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La dama del alba

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“LA DAMA DEL ALBA”, DE ALEJANDRO CASONA
Madrid, Cátedra, (21 2003), (Letras Hispánicas, 202)
ANABEL SÁIZ RIPOLL

Hace poco más de cinco años se celebró el centenario del nacimiento de Alejandro Rodríguez Álvarez, Alejandro Casona, uno de los dramaturgos más notables de las letras hispanas. Bueno es que recordemos aquí “La dama del alba”, que es acaso su obra más hermosa. Añadiremos que Alejandro Casona pasó buena parte de su vida en el exilio a raíz de la Guerra Civil.
“La dama del alba” es una pieza teatral dividida en cuatro actos que mantiene una lectura silenciosa sin perder un ápice de belleza. Por supuesto, el teatro se escribe para ser representado; pero hay obras que te dejan un poso tan hondo que es gratificante releerlas para recrearnos en ellas. Eso ocurre con “La dama del alba”.
La obra se centra en Asturias, la tierra del autor, y nos habla de una tragedia familiar. La Madre ha perdido a Angélica –supuestamente ahogada en el río- y no levanta cabeza ni permite que los demás lo hagan. A su alrededor, Telva, la vieja criada, mujer de una pieza, positiva, animosa, pese al fallecimiento de sus siete hijos en la mina; el Abuelo, un hombre de grandeza extraordinaria, los niños y Martín, el viudo de Angélica, aparentemente desconsolado. En torno a Angélica se ha tejido una leyenda que es falsa y que el lector o el público desvelará, pero que empieza a resolverse con la llegada de Adela quien, poco a poco, desplaza el recuerdo de Angélica. No obstante, y eso es lo más poético, lo que era una farsa, acaba siendo realidad y Angélica de verdad protagoniza su propia leyenda llena de grandeza.
La Peregrina es el personaje central de la obra. Se trata de la Muerte personificada; pero es una muerte bondadosa, que lamenta su trabajo. Una muerte que quisiera estar siempre lejos de los niños. Una muerte que envidia la vida, que desearía ser capaz de amar y que cuando ríe se sorprende a sí misma. Esta Peregrina se siente feliz cuando el abuelo la llama Mujer, que es lo que ella anhela ser.
“La dama del alba” es un texto lleno de poesía, de figuras retóricas (metáforas, sinestesias, metonimias…), con profusión de refranes (en boca de Telva) y con algunas referencias a leyendas asturianas. La Noche de San Juan, noche mágica donde las haya, preside el retorno de Angélica y el desenlace más esperado por la madre: la aparición de su cuerpo intacto, milagrosamente bello pese al tiempo que ha pasado.
Para acabar quisiera señalar que no he escogido esta obra de manera casual, sino para dejar bien claro que la muerte, a menudo, es mucho más clemente, más humana y más tierna y comprensiva que ciertas personas, que ni merecen este calificativo. Me refiero, es obvio, a los que han causado los execrables atentados terroristas en Madrid el pasado 11 de marzo. De alguna manera la literatura, que refleja la sociedad, no puede permanecer al margen. Por eso recomiendo “La dama del alba” que es sinónimo de paz, de poesía y de belleza. Transcribimos un fragmento del diálogo en el que la propia muerte, la Peregrina, lamenta lo que muchas veces sucede en su nombre:
“ABUELO: No me fío de ti. Si fueras leal no entrarías disfrazada en las casas, para meterte en las habitaciones tristes a la hora del alba.
PEREGRINA: ¿Y quién te ha dicho que necesito entrar? Yo estoy siempre dentro, mirándoos crecer día por día detrás de los espejos.
ABUELO: No puedes negar tus instintos. Eres traidora y cruel.
PEREGRINA: Cuando los hombres me empujáis unos contra otros, sí. Pero cuando me dejáis llegar por mi propio paso… ¡cuánta ternura al desatar los nudos últimos! ¡Y qué sonrisas de paz en el filo de la madrugada!”

