar el ritmo narrativo de la novela que va, capítulo a capítulo, llevándonos a un desenlace que presagia nuevas entregas porque un caso se ha cerrado, pero quedan aún muchos cabos sueltos. Lo que interesa es la proyección psicológica de Mascarell quien comienza siendo un hombre abatido y viejo, que echa terriblemente de menos a su esposa Quimeta y acaba siendo un hombre rehecho, con fuerzas de flaqueza, que aprecia la vida y que siente alguna ilusión por salir adelante. Muchas veces se ha dicho que Sierra i Fabra no describe bien a sus personajes, en este caso no hay nada más falso porque Mascarell se nos va dando progresivamente, va evolucionando, va mostrando sus pensamientos, sus sentimientos, su especial talante, su proyecto de vida. E personaje femenino de Patro está bien resuelto, es una mancha blanca entre tanta oscuridad y merecería tal vez una nueva historia.
Por otro lado, la prosa de “Siete días de julio” es clara, directa y nos sitúa directamente en el ambiente de posguerra, aunque sin hurgar más en la herida. No es una novela que hable de la posguerra, no, es una novela que se desarrolla en la posguerra y que, por lo tanto, tiene que hacer referencia al tiempo y al espacio, pero centrándose más en el episodio policíaco que narra.
En “Siete días de julio” queda muy clara la división entre las dos Españas, los vencedores amasando sus grandes fortunas sin el más mínimo pudor (aunque llenos de miserias morales) y los vencidos tratando de subsistir. El ser humano, como en muchas otras novelas del autor, muestra aquí diversidad de rostros.
“Siete días de julio”, por fin, no es estrictamente una novela juvenil, pero ¿quién dijo que los jóvenes no puedan leer novelas, buenas novelas?

Cero a la izquierda

cero-a-la-izquierdaCero a la izquierda, de Andreu Martín
Madrid, Anaya, 1993, (Espacio Abierto, 20).

“Cero a la izquierda” tiene muchos elementos de una novela de intriga. Héctor y Luis, antiguos compañeros de clase, unidos por su pasión por los coches, se encuentran al cabo de algunos años. El primero es rico y parece que su futuro tiene que ser claro; el segundo procede de una familia modesta y trabaja en el taller de su padre. Cuando vuelven a unirse, Héctor ha fracasado en los estudios -que se presuponían brillantes- y trabaja de pinchadiscos en una discoteca de éxito. Surgen los problemas y Héctor es acusado del asesinato de un heavy y desaparece. Luis, que sospecha que el problema es aún mayor, lo ayuda y se implica en la aventura.
La novela es de lectura muy ágil, llena de diálogos, y escrita en primera persona desde el punto de vista de Luis. Luis también, como Flanagan, se dirige directamente al lector en el presente, pero contándole algo ya pasado. Es, del mismo modo, una novela urbana. Luis es de Sabadell -quizás como homenaje a Jaume Ribera-,l aunque hay alusiones a Barcelona, en especial a Pueblo Nuevo y a toda la transformación que ha sufrido a raíz de los Juegos Olímpicos. La música también tiene su importancia en la trama, máxime teniendo en cuenta que Héctor trabaja como pinchadiscos. Hay también alusiones al cine y a Philip Marlowe y, en definitiva, también se contrapone la visión adulta con la visión joven. En cuando a la estructura, responde a una estructura circular y sigue los días de una semana, que es cuando transcurrieron los hechos.
Héctor, que siempre ha sido un chico retraído y sin amigos, se siente solo, se siente, como dice el título, un cero a la izquierda y envidia a Luis, que es mucho más abierto y franco y que consigue las cosas con esfuerzo: “Soy un maldito Cero a la izquierda. Es como si no existiera. Si yo no existiera, no pasaría nada. El mundo seguiría rodando. Si yo no existiera, de hoy para mañana nada quedaría pendiente. (…). Si se muriera Luis, mañana el dueño de un coche se lamentaría porque el trabajo habría quedado a medias” (Cero a la izquierda, pág. 161).

El rastro del Anillo Magno

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EL RASTRO DEL ANILLO MAGNO,
DE Jordi Sierra i Fabra, Edelvives, 2006

