Rusia impone su ley sin complejos

 GONZALO ARAGONÉS  – Moscú. Corresponsal 
 

Desafiando a Estados Unidos y a Europa, el presidente ruso, Dimitri Medvedev, reconoció ayer oficialmente a las provincias rebeldes de su vecina Georgia, Osetia del Sur y Abjasia, como estados independientes. De forma solemne, el jefe del Kremlin leyó un discurso emitido por televisión desde la ciudad de vacaciones de Sochi, en el mar Negro y a tan sólo 20 kilómetros de la frontera con Abjasia.
Medvedev aceptaba así la petición hecha el día anterior por el Parlamento ruso. Antes del anuncio se reunió con el Consejo de Seguridad de Rusia, en el que también participó el primer ministro, Vladimir Putin.

El reconocimiento oficial se produce después de una corta guerra entre Rusia y Georgia a causa de Osetia del Sur y tras más de dos semanas de tensiones internacionales y protestas por la permanencia de las tropas rusas en territorio georgiano. El líder ruso basó su decisión en la actitud de las autoridades de Tiflis hacia las dos provincias rebeldes. “Los dirigentes de Georgia violaron
la Carta de las Naciones Unidas, sus obligaciones bajo los tratados internacionales; ignoraron el sentido común y provocaron un conflicto militar en el cual los civiles se han convertido en víctimas”, explicaba ayer Medvedev a los ciudadanos rusos, refiriéndose al inicio de las hostilidades, el pasado 7 de agosto, cuando el ejército de Georgia intentó ocupar por la fuerza la capital de Osetia del Sur, Tsjinvali. “Saakashvili eligió exterminar a todo un pueblo para conseguir sus objetivos. El camino más inhumano para absorber Osetia del Sur eliminando toda una nación”.

Aseguró que Rusia siempre ha sido un mediador en el conflicto, incluso desde la guerra de 1991-92. “Los líderes georgianos han elegido un camino diferente. Descartando el diálogo, ignorando los acuerdos firmados, se decantaron por las provocaciones políticas y militares, los ataques a nuestras fuerzas de interposición.. Todo ello violando flagrantemente el statu quo en las zonas de conflito establecido con el apoyo de Naciones Unidas y de
la OSCE”, continuó Medvedev, quien hizo hincapié en la “calma y la paciencia” de Rusia en estos conflictos. “Nuestras insistentes llamadas a la parte georgiana para firmar acuerdos sobre el no uso de la fuerza contra Abjasia y Osetia del Sur permanecieron sin respuesta. Desgraciadamente, fueron ignoradas por
la OTAN, e incluso por Naciones Unidas”.

La decisión de Rusia desoye la petición del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y de la canciller alemana, Angela Merkel, entre otros. El poder ruso defiende que esta es la mejor forma de llevar la estabilidad a la región, ya que evita otro ataque de Georgia. “No es una elección fácil, pero es la única oportunidad para salvar las vidas de estos pueblos”, aseguró Medvedev.

No se entiende así en los gobiernos occidentales, que defienden la unidad territorial de Georgia. “Nunca pude tomarme en serio la tesis de la unidad territorial”, dice el diputado ruso Konstantin Zatulin, director del Instituto de
la CEI, que ya en el pasado pidió el reconocimiento de las dos provincias. “Desde la desintegración de
la URSS, Georgia nunca, ni un solo día, tuvo esa unidad territorial. Para mí la decisión de Medvedev es difícil, pero es la única verdadera”.

En los territorios afectados se celebraba ayer la decisión con alborozo. Abjasios y osetios salieron a la calle desplegando banderas, bebiendo champán y disparando al aire. Por el contrario, las autoridades de Georgia ven en la decisión del Kremlin un “intento de anexión”. El viceministro de Exteriores georgiano, Giga Bokeria, aseguró ayer que “es una anexión descarada de estos territorios que forman parte de Georgia”.

Medvedev también citó en su corto discurso a Kosovo. “Hemos llamado más de una vez a la mesa del diálogo y no nos salimos de nuestra posición incluso después de la declaración unilateral de independencia de Kosovo”, recordó el presidente ruso. En el caso de la ex provincia serbia, a cuyo reconocimiento se oponía Rusia, Moscú acusó a Estados Unidos y a
la Unión Europea de utilizar una barra distinta de medir dependiendo de las circunstancias e ignorando organismos internacionales como
la ONU, donde un veto de Rusia y China habrían echado por tierras los planes para ese nuevo país de los Balcanes.

De acuerdo con el decreto firmado por el jefe del Kremlin, Rusia establecerá en próximas fechas relaciones diplomáticas con Abjasia y Osetia del Sur. “Estamos preparados para firmar con Rusia un tratado de amistad”, dijo el presidente surosetio, Eduard Kokoity. Él también ha propuesto a Moscú instalar una base militar en el territorio de la nueva república. Por su parte, Abjasia prepara un documento que enviará al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, a las instituciones de
la Unión Europea, así como a líderes de otros países para pedirles que reconozcan su independencia.

“Si el reconocimiento sólo lo da Rusia, y supongamos que también Cuba y Venezuela, el efecto no será serio. Todo lo que sucede deja a Rusia en una situación geopolítica nada cómoda. Sin embargo, no se pueden esperar pasos rápidos por parte de los países occidentales. Les llevará tiempo. Si la posición rusa se trabaja más, la seguirán no sólo los países próximos a Moscú”, opina el politólogo Alexei Vlasov, que dirige el Centro para el Estudio Político de los Procesos en el Espacio Ex-Soviético. “La decisión de Rusia nos hace visibles en los procesos de conversaciones con otros países, que es lo que deseábamos desde hace bastante tiempo”, explicaba ayer el viceministro de Exteriores de Abjasia, Maxim Gvindzhya.

Article publicat a La Vanguardia el dimec

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