El caballero del jubón amarillo

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El caballero del jubón amarillo,
de Arturo Pérez-Reverte
(Madrid, Alfaguara, 2003)

Anabel Sáiz Ripoll

Con este título, llegamos a la quinta entrega de las aventuras de Capitán Alatriste, que se iniciaron en 1996 y que están formadas por El Capitán Alatriste, Limpieza de sangre, El sol de Breda, El oro del rey y la que hoy reseñamos.
Iñigo Balboa, el joven escudero o acompañante del capitán en los relatos, recuerda en sus años ancianos todas las aventuras que vivió al lado de Alatriste, que era un hombre de honor, valiente, piadoso a su manera, honesto según su propio código, amigo de sus amigos, de talante especial, en suma. Iñigo asistió, y es muy consciente de ello cuando lo narra, al final de una época de grandeza, asistió a la caída del gran gigante con pies de barro que entonces, ya con Felipe IV, empezó a ser España y nos lo cuenta con nostalgia, con un punto de pena, con melancolía también, pero con orgullo de haber estado en ese momento al servicio de alguien tan especial como el capitán Alatriste.
En El caballero del jubón amarillo, nuestro capitán, esta vez, se las tiene que ver con un rival de altura, de tanta altura como el propio rey Felipe IV, quien se ha encaprichado de la misma mujer que Alatriste. Bien, Pérez Reverte no hurta al lector algunos secretos de alcoba, mal guardados como se ve, entre el rey y la reina, quien hubo de aguantar toda clase de engaños sin merecerlos.
La novela interesa mucho, aparte de por su hilo argumental, porque nos sitúa de lleno ante el espectáculo popular más querido por las gentes de entonces: el teatro. Antes nosotros surge un teatro vivo, rebosante de color, con todos los matices que nos lleva de lleno a cualquier corral de comedias de los que hubiese entonces por Madrid. Justamente el propio capitán era aficionadísimo al teatro.
Al lado del capitán sigue, otra vez, don Francisco de Quevedo, con toda su carga de ironía y de humanidad, y también se añade, esta vez, a María de Castro, una actriz bellísima y a su marido, que conocía y aceptaba las infidelidades de su mujer. No falta, por supuesto, el enemigo del capitán, Gualterio Malatesta quien aquí está al punto de acabar con Alatriste y al que dejamos bastante malparado. No falta tampoco la pérfida Angélica Alquézar con quien Iñigo vive su primera aventura sentimental, que le deja honda huella.
La novela se lee con creciente interés y está llena de referencias literarias a Quevedo, sobre todo, aunque sin olvidar a Góngora, Tirso de Molina, Lope de Vega (un hijo suyo juega un papel importante en la trama) y Calderón de la Barca.
En suma, Pérez Reverte con su pluma ágil y afilada, con una prosa de periodo amplio y muy vivaz, sigue retratando con veracidad, con autenticidad y con total maestría un momento del Madrid de los Austrias que esta vez se trasladan a El Escorial; del Madrid de capa y espada, del de los duelos, del de las romerías cerca del río, del de los paseos por el Prado, del de los que nada hacían y querían aparentar, del lujo y la pobreza de sus habitantes.
La serie protagonizada por el Capitán Alatriste es fundamental, por la plasticidad, por el dominio del relato, por las descripciones, para conocer un momento básico de nuestra historia, acaso el más importante, el S. XVII, el Barroco, magnífico en cultura, desolador en política. Las dos caras mismas del Barroco, el claroscuro; por un lado la más espectacular de las bellezas, por el otro la más terrible de las fealdades. Y es el propio narrador, Iñigo, quien, cargado de experiencia, reflexiona sobre todo esto, sobre las glorias y las vanidades humanas.

El trébol de Kinsale

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EL TRÉBOL DE KINSALE
De Laura Andujar Lorca, Madrid, Anaya, 2007

