Monthly Archives: novembre 2009

Wendy ataca

wendy-atacaWENDY ATACA,
Andreu Martín, Algar, 2009 (Algar Joven)

Anabel Sáiz Ripoll

“Wendy ataca” es una nueva aventura protagonizada por la joven mosso d`esquadra a quien conocimos en su primera entrega, “La noche que Wendy aprendió a volar”. Wendy es una joven de no más de 24 años que tiene sus miedos y sus dudas, que no es una policía de película y que, sin embargo, ya sea por intuición, por tozudería o por casualidad, Wendy acaba tirando del hilo que le lleva a la resolución de los casos en los que participa. No obstante, como lo hace de manera poco ortodoxa, sin prestar atención a las normas, sus superiores no la felicitan, sino que la regañan por exponerse tanto, por no pensar mejor las cosas. Wendy, por lo tanto, es una joven como todas las demás, aunque ella se dedica a una profesión, hasta no hace mucho tiempo, considerada solo de hombres.
En “Wendy ataca”, nos encontramos a Wendy en compañía de Roger, con el que tiene una extraña relación, una especie de tira y afloja. Ambos patrullan por la ciudad y resuelven distintos altercados. Es de noche y las patrullas son de 12 horas. En un momento han de acudir a una discoteca en donde se está librando una batalla campal entre hispanoamericanos y autóctonos. Es tanto el atropello, que un joven hispano resulta muerto por arma blanca y aquí empieza el caso de Wendy que la llevará a averiguar quién está detrás de esa muerte y a involucrarse de manera directa en su resolución; tanto que, su vida también llega a correr peligro.
Conectando con la anterior entrega, de nuevo la niña Mon protagoniza parte del relato y ayuda a Wendy de manera directa.
Andreu Martín escribe un texto que dura prácticamente lo mismo que su lectura, por lo tanto se ajusta muy bien el ritmo narrativo al cronológico. Por otra parte, “Wendy ataca” responde al género de novela negra que tanto gusta al autor y tan bien domina. No faltan notas de ironía en el relato, ni diálogos chispeantes y fluidos. Distintos y dispares son los personajes que pululan por las páginas de la novela y para todos Andreu Martín tiene la descripción más certera y el retrato más preciso, no exento de crítica social.
“Wendy ataca” alude también a distintos temas que tienen que ver con la vida nocturna y los oscuros de una gran ciudad: forofos del fútbol, bandas organizadas, vagabundos, malos tratos, robos… Todo ello contado de manera directa, sin aspavientos, muy cercana al lector porque Wendy, insistimos, no es una superheroína, es una chica de barrio que aspira a ser buena en su oficio, que tiene sus debilidades y sus afectos, que le gustaría mayor reconocimiento de sus padres y que, en fin, es humana. Ésa es la característica que la hace entrañable y cercana.

Calvina

calvina
CALVINA,
De Carlo Fabretti, SM, 2007

Anabel Sáiz Ripoll

Carlo Frabetti (Bolonia, 1945) obtuvo con “Calvina” Premio Barco de Vapor, en la 29ª edición. El Jurado, entre otros aspectos, destacó, “su sentido del humor, su defensa de la lectura y su sentido poético y musical”. Para el autor, el Premio supuso un apoyo importante en su carrera profesional y en su trayectoria personal. Carlo Frabetti manifestó al saberse ganador que “Lo más importante al escribir es tener la sensación de estar logrando darle a algo que llevas dentro una forma accesible a otras personas. En una palabra, la sensación de compartir”.
“Calvina” es una historia sugerente y enigmática, puesto que se escribe casi a medida que transcurre. El lector se sorprende, al final del relato, siendo testigo de una historia que puede ocurrir en cualquier momento o que acaba de ocurrir.
“Calvina” narra las vicisitudes de una niña o un niño (no sabemos qué es en realidad) que vive con un enorme lobo negro en una gran casa, llena de recovecos, que guarda a su madre muerta en un frigorífico y que ansía tener un padre por encima de todo. Con estos preámbulos uno podría pensar que es una novela truculenta, pero se engañaría porque el humor es la clave para entenderla; el humor y la ternura.
Un ladrón, de buenos instintos, Lucrecio acaba fingiéndose padre de Calvina o Calvino y viviendo en el caserón escenas que rayan la locura o, al menos, lo surrealista. Así, visita un manicomio biblioteca donde los pacientes se identifican con personajes literarios o con sus propios autores, ya sea Italo Calvino, Tarzán, Alicia…; también conoce a un enano que, en realidad, es un gigante –porque eso de la estatura se mide por otras coordenadas, al fin y al cabo, todo es relativo en la vida-. La magia envuelve continuamente la historia, al lado de episodios de intriga.
“Calvina” presenta dos hilos argumentales: el ladrón que entra a robar en la casa de Calvino y la peripecia del verdadero padre del niño/niña quien, en realidad, es el hermano del ladrón; pero eso ya forma parte de la lectura privada y cada uno ha de llegar a sus propias conclusiones.
Sea como sea, “Calvina” es una defensa a ultranza de la lectura, del placer de compartir una historia en soledad, de recrearla y de vivirla en nuestra propia mente. Así, en un momento, la bibliotecaria de esa extraña biblioteca-manicomio dice: “… leer un buen libro, una buena historia, nos ayuda a ordenar nuestras ideas y a comprender el mundo en el que vivimos”.
La novela está divida en 19 capítulos más un epílogo (que nos da las claves para que entendamos lo ocurrido hasta entonces) y se lee de un tirón puesto que resulta, al principio, tan chocante y excéntrica que el lector tiene ganas de saber qué hay detrás de la vida de Calvina o Calvino, sea quien sea. Carlo Frabetti juega con la ambigüedad y echa mano de una serie de elementos propios del género de terror, de suspense o policial, a los que dota de nueva vida puesto que los tamiza con humor.
Pensamos que los jóvenes lectores pasarán un rato divertido y que los lectores adultos podrán reflexionar acerca de ese juego de verdades y mentiras, de claroscuros, de magia y de fantasía, al fin y al cabo, como dice uno de los personajes estrafalarios de “Calvina”: “Estoy un poco loco, pero no soy tonto”.