Barro de Medellín. Premio Nacional de Literatura 2009

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BARRO DE MEDELLÍN,
De Alfredo Gómez Cerdá, Luis Vives, 2008, (Ala Delta, 68)

Anabel Sáiz Ripoll

Alfredo Gómez Cerdá que obtuvo el XIX Premio Ala Delta con esta emocionante novela, “Barro de Medellín”, acaba de ganar con la misma el Premio Nacional de Literatura. El libro va dirigido a los lectores a partir de 10 años, pero garantizamos una lectura llena de reflexiones y de intención social para el lector adulto, ya que Alfredo Gómez Cerdá denuncia, de alguna manera, la pobreza en la viven cientos de personas en barrios marginados, en este caso en Medellín, pero no sólo eso, sino que hace referencia al mal trato que sufren los niños y a lo difícil que es salir adelante en una sociedad que te vuelve la espalda. Pese a todo, los dos protagonistas, Camilo y Andrés se sienten a gusto en el lugar en el que viven y son, incluso, felices. Eso aún nos hace reflexionar más porque, a menudo, los que lo tenemos todo nos quejamos por nimiedades y, en cambio, los más desheredados son felices con un rayo de sol.
Camilo es un niño que sufre los malos tratos de su padre, un alcohólico sin remedio, el cual se acostumbra a enviarlo a comprar aguardiente sin darle dinero, con lo que Camilo ha de aguzar su ingenio y sacar dinero de donde sea para poder volver a casa. Por otro lado, su madre es la única que trabaja y, pese a todo, sufre los continuos atropellos de su marido. Viven en una casa que se han hecho ellos con los ladrillos que robó Camilo de una obra cercana y que resultan ser los mismos con los que se construyó la Biblioteca, el edificio más señorial de todo el barrio. Por eso, su padre, para que no lo descubran, ordena que el niño embarre continuamente la fachada para que no se vea. De ahí el título de la novela, “Barro de Medellín”. Este barro, para los dos amigos, es algo curioso ya que les deja la piel final y a ellos eso de tener la piel fina como las chicas no acaba de gustarles.
Camila decide ser ladrón y quiere que Andrés lo secunde, pero Andrés se niega una y otra vez, aunque acaba siempre del lado de su amigo, porque son mucho más que amigos. Todo cambia, cuando acuden al Parque Biblioteca y allí conocen a la Bibliotecaria, Mar. Mar es una mujer amable, compasiva que hace la vista gorda cuando le conviene y que decide ayudar a los niños. Tanto es así que le cambia un libro, que Camilo iba a sustraer, por otro y es tanta la atracción que ejerce sobre el pequeño que intuimos que le va a cambiar la vida, ya que se embebe en esa lectura. Y ése es el pequeño milagro al que asistimos, que Camilo olvide a su padre y al dichoso aguardiente y que, aun en las situaciones más adversas, tenga curiosidad por leer y saber qué le pasa al protagonista de esa novela que Mar le ha ofrecido que nada tiene que ver con él, pero que le atrae poderosamente. Alfredo Gómez Cerdá, pues, capta de una manera sutil y hermosa toda la magia que le lectura puede ofrecernos.
“Barro de Medellín” es un relato hermoso, muy bien construido, que nos sitúa frente a una realidad distinta a la que conocemos y que, como decíamos antes, permite que reflexiones, pero sin dejar de gozar de la lectura, que, por cierto, está ilustrado por Xan López Domínguez.
Camilo y Andrés son dos niños con un gran potencial que merecerían un mundo mejor y unas mejores condiciones de vida y que, pese a todo, miran con alegría su ciudad y se sienten orgullosos de sus progresos… aunque a ellos no les vayan a llegar nunca.

Yo

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YO,
DE JORDI SIERRA I FABRA,
MADRID, SM, 2008, Los libros de Jordi, 5