Anabel Sáiz Ripoll

Ahora que ya se adivina el verano quizás sea el momento también de incluir algún libro en el equipaje que nos ha de acompañar estos meses estivales. Habrá más tiempo y una buena lectura nos puede abrir nuevos mundos y nuevos horizontes.
“El trébol de Kinsale” es uno de esos títulos sugerentes en principio destinado al público juvenil, pero que, sin duda, como ya hemos dicho muchas veces cuando nos referimos a la buena literatura, puede gustar a cualquier tipo de lector.
Se trata de un libro lleno de magia y de frescura que se ambienta, precisamente, en un verano, para favorecer más la identificación con el receptor, al menos en estos días. Alicia, la joven protagonista, ha obtenido muy buenas notas en Selectividad y su premio es viajar Irlanda para aprender inglés y para trabajar también, en una pensión, ayudando a la dueña. Kinsale es su pueblo de destino y, para ella, resulta todo un descubrimiento que la llevará de la magia a la aventura, del amor al desengaño, de la sorpresa a la certeza.
La novela se divide en doce capítulos más un prólogo y un epílogo. El prólogo es interesantísimo porque en él se condensa todo el embrión de la historia, ya que nos habla de la Batalla de Kinsale, aunque deja los aspectos bélicos y se centra en los personales. Una hermosa viuda, Colette Callaghan, en 1602, recibe a los hombres de la Armada Española y se prenda de Rodrigo Vergara, con el que vive una historia de amor no correspondido puesto que él, cuando se pierde la batalla y Kinsale pasa a manos de la reina de Inglaterra, regresa a España y abandona a Colette quien espera un hijo suyo al que pondrá Vergara y así sucesivamente. No obstante, antes culmina su villanía y le roba una joya de incalculable valor: el Trébol de las Cuatro Sagas. Pues bien, aquí tenemos ya el núcleo de la historia.
Muchos años después, siglos después, Alicia conoce a un Vergara y también asiste a algunas celebraciones que tienen como núcleo la búsqueda de un trébol de cuatro hojas. Poco a poco va penetrando en el misterio porque el marido de Mary, la dueña de la pensión que tan amable es con ella, ha desaparecido, aunque todo está relacionado, como veremos al final, con el extraordinario trébol, pero ésa es la historia que tiene que leer el lector.
“El trébol de Kinsale” está escrito con buen pulso, en primera persona y capta muy bien todos los matices de Kinsale y el estado de ánimo de Alicia, una chica curiosa que observa su mundo con mucha atención y acaba entendiendo un poco más el alma humana. Descubre que tras los espejismos a veces no hay nada, pero también descubre el poder de la amistad y el del amor. Para Alicia nada será como antes después de ese verano en Kinsale y así nos lo cuenta en el epílogo que es una puerta abierta a quién sabe qué nueva aventura.
La edición está muy cuidada y seguro que resulta una lectura atractiva para el verano… o para cualquier época, sin duda.

Cielo abajo

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CIELO ABAJO,
DE FERNANDO MARÍAS, Anaya, 2005

