Las remesas suplen las ayudas

. RAMÓN GONZÁLEZ CABEZAS  – Barcelona
Las remesas de los emigrantes de los países pobres crecen, mientras las ayudas oficiales de los países ricos al desarrollo menguan. El hecho refleja las contradicciones de las políticas de desarrollo en la escena global y la importancia de los fenómenos migratorios transnacionales. Sólo en lo que va de siglo, el volumen de remesas que fluye por el planeta se ha multiplicado por 2,4 hasta llegar en el 2007 a 317.700 millones de dólares

(203.700 millones de euros), a caballo de la oleada migratoria. Entre tanto, las ayudas del club de los 22 países más ricos de la OCDE han bajado por segundo año consecutivo, al pasar de 70.400 millones el 2006 a 66.000 millones el 2007 (8,4% menos), según ha confirmado la OCDE.

La cifra de remesas no incluye las transferencias que se realizan de forma opaca por vías ajenas al circuito bancario convencional, cuyo montante podría estar a la par. De este ingente maná de divisas, casi 240.000 millones de dólares (153.600 millones de euros, tres cuartos del total) han ido a parar a los países en desarrollo, según el último informe del Banco Mundial (BM), que destaca la importancia que puede tener en las economías más desfavorecidas el movimiento de capitales adosado a la emigración laboral.

“En muchos países en desarrollo, las remesas son un salvavidas y, a menudo, una fuente esencial de divisas y una fuerza estabilizadora de la economía en tiempos turbulentos”, afirma el economista Dilip Ratha, autor del estudio junto a su colega Zhimei Xu. En países como Tayikistán, Moldavia y Tonga el dinero de los emigrantes equivale a más de un tercio del PIB. El informe del BM revela igualmente el peso de la población laboral emigrante en algunas de las economías más adineradas del globo: en las monarquías petroleras del Golfo (Qatar, Emiratos Árabes y Kuwait), secundadas por los principados europeos de Andorra y Mónaco, los inmigrantes superan de largo el 60% de la población y hasta rozan el 80%. La media en los países desarrollados ronda el 10%.

Un estudio reciente de la OCDE subraya que los emigrantes menos cualificados contribuyen más a reducir la pobreza en sus países que los de formación superior, al enviar más dinero a sus familias, que en buena parte permanecen en sus hogares de origen. “La emigración de personas poco cualificadas reduce la tasa de desempleo y posiblemente aumenta los salarios de los trabajadores poco cualificados en los países de origen”, señalan los expertos de la OCDE. La organización considera que las migraciones contribuyen al crecimiento económico y la reducción de la pobreza por una combinación de factores: el impacto sobre la oferta laboral, los efectos sobre la productividad y las remesas. El dinero de las emigración financia gastos básicos (bienes de consumo duraderos, alojamiento, salud y educación) y facilita a menudo inversiones en la pequeña y mediana empresa.

No obstante, muchas regiones y países siguen anclados en el atraso pese al maná de las remesas, como Filipinas,

Centroamérica y Marruecos, señala Joaquín Arango, catedrático de Sociología de la Complutense y experto en emigración. “Las remesas contribuyen a aliviar la pobreza, lo que no es poco, pero no cambian los países”, afirma Arango, quien subraya sin embargo el impacto saludable sobre la economía familiar y los efectos multiplicadores del consumo doméstico. “Se cree que cada dólar de las remesas genera 1,7 de actividad económica”, declara. Arango destaca también el peso de las remesas en la balanza de pagos de los países sin otros ingresos externos.

Estados Unidos, el país con mayor volumen de inmigrantes del planeta en cifras absolutas (38,4 millones el 2005), encabeza también con creces el ranking de salidas de remesas, con un flujo de unos 42.200 millones de dólares (26.700 millones de euros) anuales. No en vano, el corredor México-EE. UU. sigue siendo el mayor paso migratorio del globo. En el lado opuesto, India, China y México compiten en los primeros puestos como países receptores con sumas de hasta 27.000 millones de dólares (17.000 millones de euros). Más allá de los guarismos, destaca la componente paritaria del movimiento migratorio, ya que las mujeres copan el 49,6% de la población emigrante mundial (190,6 millones), que ya es el 3% del censo del planeta.

Article publicat a La Vanguardia el 5/05/2008

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