Anabel Sáiz Ripoll

“Yo” es uno de los libros más divertidos que hemos leído en los últimos tiempos del polifacético Jordi Sierra i Fabra. En primera persona, un adolescente de 17 años, Daniel, desgrana sus sentimientos y sus ideas, pero de manera directa, fresca y muy real. Daniel es aficionado a hacer listas y las hace de cualquier cosas, de sus ideas, de su vida, de sus sentimientos… las listas ocupan una parte importante en su vida, aunque a veces le fallan.
Durante un curso escolar, Daniel asiste a la charla de un escritor y eso le cambia la vida porque el escritor le habla de la libertad, de las oportunidades que da el hacer lo uno quiere, de lo hermoso que es vivir y Daniel se siente renacer y decide ser escritor. Bien, el escritor no es otro que Jordi Sierra i Fabra y los problemas con los que se topa Daniel en su casa son, sin duda, los mismos que tuvo Sierra i Fabra cuando le dijo a su padre que quería ser escritor y don Valeriano, su padre, igual que el padre de Daniel, le pidió que estudiase algo con salida y que viese que era una tontería ser escritor porque “este es un país de burros en el que nadie lee”. Pese a todo, Daniel va a ver al escritor a su casa y se queda prendido aún más de esta ilusión y sigue los consejos que le da el maestro. Fruto de esos consejos con los textos que él escribe con mucho afán y, sobre todo, la novela, “Yo”, la que ahora estamos comentando.
Aparte, Daniel decide que debería aprender a relacionarse con las chicas y hace otra lista. La chica más guapa del instituto no le conviene, porque solo es eso, guapa y va eliminando posibilidades hasta que le queda Berta, la poca cosa de Berta que se salva por su gran sonrisa. Y lo que son las cosas, Berta es una caja de sorpresas, que también escribe y que fascina a Daniel desde el principio.
La novela, pues, va contándonos las primeras experiencias amatorias de Daniel, el descubrimiento que hace de “la mujer”; cómo conoce a aun vagabundo y aprende de él bastante, cómo son sus padres, dos buenas personas que a veces no lo entienden, pero sí lo quieren (Daniel es hijo único), cómo son las clases (habla de don Mariano, su profesor de literatura), de las pequeñas frustraciones que él vive como adolescente y que gracias a su amigo el escritor, a Sierra i Fabra, canaliza en beneficio propio y llama, por supuesto, “rabia”, como otro de los títulos del escritor barcelonés.
El libro se completa con una autobiografía de Sierra i Fabra y una entrevista que son tan interesantes como la propia novela. “Yo” refleja a un chico que se siente raro, porque no hace las cosas que hacen los demás, que a veces se ha notado raro o fuera de lugar y que, sin embargo, acaba encontrando su sitio y disfrutando de su ironía, su especial humor y, sobre todo, su afición por la escritura.
“Yo” gustará a los jóvenes, chicos y chicas, y me atrevo a decir que también a los padres y, por supuesto, a los seguidores de Sierra i Fabra porque es un libro, si se me permite la expresión, muy “sierrafabrista”.