Anabel Sáiz Ripoll

“Cielo abajo” se publica en una colección destinada al público juvenil, la prestigiosa colección Espacio Abierto; no obstante, como hemos dicho ya muchas veces, no hay la menor frontera para la buena literatura y “Cielo abajo” es un relato estremecedor, lleno de sensibilidad, que arrebata al lector desde el principio. No en balde obtuvo el II Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil y el Premio Nacional de Literatura..
La novela presenta una trabajada estructura y un uso del narrador llamativo y muy sugerente. “Cielo abajo” está contada por dos narradores, uno, el actual, en primera persona que es una especie de testigo cómplice de lo que cuenta el que sería el narrador principal, Joaquín Dechén. Sin embargo, aún hay más. Joaquín Dechén, un anciano héroe de guerra, cuenta, por escrito sus peripecias y las encuaderna como si fueran un legado que, por un azar, lee el narrador actual que es quien, al fin, escribe toda la novela. Así, la historia transcurre de manera paralela, cada capítulo pertenece a una de las voces, con lo que ninguno de los dos cuenta qué le pasó de manera continuada, sino que nos lo ofrece en dosis, para que el lector asista, igual que el narrador actual, a lo que no es otra cosa que el testamento de Joaquín Dechén.
Joaquín narra su infancia dura ya que fue huérfano y cómo intercambió con otro compañero su identidad; así él, que se llamaba en realidad Javier Álvarez, pasó a ser Joaquín Dechén porque no aceptó el destino que le habían preparado en el orfanato: ser sacerdote y prefirió ser militar, que era lo que debía hacer el verdadero Joaquín. A partir de aquí vemos cómo conoce al Capitán Cortés, un aviador que le enseña todo lo que sabe y que lo infiltra en el Madrid de los primeros tiempos de la Guerra Civil. Así, Joaquín se convierte en un espía del bando nacional, aunque, poco a poco, su percepción va cambiando ya que vive en casa de Ramiro y Constanza, los que fueron amigos de Cortés y que ahora, por estupideces de la guerra, son sus enemigos. Joaquín vive continuas peripecias en el Madrid que resiste el avance nacional y es testigo de uno de los episodios más terribles de nuestra guerra, a la vez que se enamora de Constanza y promete cuidarla siempre. No podrá hacerlo, ya que la muerte lo impide, pero Joaquín siempre, de lejos o de cerca, va a estar en la vida de las siguientes Constanzas, la hija y la bisnieta de la primera. Es, por lo tanto, su texto, el libro que él quiere legarle a la última Constanza, una carta de amor, una confesión de sus miedos, un testimonio de su historia. Y no contamos más que el lector debe descubrir el resto.
“Cielo abajo” es un libro de amor y de sentimientos límite, puesto que sitúa a los personajes en momentos cruciales de su existencia y les permite escoger ser héroe o villano y Joaquín no es ni una cosa ni otra porque siempre estuvo dividido.
También, la novela es una crítica a todas las guerras y un homenaje a los que lucharon en ellas, en este caso en la Civil española. Un homenaje a todos esos seres anónimos que creyeron en un ideal y que aún siguen creyendo.
Es, por último, una historia de amistad, de lealtad, de problemas de conciencia, de destino aciago, de emociones a flor de piel.
El libro, por lo demás, se inicia con un episodio poco conocido de nuestra historia que dejará al lector intrigado y le demostrará, páginas más adelante, que, ante cualquier circunstancia, la piedad es mejor que la venganza.

Grandes Esperanzas

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GRANDES ESPERANZAS
de Charles Dickens, Círculo de Lectores, 2000.

Anabel Sáiz Ripoll

Se trata de una novela de madurez, publicada en 1861, penúltima obra del escritor inglés. Nos cuenta las andanzas del pequeño Pip, Philip Pirrip, aprendiz de herrero que, de la noche a la mañana, merced a un benefactor anónimo, se convierte en un caballero. Marcha a Londres en busca de sus grandes esperanzas. Su orfandad y su pobreza quedan atrás, pero también la alegría de la niñez. Pip lleva una vida elegante y, de alguna manera, se avergüenza de sus orígenes y desdeña a Joe, el herrero casado con su hermana que fue y es el único que de verdad le ha dado cariño.

Vale la pena leer o releer este clásico que ofrece una construcción sin fisuras y un buen ejemplo del pensamiento de Dickens. Aporta un análisis psicológico notable y una ironía sutil y finísima que comienza con el título de la novela. Esas “grandes esperanzas” se desvanecen cuando Pip conoce a su benefactor y cuando, por circunstancias de la vida, ha de regresar con Joe y se da cuenta de quien es su verdadero amigo. Se trata de un libro de autoaprendizaje en el que Pip aprende a valorar que no es la riqueza lo que más importa, sino el afecto y el sentimiento, que no todo puede pagarse con dinero.

Por sus páginas desfilan personajes magistralmente retratados con sus personales historias como la señorita Havisham, por la que sentimos piedad, o personajes antipáticos como el señor Pomblochook, o personajes que acaban cayéndonos bien como Estella, aunque al principio es realmente perversa; hay otro personaje que es el de Herbert, el amigo de Pip en Londres, su amigo real o Wenmick, otra figura excéntrica y singular o el tutor de Pip, el señor Jaggers, personaje difícil de definir porque resulta iompenetrable, o Provis, el preso fugado que resulta ser el benefactor… En suma, todos ellos, al lado de Pip harán que el lector o lectora pasen un buen rato y reflexionen también acerca de las relaciones humanas.