Anabel Sáiz Ripoll
Doctora en Filología

“El rastro de Anillo Magno” es un relato lleno de suspense y aventura que sucede en pocos días y que presenta un ejemplo de cómo el tiempo se vive de distinta manera según sucedan los acontecimientos.
Adriana, una joven estudiante, cuyos padres, antropólogos, están en una expedición, es casi testigo de la muerte de su abuelo, Wenceslao Marimón, un viejo y reputado anticuario, quien muere, aparentemente, a causa de un misterioso objeto que todo el mundo parece disputarse y que sólo él tiene: el anillo de Alejandro Magno.
Según la leyenda, quien posea ese anillo poseerá también la salud y un inmenso poder, de ahí que Andrea, de la noche a la mañana, se vea envuelta en una trama que apenas le permite reaccionar. Para empezar, la CIA está muy interesada en ese anillo, también un comprador de antigüedades muy rico y, por si fuera poco, el conservador del Museo Nacional de Irak y muchos más, por supuesto.
Andrea se pasa las horas posteriores a la muerte de su abuelo tratando de recomponer el puzzle de su vida y descubriendo que su abuelo era una persona capaz de amar, aún en la vejez, ya que averigua, por una carta que el propio Wenceslao ha dejado a su abogado, que se había vuelto a enamorar, tras la muerte de su mujer, que lo dejó sumido en una gran pena. El abuelo estaba viviendo una aventura hermosa con Elisabet, una mujer ya mayor, elegantes y discreta que fue el motivo de la felicidad del abuelo en el último año. Eso es lo que más impacta a Andrea; eso y saber que el anillo lo tiene la mujer, quien padece de cáncer terminal y el abuelo creyó de verdad en el poder del anillo para curar, aunque parece que es pura leyenda.
Andrea, sola, en la ciudad, ve cómo todos quieren acercarse a ella y ganarse su confianza y ve cómo no puede confiar en nadie, más que en su amiga de toda la vida y en su propio abuelo, ya fallecido. La aventura se resuelve, como decíamos antes, en poco tiempo, en dos días; la víspera del entierro del abuelo.
Sierra i Fabra, con la pluma veloz, escribe una novela emocionante que se lee rápido y que permite que nos internemos en distintos mundos. Late en todo el relato una crítica hacia Estados Unidos y su papel en la guerra de Irak, puesto que Sierra i Fabra nunca soslaya sus compromisos y sus reivindicaciones. Hay asimismo una crítica hacia el tráfico de antigüedades y hacia los expolios que han sufrido distintas ciudades, como es el caso de Irak.
“El rastro del Anillo Magno”, sin duda, hará pasar un buen rato al lector o lectora. Está dividido en 27 capítulos, sólo numerados, como suele hacer el escritor y se basa en el diálogo, un diálogo chispeante y rápido que nos permite, poco a poco, conocer a los personajes y hacernos una idea de la tela de araña en la que ha caído Andrea y de la que saldrá por propia intuición.

Seis cerezas y media

cerezas
SEIS CEREZAS Y MEDIA,
DE JUANA AURORA MAYORAL,
Bruño, 2002 (Paralelo Cero, 38)

Anabel Sáiz Ripoll

“Seis cerezas y media” es un título llamativo y sugerente que está publicado en una colección juvenil, aunque podría haber aparecido en cualquier otra colección de misterio e intriga porque a ese género pertenece la novela, que se lee de manera ávida puesto que uno está deseando saber el desenlace, aunque son numerosas las pistas y guiños que nos lanza la autora que no sabemos interpretar hasta el final.
Juana Aurora Mayoral (Villanueva de la Serena, Badajoz) reside en Madrid y su trabajo ha sido múltiple y dispar, desde profesora, hasta documentalista, traductora y articulista. En cuanto a su labor literaria es ya amplia y la novela que hoy presentamos aquí es un solo ejemplo de su producción que abarca temas históricos, de ciencia ficción y misterio, entre otros.
Pues bien, “Seis cerezas y media” se desarrolla en Nueva York. Ha aparecido muerto en la habitación de un hotel un prestigioso médico y se sospecha que sea suicidio, pero todo lleva a indicar, una vez contrastadas las pistas, que no es así. La Capitán Ellen Carruthers, personaje que merecería estar más ampliado e, incluso, tener una serie como protagonista, se encarga del caso, ayudada por Abigail Reeves, la toxicóloga de la policía.
A esta muerte se suceden varias más y la reacción es ya en cadena, puesto que al final son seis los muertos. Y todos han sido asesinados con cianuro, el olor de las almendras amargas es inevitable en los lugares del crimen, aunque lo que es más curioso es la hoja que llevan todos prendida con un alfiler en la que puede leerse, con letra infantil: “Seis cerezas y media”. Eso hace que la capitán investigue de manera frenética y aplique el “método tanque”, que le enseñó su difunto padre, también policía; esto es, que no quede una sola pista por atender. Tanto es así que las muertes y los lugares en que estas suceden forman una perfecta estrella de David con sus seis puntas, que es clave para resolver el misterio.
“Seis cerezas y media” nos precipita hacia un desenlace insospechado que nos lleva a un ajuste de cuentas que viene desde la infancia y que protagoniza alguien que no mencionaremos por si algún lector quiere leer esta novela. No vayamos a estropearle la sorpresa; pero baste señalar que el principio de la novela, en apariencia ajeno a la trama, al final se convierte en una pieza más de rompecabezas.
La novela se divide en 9 capítulos que se desarrollan con rapidez, como corresponde a una novela de suspense. Hay, no obstante, algún intento de análisis psicológico que, insistimos, debería continuarse en la figura de la capitán.
Por otro lado, al suceder en un lugar ajeno a nuestra realidad, la novela nos llama más la atención puesto que entramos en una cultura distinta y en unos ambientes que, en principio, nos son ajenos.
“Seis cerezas y media” es una lectura fácil y sin complicaciones, muy asequible al lector que busca una buena historia en línea recta, que busca entretenimiento e intriga. Una novela para pasar un rato excelente, aunque no debemos soslayar el mensaje implícito que conlleva cuando se acerca a la cuestión judía y al holocausto.
“Seis cerezas y media” exige un lector cómplice y muy atento.