BEL: AMOR MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

belBEL: AMOR MÁS ALLÁ DE LA MUERTE
De Care Santos, Madrid, SM, 2009

Anabel Sáiz Ripoll

“Bel: amor más allá de la muerte” es la última novela publicada por Care Santos, una escritora con una producción más que atractiva que nos ofrece, en esta ocasión, una historia que combina la novela sentimental, con la novela de terror e, incluso la fantástica. Una mezcla bien curiosa que adereza con una banda sonora muy particular –que incluye en un cd en el propio libro- y que se ofrece como un relato destinado al público juvenil, pero, como siempre decimos, en esto de las edades solo juega un factor: que sea buena o mala literatura. El lector, que no tiene por qué leer las críticas, ni falta que le hacen, es quien tiene la última palabra y quien, no nos cabe duda, porque somos lectores ante todos, disfrutará con esta fascinante novela.
La joven Bel se encuentra desplazada, no sabe muy bien qué le ha pasado, su mundo le resulta ajeno y solo tiene una obsesión: acudir a la cabecera de Ismael, el chico del que está enamorada. Poco a poco, a la vez que Bel, el apócope de Belinda, descubrimos conmocionados que está muerta y que ha fallecido de manera violenta. Bel, por lo tanto, es un espíritu que está custodiando a Ismael, también en coma. Pero aún hay más. La familia de Bel, sus padres, cada uno por su cuenta, viven el drama como pueden. La madre resistiéndose a olvidar. El padre, que es policía, investigando por su parte porque no le cuadra que Bel se suicidase, como acaso se dijo, tirándose desde una montaña rusa en pleno funcionamiento. Poco a poco, Care Santos, en tercera persona, nos ofrece más piezas de este curioso puzzle y no damos crédito cuando descubrimos la verdad. Su mejor amiga, Amanda, parece estar implicada en los hechos y solo tiene una obsesión: conseguir el amor de Isma. Para ello no duda en acudir a encantadoras, a pócimas secretas y a distintos elementos que harán que al lector se le ponga el pelo de punta, puesto que la bruja embaucadora es una especie de aprendiz de Celestina.
En “Bel: más allá de la muerte” entran en juego muchos elementos, ya lo dijimos. Gracias a la música que Bel le canta a Isma cada noche, él parece despertar del coma. Hay también personajes que intervienen para ayudar a Bel, en su atormentado camino de vuelta, ya que, cuando descubre la verdad, se vuelve un espíritu agresivo, un poltergeist. Para ello Alma, una médium, e Hyerónimus, un parapsicólogo, tratan de ayudarla y hacer que encauce su misión como espíritu antes de irse del todo. Bel resuelve algunos conflictos, no siempre de manera pacífica, ayuda a sus padres, encuentra un hogar al pequeño Bruno, cuyo cuerpo posee durante un tiempo y, en suma, puede reafirmar su amor por Isma quien, con certeza, sabe que Bel no se ha ido del todo.
Se trata de una historia hermosa, pero nada ñoña puesto que tiene momentos de verdadera violencia, de miedo, de terror, diríamos, de duda, de evolución de los personajes y, en suma, de diversos ingredientes que permiten que el lector no se aburra y vaya atando cabos, aunque no se crea del todo lo que está averiguando hasta el final de relato.
En “Bel: amor más allá de la muerte” el tiempo es importante, puesto que se inicia un lunes 2 de febrero y acaba un sábado, 11 de abril. Los capítulos vienen marcados por la fecha exacta y el relato se estructura en tres partes más un epílogo. El relato se ambienta en Barcelona, recrea el parque de atracciones del Tibidabo y da relevancia a una de las leyendas urbanas más atractivas, la de las paradas de metro fantasmas; pero es el lector quien tiene que abrir los ojos y fijarse cuando vaya a la ciudad condal.
Al final del libro, en la nota de la autora y agradecimientos, podemos averiguar algunos detalles del origen de la historia y los títulos de las piezas musicales que son tan importantes para los personajes.
La portada del libro, en blanco y negro, traspasada por un corazón rojo y una flecha –en la o de amor- y con una pequeña calavera presidiéndolo –calavera que aparece sucesivamente en el interior, así como un pequeño disco-, nos da una pista del contenido del libro, aunque ni por un momento nos permite pensar en todos los avatares que va a vivir Bel.
En la novela de faltan momentos de humor, ni de fina crítica, aunque, por encima de todo, la narradora se muestra respetuosa ya que el tema que trata es sumamente delicado y, como bien piensa Bel, cuando ve que sus amigos hacen una sesión de espiritismo en su tumba: “Mientras queda en la tierra un solo ser vivo que te recuerda, no has muerto del todo”.

LA MALDICIÓN DE ODI (La guerra de las brujas, III)