Leer a Dickens es siempre un placer y una fuente de conocimiento de la Inglaterra del S. XIX que él vivió. Autor realista se muestra siempre a favor de los más desprotegidos; sobre todo de los niños que se veían obligados a dejar atrás su niñez sin haber empezado ni a vivirla ya que trabajaban como los propios adultos. Títulos como David Copperfield, La pequeña Dorrit o Canción de Navidad, entre otros, son una perfecta compañía para los lectores de cualquier edad. La mayoría fueron escritas por entregas y los lectores de entonces leían con avidez los capítulos y esperaban al siguiente con auténtica expectación. Muchas de sus obras se han difundido gracias a las versiones cinematográficas o televisivas. De la mayoría hay adaptaciones hechas para el público juvenil, aunque siempre es mejor leer la obra tal cual la escribió el autor, en su integridad, aunque nos cueste más.

La magia de leer

la-magia-de-leerLA MAGIA DE LEER
De José Antonio Marina y María de la Válgoma
Mondadori, 2005

Anabel Sáiz Ripoll

La lectura no debe considerarse un pasatiempo sin importancia; antes al contrario, es la base para adueñarnos del lenguaje y visto está que somos seres lingüísticos que necesitamos la lengua para comunicarnos.”Sin la ayuda del lenguaje –leemos en este libro- somos estúpidos, inarticulados, toscos e insociables”. Por lo tanto, fomentar la lectura ha de ser una tarea urgente, no sólo de los educadores, sino de los padres y el resto de la sociedad.
Los dos autores de este ensayo que hoy reseñamos nos ofrecen un buen motivo de porqués y un puñado de fórmulas o recetas –como las llaman- llenas de optimismo y fáciles de aplicar. José Antonio Marina es catedrático de Bachillerato, filósofo ensayista. Su trayectoria es sólida y va avalada por premios y obras importantes dentro del campo del pensamiento y de los sentimientos. María de la Válgoma es profesora de Derecho Civil en la Universidad Complutense de Madrid y está muy interesada por la literatura.
“La magia de leer” es de lectura fácil y enriquecedora. Se divide en siete capítulos de títulos tan sugerentes como: “La magia de la lectura”, “¿Por qué se ha perdido la magia de la lectura?”, “¿Por qué hemos de recuperar la magia de la lectura?”, “Los enigmas del deseo”, “Tareas para los padres”, “Tareas para los maestros de primaria” y “Tareas para los profesores de secundaria”.
Queda claro que, como leemos en la página 71, la lectura es “el medio más eficaz para adueñarse del lenguaje, lo que, a su vez, es condición indispensable para el desarrollo de la inteligencia, la plenitud afectiva de nuestras relaciones, y la dignidad de nuestra convivencia”. Con éstas ya tendríamos bastantes razones para fomentar la lectura, pero se añaden muchas más que el lector descubrirá a cada paso. Además, continuamente se aportan ejemplos y citas que hacen más enriquecedora nuestra lectura.
Ofrece lo que los autores dan en llamar recetas mágicas y concretamente da seis:
-Primera: contagiar el entusiasmo por la lectura
-Segunda: aprovechar la tendencia que tienen los seres humanos para imitar conductas y hacer que los niños se fijen en que los mayores también leemos y lo imiten.
-Tercera: establecer metas y recompensas.
-Cuarta: fomentar la adquisición de hábitos.
-Quinta: cambiar el sistema de creencias acerca de esta actividad.
-Sexta: allanar los caminos.
Por si fuera poco, proponen Marina y de la Válgoma una gran conspiración en la que todos estemos implicados, la gran conspiración de la lectura; pero para ello hay de demostrar que leer no es ni aburrido ni obsoleto y que puede competir con la televisión y las imágenes porque, precisamente, ni es televisión ni imagen y nada tiene que ver con ambas. El mundo de la lectura se ampara en el libro y un libro es siempre un tratado de magia que está por abrir. Nuestra cultura, lo más antiguo que somos y que sentimos, nuestras raíces, nuestros sentimientos, nuestros amores y nuestros anhelos todos se basan en la escritura y en la lectura. ¿Quién de niño no ha sentido la fascinación por un cuento contado por su abuela? Somos seres humanos y, para seguir siéndolo, jamás debemos olvidar ni soslayar nuestra parte lingüística, la más importante, la que nos sustenta y nos da dignidad.