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LA MALDICIÓN DE ODI,
DE MAITE CARRANZA, EDEBÉ, 2007

Anabel Sáiz Ripoll

Con “La maldición de Odi” llegamos al final de la esperada “La guerra de las brujas”, de Maite Carranza. El lector, con el corazón encogido y tomando el aliento a cada paso, ve como todo se va reorganizando para llevarnos a la eclosión final, al gran momento.
La novela se divide en tres partes, los sentimientos, los errores y la guerra, organizados en 30 capítulos. Cada una de las partes viene presidida por un fragmento de alguna profecía o tratado que se van cumpliendo inexorablemente. Las brujas Omar que siempre se han escondido y que usaban su magia para buenos fines se ven desbordadas ante el empuje de Anaíd quien, sin quererlo, va cumpliendo cada uno de los presagios funestos que sobre ella se habían tejido. Hay que hablar de algunos objetos mágicos que acompañan a estas brujas como su característico cuchillo, el atame o también de los clanes en los que se organizan. Todos estos clanes con sus matriarcas a la cabeza reprueban la actitud de Anaíd, quien acaba desechando los consejos de su madre por el amor que siente hacia Roc, un amigo suyo de la infancia y por la conmoción que vive al conocer a su padre, el apuesto Gunnar quien ha renunciado a la inmortalidad.
Anaíd se alía son su abuela Odish en la que cree encontrar ternura y afecto, pero incumple todas las normas de las Omar. Acaba viajando al pasado y destruye a la maléfica Condesa (inspirada en un personaje real), pero bebe de la copa llena con sangre humana y eso la hace inmortal y, por lo tanto Odish. Todas se alejan de ella, excepto la pequeña Dácil, la Om guanche que ha ido a la península para indicarle el camino hacia el mundo de Om, el mundo de los muertos por el que Anaíd ha de pasar si quiere destruir a su otra gran enemiga, Balaat.
“La maldición de Odi” se cumple, pero también la profecía porque, al lado de los errores, de las ansías de poder, aparece la energía de una madre, Selene, harta ya de la pasividad de las Omar, el amor de un muchacho, Roc y el afecto de dos amigas, Dácil y Clodia. El amor es el antídoto más poderos contra el mal.
Maite Carranza se traslada a México para acabar, al lado de las brujas Om mexicanas, su trilogía con una guerra que, por siempre, pondrá paz entre las Om hará recular a las Odish.
“La maldición Odi” es el libro más mágico de toda la trilogía, está lleno de elementos maravillosos y sobrecogedores como es el camino que nos lleva hacia el mundo de los muertos y que Anaíd recorre.
Maite Carranza se ha documentado muy bien para escribir estos libros protagonizados por mujeres que conectan, íntimamente, con los misterios de la tierra, con la creación y con la vida. Son, insistimos, tres novelas llenas de aventura, de elementos reales que se van uniendo a otros imaginarios o inspirados en leyendas o en creencias que Maite Carranza, como antropóloga, conoce muy bien.
Las brujas de Maite Carranza no tienen nada que ver con Harry Potter, situado en otras latitudes, y sí con la cultura mediterránea y esas primeras religiosas que adoraban a la madre como símbolo de prosperidad.

El desierto de hielo (La guerra de las brujas, II)

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EL DESIERTO DE HIELO,
DE MAITE CARRANZA, EDEBÉ, 2006

Anabel Sáiz Ripoll

“El desierto del hielo” es la segunda parte de la trilogía de “La guerra de las brujas”, de Maite Carranza, cuya primera parte, “El Clan de la loba” reseñamos en su momento en este mismo blog.
Habíamos dejado a Aníd llena de dudas y de zozobras acerca de las intenciones de su madre, Selene, quien no buscaba otra cosa que protegerla de la Profecía que la señalaba como la verdadera elegida. Selene había intentado suplantarla, pero ya no puede hacerlo porque la verdad es más evidente que los engaños.
En “El desierto del hielo”, Selene se sincera con su hija en una larga conversación, salpicada de contratiempos, y la pone en antecedentes de su propia historia. Anaíd descubre su pasado y su presente, pero no sabe muy bien qué hacer porque en realidad sólo tiene 15 años, es una adolescente inexperta, sólo quiere que la amen y no entiende muchas de las cosas que se vaticinan sobre ella. Ése es otro acierto de Maite Carranza quien va barajando continuamente aspectos mágicos o maravillosos con otros normales para facilitar que el lector se introduzca en la historia.
Las Omar esperan de Anaíd acabe con las Odish porque es la elegida, pero no es tan fácil y, con Selene, emprenden una huida para tratar de reorientar su destino. Es en ese viaje disparatado cuando Anaíd descubre quién es.
Selene, la bruja rebelde y emotiva, vivió una juventud difícil, puesto que estaba harta de estar sujeta a los dictámenes de la matriarca del Clan de las Lobas, Deméter, e hizo todo lo posible por romper con las reglas, aunque jugó con fuego y se quemó. Osó e invocar a la sanguinaria Balaat y ése fue su error gravísimo.
Selene se enamoró de Gunnar, cuya verdadera personalidad no descubrimos hasta el final del relato, aunque anticipamos que es un hombre del Norte, de los fríos, acostumbrado a la aventura. Con él, Selene viajará hacia el Polo Norte y vivirá una aventura escalofriante, ayudada por la Osa. En esos momentos nacerá Anaíd, hija del frío y de la nieve. Anaíd cuyo verdadero nombre es Diana, aunque su madre se lo disfrazó para que nadie la descubriera, ya que, desde el principio, supo que era la elegida. Ella y la Omar inuit quien la vinculó con la que luego será s hermana de leche, Sarmik.
“El desierto del hielo” de alguna manera reconcilia a Anaíd con su madre y le hace entender algunas verdades que ella ignoraba, aunque la pone en una situación muy difícil: ella es la elegida y se encuentra entre dos grandes damas, contrarias, una Om, su abuela fallecida, y una Odish, la dama del hielo, la madre de Gunnar, la terrible Odish inmortal de gran belleza quien reclama, una y otra vez, a la elegida. Ella y Balaat la sanguinaria, de quienes huyen y la propia Condesa, otra Odish que ya apareció en la primera parte de la Trilogía y que volverá a adquirir protagonismo más adelante.
La novela, dividida en 17 capítulos, es una larga aventura que nos lleva de Barcelona al Polo Norte y a escenarios imaginarios y que nos permite entender un poco más la gran guerra que se avecina. Los diálogos son vivaces y las descripciones están llenas de belleza.

El clan de la loba (La guerra de las brujas, 1)

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EL CLAN DE LA LOBA,
DE MAITE CARRANZA, EDEBÉ, 2005

Anabel Sáiz Ripoll

El libro que hoy reseñamos se inicia con esta inquietante profecía, la “Profecía de O”:
“Y un día llegará la elegida, descendiente de Om.

Tendrá fuego en el cabello,
alas y escamas en la piel,
un aullido en la garganta
y la muerte en la retina.

Cabalgará el sol
y blandirá la luna”

Maite Carranza (Barcelona, 1958) acude a sus conocimientos en Antropología para organizar el primer libro que forma la trilogía de “La guerra de las brujas”. “El clan de la loba” nos sitúa frente al punto de partida y nos desgrana, poco a poco, las sombras y los claros de un grupo de mujeres que son brujas, aunque no unas brujas cualquiera, sino personas normales, que tienen su vida, sus hijos, su formación, pero que se deben a su clan, que se deben a sus matriarcas y tienen el poder de la magia en sus manos. Maite Carranza nos habla de dos bandos enfrentados, las brujas Omar que son, por así decirlo, las normales, las comadronas, las que creen en el poder de la vida y en la tierra y las brujas Odish que responden más al prototipo de bruja sanguinaria que conocemos por los cuentos, aunque son hermosas, pero también malvadas e inmortales. Todas esperan la llegada de la elegida y todas quieren tener el poder del cetro, aunque no todas pretenden utilizarlo del mismo modo.
En un pueblo apartado del Pirineo, una niña de 14 años, Anaíd, ha vivido la experiencia brutal de la muerte de su abuela, Deméter, y la desaparición de su madre, Selene y todo en un espacio muy corto de tiempo. Anaíd es una niña escuchimizada, poco popular, con muchos complejos y terriblemente desvalida; pero, poco a poco, va a ir penetrando en los secretos de su familia para descubrir que no es una niña normal, sino una bruja Om, del Clan de la Loba, de ahí el título del relato.
El lector, al principio, andará un tanto desorientado porque son muchos los personajes y la novela empieza in media res, pero se irá ubicando a medida que transcurra la acción. El hilo argumental se centra en los descubrimientos de Anaíd y en el presumible abandono de Selene, su madre, su excéntrica madre.
No obstante, nada en la vida de Anaíd es lo que parece y ha de enfrentarse a terribles verdades que la conmocionarán y, pese a todo, seguirá siendo una chica insegura, una adolescente y ese es uno de los méritos de la novela: las brujas son extraordinarias, sí, pero revestidas de total normalidad.
La novela se divide en 23 capítulos que se van entreverando de textos sagrados para los Om extraídos de distintas profecías o tratados. Todo añade magia y elementos maravillosos al relato, aunque sin perder de vista la situación geográfica ni, como decíamos antes, la normalidad.

El ángel caído, de Jordi Sierra i Fabra

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EL ÁNGEL CAÍDO,
DE JORDI SIERRA I FABRA
Madrid, Ayuntamiento, 2004