El maestro oscuro

el-maestro-oscuroEL MAESTRO OSCURO,
De César Mallorquí, Edebé, 1999. (Periscopio, 75)

Anabel Sáiz Ripoll
Doctora en Filología

César Mallorquí es un escritor con una trayectoria vital muy interesante. Nacido en Barcelona el 1953, es hijo de José Mallorquí, el apellido Mallorquí va unido al personaje de El Coyote, creado por el padre de nuestro escritor . Puede que a los lectores al leer el apellido les haya venido a la cabeza ese personaje.
César Mallorquí estudió periodismo y trabajó en La Codorniz y la Cadena Ser hasta que, actualmente, se dedica a lo que más le gusta, la escritura.

“El maestro oscuro” es una novela singular, que ya va por la 4ª edición. Se caracteriza por una lectura rápida e intensa.

Laura, la joven protagonista de 16 años, acaba sus estudios de bachillerato brillantemente, pero decide que no quiere estudiar en la Universidad, sino ponerse a trabajar para cambiar de ambiente, de barrio, de vida. Laura está atravesando por una depresión o por un momento de debilidad puesto que su padre ha muerto y su madre ha vendido todo y se ha instalado, como a podido, es una zona cercana a El Pozo, la parte más marginal de la ciudad. La madre de Laura ha hecho lo que ha podido y trata de salir adelante con dignidad, pero Laura le echa en cara todo lo que le pasa.

No obstante, la atonía de esta chica se rompe gracias a un acontecimiento impactante. A Laura le sucede algo que le cambiará la vida puesto que, a raíz de esa experiencia, saldrá purificada y con nuevos ánimos para enfrentarse a la vida y valorar lo que tiene.

La historia de fondo es escalofriante y habla del tráfico de órganos y la muerte de distintos jóvenes, huidos de sus casas, que se ven atrapados por algunos integrantes de una secta, los cenobitas y por el cerebro del Maestro, un oscuro ser que bajo la apariencia de dar de comer a los pobres, ya que él es el líder de la secta, simplemente consigue cuerpos jóvenes para traficar con ellos y obtener muchos beneficios.

Laura conoce a Tomás, un chico de 14 años, especial, que nunca se quita las gafas de sol, a Horacio, un profesor con personalidad diversa, a los Heredia y al policía Arriaga. Con ellos llega al fondo de la conspiración y está al punto de perder su vida, aunque milagrosamente la salva.

La novela cambia de persona narrativa, de la 1ª a la 3ª y es muy realista, sobre todo en las descripciones de la ciudad, de las muchas ciudades que hay en una misma realidad, desde la opulenta hasta la mísera, la de El Pozo. También acude a la ironía, y también a distintos registros como por ejemplo el que Tomás maneja un léxico bien chocante, lleno vulgarismos. Tiene también elementos de novela fantástica, puesto que el desenlace es sorprendente, aunque no somos capaces, como Laura, de saber si es real o un sueño. Que cada uno decida.
Es una novela ágil y amena, pero con muchos elementos para la reflexión porque, tras una fachada limpia y aséptica, las ciudades esconden bolsas de pobreza y degradación.

LA MALDICIÓN DE ODI (La guerra de las brujas, III)