Anabel Sáiz Ripoll

“El ángel caído” es el número 1 de la colección “Hitos de Madrid”, la cual surge de la colaboración entre las Bibliotecas Públicas de Madrid, la Organización de Amigos del Libro Infantil y Juvenil y el propio Ayuntamiento madrileño. Dicha colección pretende enlazar la literatura con los principales monumentos de la ciudad para, así, convertirla en una capital literaria, sentida, especial. Reseñamos hoy este libro con un doble propósito: porque es una historia llena de magia y misterio y porque es un ejemplo que quizá nuestros centros y Bibliotecas podrían seguir.
Pues bien, como decíamos, el primer título de “Hitos de Madrid” está escrito por Jordi Sierra i Fabra, ilustrado por Quique Palomo y con un prólogo de Alfredo Gómez Cerdá, a quien también hemos reseñado algún título en estas páginas.
En la Plaza de Honduras del Parque del Retiro se puede admirar el monumento al ángel caído, a Luzbel, al ángel más bello que se rebeló contra Dios. Ricardo Bellver fue quien lo esculpió y se inauguró el 29 de abril de 1880. Tuvo, eso sí, muchos problemas para ser instalado allí porque resultaba ofensivo dedicar un momento el mismísimo diablo. Es casi la única ciudad del mundo que tiene un monumento de estas características (Sierra i Fabra nos recuerda que existe otro en Tantapi, Ecuador). Cabe mencionar aquí también que el ángel caído es un tema apreciado por los escritores y escritoras románticos puesto que ellos mismos se ven como una especie de ángeles desposeídos, de titanes arrojados del paraíso.
Pues bien, Jordi Sierra i Fabra obvia estos aspectos de la realidad (que es del dominio público) y trama una historia fascinante. Un Rey sueña (y no es un rey cualquiera, es el Rey de España). Sueña con un proyecto fabuloso y para ello necesita contar con su maestro escultor que en aquellos momentos se encuentra trabajando en El Escorial. Para el pobre escultor éste es un encargo sin igual, que lo deja anonadado porque no tiene ni idea de qué debe hacer. Piensa y se desespera. Decide acudir a la Iglesia y allí sus rezos son recogidos por un extraño joven que le da la gran idea. ¿Por qué no esculpir un monumento a Lucifer? Y dicho y hecho. Esculpe la más bella estatua y, cuando le falta la cara, de nuevo, como en un prodigio, se le aparece el mismo joven misterioso. El maestro esculpe al diablo con una hermosa sonrisa y aquí empieza la magia de la historia. Dios habla al maestro y muestra su disgusto porque ha representado al diablo con una sonrisa y dice. “El mal ha de existir como complemento del bien. Pero el mal nunca puede sonreír y menos hacerlo en público, aunque sea en piedra, pues tu obra será vista por futuras generaciones a las que sobrecogerá” y es el espíritu de Dios quien borra esa sonrisa y coloca en su lugar la mueca de horror que hoy vemos. El diablo ha sido vencido una vez más y el día de la inauguración, sólo el maestro escultor escucha “Un grito terrible, dramático, que parecía surgir de lo más profundo de la tierra, de su fuego más devorador. Un grito de angustia y a la vez de derrota, de tiniebla y pesar, de crepúsculo y… eternidad”. El grito del joven bello.
Ahora le queda al lector hacer la reflexión final y encontrar lo que existe de poesía en este texto de Sierra i Fabra y en la propia escultura cuyo origen ha recreado en este libro.

MEMORIAS DEL IDHÚN, III. PANTEÓN

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MEMORIAS DEL IDHÚN, III. PANTEÓN,
Laura Gallego, SM, 2006