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LA MALDICIÓN DE ODI,
DE MAITE CARRANZA, EDEBÉ, 2007

Anabel Sáiz Ripoll

Con “La maldición de Odi” llegamos al final de la esperada “La guerra de las brujas”, de Maite Carranza. El lector, con el corazón encogido y tomando el aliento a cada paso, ve como todo se va reorganizando para llevarnos a la eclosión final, al gran momento.
La novela se divide en tres partes, los sentimientos, los errores y la guerra, organizados en 30 capítulos. Cada una de las partes viene presidida por un fragmento de alguna profecía o tratado que se van cumpliendo inexorablemente. Las brujas Omar que siempre se han escondido y que usaban su magia para buenos fines se ven desbordadas ante el empuje de Anaíd quien, sin quererlo, va cumpliendo cada uno de los presagios funestos que sobre ella se habían tejido. Hay que hablar de algunos objetos mágicos que acompañan a estas brujas como su característico cuchillo, el atame o también de los clanes en los que se organizan. Todos estos clanes con sus matriarcas a la cabeza reprueban la actitud de Anaíd, quien acaba desechando los consejos de su madre por el amor que siente hacia Roc, un amigo suyo de la infancia y por la conmoción que vive al conocer a su padre, el apuesto Gunnar quien ha renunciado a la inmortalidad.
Anaíd se alía son su abuela Odish en la que cree encontrar ternura y afecto, pero incumple todas las normas de las Omar. Acaba viajando al pasado y destruye a la maléfica Condesa (inspirada en un personaje real), pero bebe de la copa llena con sangre humana y eso la hace inmortal y, por lo tanto Odish. Todas se alejan de ella, excepto la pequeña Dácil, la Om guanche que ha ido a la península para indicarle el camino hacia el mundo de Om, el mundo de los muertos por el que Anaíd ha de pasar si quiere destruir a su otra gran enemiga, Balaat.
“La maldición de Odi” se cumple, pero también la profecía porque, al lado de los errores, de las ansías de poder, aparece la energía de una madre, Selene, harta ya de la pasividad de las Omar, el amor de un muchacho, Roc y el afecto de dos amigas, Dácil y Clodia. El amor es el antídoto más poderos contra el mal.
Maite Carranza se traslada a México para acabar, al lado de las brujas Om mexicanas, su trilogía con una guerra que, por siempre, pondrá paz entre las Om hará recular a las Odish.
“La maldición Odi” es el libro más mágico de toda la trilogía, está lleno de elementos maravillosos y sobrecogedores como es el camino que nos lleva hacia el mundo de los muertos y que Anaíd recorre.
Maite Carranza se ha documentado muy bien para escribir estos libros protagonizados por mujeres que conectan, íntimamente, con los misterios de la tierra, con la creación y con la vida. Son, insistimos, tres novelas llenas de aventura, de elementos reales que se van uniendo a otros imaginarios o inspirados en leyendas o en creencias que Maite Carranza, como antropóloga, conoce muy bien.
Las brujas de Maite Carranza no tienen nada que ver con Harry Potter, situado en otras latitudes, y sí con la cultura mediterránea y esas primeras religiosas que adoraban a la madre como símbolo de prosperidad.

El desierto de hielo (La guerra de las brujas, II)

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EL DESIERTO DE HIELO,
DE MAITE CARRANZA, EDEBÉ, 2006

Anabel Sáiz Ripoll

“El desierto del hielo” es la segunda parte de la trilogía de “La guerra de las brujas”, de Maite Carranza, cuya primera parte, “El Clan de la loba” reseñamos en su momento en este mismo blog.
Habíamos dejado a Aníd llena de dudas y de zozobras acerca de las intenciones de su madre, Selene, quien no buscaba otra cosa que protegerla de la Profecía que la señalaba como la verdadera elegida. Selene había intentado suplantarla, pero ya no puede hacerlo porque la verdad es más evidente que los engaños.
En “El desierto del hielo”, Selene se sincera con su hija en una larga conversación, salpicada de contratiempos, y la pone en antecedentes de su propia historia. Anaíd descubre su pasado y su presente, pero no sabe muy bien qué hacer porque en realidad sólo tiene 15 años, es una adolescente inexperta, sólo quiere que la amen y no entiende muchas de las cosas que se vaticinan sobre ella. Ése es otro acierto de Maite Carranza quien va barajando continuamente aspectos mágicos o maravillosos con otros normales para facilitar que el lector se introduzca en la historia.
Las Omar esperan de Anaíd acabe con las Odish porque es la elegida, pero no es tan fácil y, con Selene, emprenden una huida para tratar de reorientar su destino. Es en ese viaje disparatado cuando Anaíd descubre quién es.
Selene, la bruja rebelde y emotiva, vivió una juventud difícil, puesto que estaba harta de estar sujeta a los dictámenes de la matriarca del Clan de las Lobas, Deméter, e hizo todo lo posible por romper con las reglas, aunque jugó con fuego y se quemó. Osó e invocar a la sanguinaria Balaat y ése fue su error gravísimo.
Selene se enamoró de Gunnar, cuya verdadera personalidad no descubrimos hasta el final del relato, aunque anticipamos que es un hombre del Norte, de los fríos, acostumbrado a la aventura. Con él, Selene viajará hacia el Polo Norte y vivirá una aventura escalofriante, ayudada por la Osa. En esos momentos nacerá Anaíd, hija del frío y de la nieve. Anaíd cuyo verdadero nombre es Diana, aunque su madre se lo disfrazó para que nadie la descubriera, ya que, desde el principio, supo que era la elegida. Ella y la Omar inuit quien la vinculó con la que luego será s hermana de leche, Sarmik.
“El desierto del hielo” de alguna manera reconcilia a Anaíd con su madre y le hace entender algunas verdades que ella ignoraba, aunque la pone en una situación muy difícil: ella es la elegida y se encuentra entre dos grandes damas, contrarias, una Om, su abuela fallecida, y una Odish, la dama del hielo, la madre de Gunnar, la terrible Odish inmortal de gran belleza quien reclama, una y otra vez, a la elegida. Ella y Balaat la sanguinaria, de quienes huyen y la propia Condesa, otra Odish que ya apareció en la primera parte de la Trilogía y que volverá a adquirir protagonismo más adelante.
La novela, dividida en 17 capítulos, es una larga aventura que nos lleva de Barcelona al Polo Norte y a escenarios imaginarios y que nos permite entender un poco más la gran guerra que se avecina. Los diálogos son vivaces y las descripciones están llenas de belleza.

El clan de la loba (La guerra de las brujas, 1)

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EL CLAN DE LA LOBA,
DE MAITE CARRANZA, EDEBÉ, 2005

Anabel Sáiz Ripoll

El libro que hoy reseñamos se inicia con esta inquietante profecía, la “Profecía de O”:
“Y un día llegará la elegida, descendiente de Om.

Tendrá fuego en el cabello,
alas y escamas en la piel,
un aullido en la garganta
y la muerte en la retina.

Cabalgará el sol
y blandirá la luna”

Maite Carranza (Barcelona, 1958) acude a sus conocimientos en Antropología para organizar el primer libro que forma la trilogía de “La guerra de las brujas”. “El clan de la loba” nos sitúa frente al punto de partida y nos desgrana, poco a poco, las sombras y los claros de un grupo de mujeres que son brujas, aunque no unas brujas cualquiera, sino personas normales, que tienen su vida, sus hijos, su formación, pero que se deben a su clan, que se deben a sus matriarcas y tienen el poder de la magia en sus manos. Maite Carranza nos habla de dos bandos enfrentados, las brujas Omar que son, por así decirlo, las normales, las comadronas, las que creen en el poder de la vida y en la tierra y las brujas Odish que responden más al prototipo de bruja sanguinaria que conocemos por los cuentos, aunque son hermosas, pero también malvadas e inmortales. Todas esperan la llegada de la elegida y todas quieren tener el poder del cetro, aunque no todas pretenden utilizarlo del mismo modo.
En un pueblo apartado del Pirineo, una niña de 14 años, Anaíd, ha vivido la experiencia brutal de la muerte de su abuela, Deméter, y la desaparición de su madre, Selene y todo en un espacio muy corto de tiempo. Anaíd es una niña escuchimizada, poco popular, con muchos complejos y terriblemente desvalida; pero, poco a poco, va a ir penetrando en los secretos de su familia para descubrir que no es una niña normal, sino una bruja Om, del Clan de la Loba, de ahí el título del relato.
El lector, al principio, andará un tanto desorientado porque son muchos los personajes y la novela empieza in media res, pero se irá ubicando a medida que transcurra la acción. El hilo argumental se centra en los descubrimientos de Anaíd y en el presumible abandono de Selene, su madre, su excéntrica madre.
No obstante, nada en la vida de Anaíd es lo que parece y ha de enfrentarse a terribles verdades que la conmocionarán y, pese a todo, seguirá siendo una chica insegura, una adolescente y ese es uno de los méritos de la novela: las brujas son extraordinarias, sí, pero revestidas de total normalidad.
La novela se divide en 23 capítulos que se van entreverando de textos sagrados para los Om extraídos de distintas profecías o tratados. Todo añade magia y elementos maravillosos al relato, aunque sin perder de vista la situación geográfica ni, como decíamos antes, la normalidad.