Anabel Sáiz Ripoll

Con “Memorias del Idhún III. Panteón” se completa la trilogía que ha dedicado Laura Gallego a este mundo fantástico llamado Idhún. Dejamos la segunda parte en un momento muy crucial en la vida de los personajes y lo retomamos en ese mismo punto. Gerde, el hada malvada, la feérica traidora, sirve de receptáculo humano para el Séptimo Dios, el creador de los sheks y de todas las discordias en Idhún.
Mientras, las otros Seis Dioses han intuido o han percibido la presencia de este Séptimo en discordia y deciden darse un paseo por Idhún para localizarlo y aniquilarlo; pero la presencia de un dios como los que describe Gallego no tiene nada que ver con el amor ni la ternura, puesto que son seres que no se apiadan de los mortales y que no dudan en acabar con el mundo que han creado si hace falta porque se saben capaces de crear otro. Los dioses se manifiestan por tierra, mar y aire y van acosando, en distintos flancos, a los idhunitas.
Son distintas las perspectivas que plantea Laura Gallego. Por un lado, la lucha de Gerde por mantenerse a salvo a ella y a los sheks y por permitirles llegar a otro mundo donde no sean perseguidos; aunque, no nos engañemos, Gerde sigue siendo tan hermosa como malvada. No es ella quien tiene que darnos pena, sino otros seres más desvalidos.
Por otro lado, reencontramos a personajes como la semiyan Kimara y los dragones que luchan a contracorriente por un mundo que empieza a desaparecer. No falta Alsan quien ha aprendido a controlar, de una manera siniestra, a la bestia que llevaba dentro y que no descubre sus errores hasta que es demasiado tarde. Y no faltan los otros personajes, la Madre Venerable, Shail, la celeste Zaiusei y otros tantos que forman un entramado tupido y bien cerrado.
En la anterior entrega habíamos dejado a Victoria muy maltrecha; ahora, poco a poco, se recupera y con ella todo el poder del unicornio y toda la capacidad de dar magia. En “Panteón” se cierra la tríada puesto que Victoria ya deja de ser una niña y manifiesta un amor abierto hacia Jack y Kirtash. Victoria tiene lazos con ambos y establece con ellos una relación de amor difícil de entender para los humanos del todo, pero no tan difícil para criaturas que mezclan dos naturalezas distintas; como la sabemos, unicornio, dragón, shek y todos son el último en su especie, lo cual es un reto singular; más si tenemos en cuenta que Victoria, al final de “Panteón” es madre de dos hijos, uno de Jack y otro de Kirtash. La pregunta que podemos hacernos es ¿qué pasará con estas criaturas en el futuro? ¿Volverá Laura Gallego sobre ellas?
En definitiva, Idhún casi es aniquilado por los propios dioses que, en el Oráculo, se manifiestas a voces y no dudan en menospreciar la pequeñez de sus criaturas que son, para ellos, meros juguetes. Cuando termina el libro, se ha restablecido el Panteón de los dioses, el Séptimo aún sigue en discordia, con todas sus contradicciones y el mundo idhunita para la tríada se ha vuelto peligroso. Regresan a la Tierra.
“Panteón” es un libro lleno de descripciones, que se remansa continuamente y que no duda en hacer referencias a los episodios anteriores para centrar al lector. Insistimos, como en otras ocasiones, en que no se trata de un libro de literatura fantástica juvenil, sino de literatura fantástica. Sin más y sin menos.

Días de Reyes Magos

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DÍAS DE REYES MAGOS,
De Emilio Pascual, Madrid, Anaya, 2007

Anabel Sáiz Ripoll

“Días de Reyes Magos”, Premio Lazarillo 1998 y Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2000, es uno de esos libros que ganan con la relectura ya que, su contenido, sus matices y su expresión no pueden aprehenderse a la primera lectura. Necesita un poso, como los buenos vinos. Y es que “Días de Reyes Magos” es una novela que plantea el conflicto generacional típico entre padres e hijos, aparte de una historia de amor, pero es mucho más que eso, puesto que “Días de Reyes Magos” es un homenaje bellísimo a la literatura de todos los tiempos.
Si empezamos ya mirando la portada, de Javier Serrano, y tratamos de fijarnos en los detalles descubriremos que muchos son los personajes que la componen y todos ellos extraídos de grandes obras literarias: Max Estrella, el Principito, el Lzarillo… y un largo etcétera.
Uli, el personaje principal, nos cuenta, desde el pasado, una historia que le sucedió 20 años atrás, cuando era un adolescente y que le cambió la vida por completo. Uli no se entendía con sus padres y quería marcharse de casa y abandonarlo todo. Entonces, Cali, Calypso, la chica más dulce que él nunca conoció y de la que estaba enamorado, pone en marcha una conspiración literaria para tratar de retenerlo. El padre de Uli, que nunca ha sido un buen padre, se vuelca en ello y se convierte en un actor para que Uli acabe prendido de las redes de la literatura y leyendo a un supuesto ciego que está en el metro y que no es otro que su padre disfrazado, al que le aguarda un final rápido, pero antes, quiere ser el primer Rey Mago en la vida de su hijo. Cali actúa como el segundo Rey Mago. La madre de Uli sería el tercero, aunque al principio parece que su presencia es escasa, pero Uli la acaba reconociendo y valorando. Y la profesora de literatura sería el cuarto Rey Mago, una mujer que se hace la encontradiza en los pasillos y que le proporciona lecturas. Uli, en suma, cuando descubre qué hay detrás de todos los sobres que recibe, de todos los libros que le mandan al azar y de su relación con el ciego, aprende a valorarse y sabe, con certeza, que ha crecido y ha madurado.
Uli, el joven Ulises de nuestra historia, vive también su particular regreso a Ítaca. Empieza el libro, siempre en primera persona, contando que él dejó de creer en los Reyes Magos a los 8 años, pero, mira por dónde, como le dice su madre, 8 años después tiene que creer de nuevo.
“Días de Reyes Magos” se organiza en 15 capítulos breves que estructuran la historia en tres bloques clásicos, la presentación de los personajes, las vicisitudes en el metro y el desenlace de la historia. En el libro nada es gratuito, no lo son las citas iniciales, no lo es el comentario de la portada y las solapas, porque todo forma parte, como ya se ha dicho, de ese magnífico canto a la vida y a la literatura. Como bien le dice su padre o el ciego, depende de la perspectiva: “Hay tres clases de libros: los que no has leído ni hace falta que los leas; los que empezaste a leer una vez por equivocación y no tuviste el valor de abandonar en la página merecida, y los que lees y relees como quien visita al amigo o a la amada. En algún lugar de este triángulo ideal habría que situar las excepciones: los que no has leído, pero alguien de quien te fías te recomienda que leas. Estos últimos, como los amigos y las amadas, suelen ser fuente de consuelos y también de decepciones” (pág. 81).

Mujercitas

mujercitasMUJERCITAS,
DE LOUISA MAY ALCOTT, Barcelona, Lumen, 2004

Anabel Sáiz Ripoll

¿Quién no ha oído hablar de estas cuatro mujercitas, Meg, Jo, Beth y Amy? ¿Quién no ha visto alguna versión cinematográfica? Es más, seguro que muchos recuerdan a K. Hepburn interpretando a la indómita Jo.
Del libro que hoy reseñamos se han hecho muchas versiones; pero ésta es la definitiva puesto que se trata de la versión íntegra que comprende los dos títulos de la obra, “Mujercitas” y “Aquellas mujercitas” tal y como su autora quiso que se leyesen.
A lo largo de más de 700 páginas el lector disfrutará, sufrirá, se enamorará, tendrás nuevas experiencias y crecerá de la mano de estas niñas que pasan de la infancia a la adolescencia y de ésta a la incipiente madurez, acompañados por unos padres y un entorno propicio, aunque no siempre fácil. Beth, la más tierna de todas, muere muy joven y ése es el episodio más dramático de la obra. Muchas son las lecciones morales que se desprenden de la novela.
Louisa May Alcott nació en Germantown, Pensilvania, el día 29 de noviembre de 1832. Es autora de libros también conocidos como “Bajo las lilas”, “Hombrecitos” y otros más. En Jo refleja mucho de lo que fue su vida puesto que Jo, como ella, es la escritora, la chica que no quiso someterse, que luchó contra los prejuicios. Meg es la hermana mayor, muy sensata, una chica afable, quien se casa primero de las cuatro. Amy es la pequeña, una niña pizpireta, que nos hará reír con sus ocurrencias y que nos sorprenderá cuando se convierta en una espléndida mujer. Jo, ya lo hemos dicho, es la más rebelde de las cuatro, pero también la que más sufre, la más tierna por dentro. Acaso la preferida de quien esto escribe. Y Beth es el ángel del hogar, quien da todo sin esperar nada a cambio. Por supuesto otros personajes las acompañan, los padres, el Sr. y la Sra. March; Laurie y demás. Todos forman, cuando acabamos de leer el libro, parte de nuestra propia familia y, es más, en muchos de nosotros, estos nombres ya son parte de nuestra propia identidad.
El libro, pese a lo que pudiera parecernos, no ha perdido ni un ápice de frescura; es más, pese a los más de 150 años transcurridos desde su publicación, la obra sigue conteniendo toda su frescura y todo su encanto… y no sólo para niños y jóvenes, sino para cualquier edad.
A Gloria Méndez debemos esta magnífica traducción y un prólogo breve, pero condensado. “Mujercitas” no es un libro ñoño, esta versión, al menos, no lo es porque no reduce, como en otras ediciones, parte del original, porque respeta la voluntad de su autora. En otras versiones se eliminaron pasajes enteros y con su supresión el texto quedó desvirtuado y, a menudo, muy edulcorado. La edición que reseñamos no peca de estos defectos, puesto que se divide en dos partes y en 47 capítulos. Auguramos al lector una lectura deliciosa.