Category Archives: Novel.la de compromís social

Diario en un campo de barro

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DIARIO EN UN CAMPO DE BARRO,

Ricardo Gómez,

Zaragoza, Luis Vives, 2002

 Anabel Sáiz Ripoll 

Nushi es una adolescente que, tras haber pasado un año acogida por una familia española, vuelve a su país, la ex-Yugoslavia, diezmada por la guerra y empobrecida. Allá están la aguardan sus padres y un hermano. Viven en un campo de refugiados que lleva por nombre “Amanecer-4”. Nushi se da cuenta de que las cosas han cambiado, de que su padre ha envejecido y tiene miedo, de que su madre rehúye hablar del hermano mayor ausente y que su otro hermano se siente mal en su presencia. Hay muchos flecos emocionales que cerrar y Nushi, con paciencia, poco a poco, va entendiendo el puzzle de la vida de los suyos en ese año en el que ella no estuvo. Escribe en su diario todas sus experiencias, sus sensaciones, la vida cotidiana en el campo y, sobre todo, escribe acerca de las huellas de la guerra que, ha acabado, es cierto, pero que sigue en las pupilas de todas las personas, que no se atreven a empezar de nuevo, que lo han perdido todo o que, sencillamente, no saben qué hacer con sus vidas.

Nushi escribe el diario y también se cartea con su familia de acogida, a quienes agradece su cariño y a quienes recuerda en la distancia. Ese diario es, en definitiva, el propio libro, testigo de una época que, por desgracia, no ha pasado del todo.

Diario en un campo de barro es un relato hermoso, escrito con transparencia, que se sitúa en la retaguardia, allí donde todos sufren, allí donde todos son solidarios en lo poco que tienen. Reconstruye la vida cotidiana en un campo de refugiados, habla de las rutinas que se establecen, de las carencias, de los deseos de volver al pueblo, al hogar… aunque no quede nada de él.

Nushi, poco a poco, reconstruye qué fue de la vida de los suyos en ese año dramático, se acerca a su hermano, aprende a ponerse en su lugar y salen los dos fortalecidos y con nuevos recursos emocionales. Descubre, por último, qué ocurrió con su hermano mayor, muerto de una manera dramática, atroz. Entiende que sus padres sean sombras de lo que fueron y saca ánimos para animarles a empezar de nuevo. Todos deciden volver a su pueblo… y ésa ya será otra historia.

Ricardo Gómez desaparece como narrador y cede su lugar a Nushi quien, de manera muy realista, va componiendo ese diario, testigo mudo de la evolución de la chica quien va caminando hacia su madurez.

De alguna manera el libro es también el relato de un viaje iniciático puesto que la Nushi casi niña que empieza a escribir el diario no tiene mucho que ver con la Nushi casi adulta que lo termina. Se da cuenta de que ella, de alguna manera, ha de empujar a sus padres al cambio y lo hace con determinación y esperanza.

Diario en un campo de barro nos recuerda que en las guerras los que sufren con las personas anónimas, esas que sienten que su vida se tambalea y no entienden por qué y es que no hay ninguna explicación. Las guerras todos las pierden. Seguro.

Mujer mirando al mar

Mujer mirando al mar,
de Ricardo Gómez.
Madrid, SM, Premio Gran Angular 2010.
Cartoné, 128 pp., 15,5 x 23,8 cm., 15.50 €.

 

Por Anabel Sáiz Ripoll

 

Mujer mirando al mar, el reciente Premio Gran Angular, es un título daliniano para una novela diferente que ahonda, entre otros muchos aspectos, en el proceso de creación literario. Ricardo Gómez realiza un ejercicio de metaliteratura muy interesante puesto que no escribe un relato lineal, sino que, en su papel de autor y narrador, va exponiendo qué proceso sigue, como escritor, para organizar sus materiales y escribir una novela o un relato largo. Parte de una vieja carpeta encontrada y de unos poemas que cuentan una historia enclavada en la posguerra española, de amor y de luchas clandestinas, en una época en que casi todo estaba prohibido…”.

 

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Publicado por Carmen Fernández Etreros para EL BLOG DE PIZCA DE PAPEL el 6/01/2010 10:01:00 AM

Palabras envenenadas

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PALABRAS ENVENENADAS,

Maite Carranza,

Barcelona, Edebé, 2010, (Periscopio, 78).

 

Anabel Sáiz Ripoll

 

Palabras envenenadas es el último Premio Edebé de Literatura Juvenil. Se trata de un libro valiente y comprometido que narra una historia estremecedora y arriesgada. Maite Carranza nos ofrece un relato de impecable factura en el que no sobra ningún detalle. Lejos de sus novelas más frescas e irónicas, más mordaces y divertidas, la escritora barcelonesa apuesta por un drama que nos remueve todos los cimientos.

Palabra envenenadas nos ofrece la crónica de un día, un día distinto y especial en el que, para algunos, el tiempo corría en su contra y, para otros, parecía hacerlo a su favor. Ofrece además un ejemplo de perspectivismo porque el relato, escrito en  3ª persona y 1ª persona, permite conocer el punto de vista de tres personajes más el de la propia protagonista.

Bárbara Molina lleva 4 años desaparecida, desde que tenía 15. Todos creen que ha muerto, menos el inspector que llevó su caso, Salvador Lozano, quien, a punto de jubilarse, se resiste a dar por pérdida a Bárbara. A estos dos personajes se suman, Núria Solís, la madre de Bárbara, y Eva, quizás la mejor amiga de la joven, al menos, hasta que las cosas se torcieron.

Gracias a estos personajes vamos atando cabos y llegando a una conclusión que nos parece monstruosa y que queremos desechar, pero que se acaba imponiendo sobre las demás hipótesis.

Bárbara era una chica hermosa, una chica con un buen porvenir, especial, sin embargo su propio padre se encargó de anularla, de vejarla y de torturarla porque Palabras envenenadas pone el dedo en la llaga al referirse a los abusos sexuales que sufren aún muchos niños y niñas, Bárbara es un ejemplo de ello.

Harta de esas prácticas, llena de miedo, pensó en huir, pero su padre fue más rápido y acabó sepultándola en vida en una especie de zulo al que acudía para darle de comer y saciar sus perversiones; no obstante, Bárbara aún tiene esperanzas, pero Él (al que conocemos al principio por el uso en mayúsculas del pronombre personal), se encarga de hacerla pasar por mala, por la causante de todas las desgracias.

El inspector Lozano, un hombre cabal y muy humano, aún sabe que hay algo en la historia que no casa y esa última pieza del puzzle se la da Eva, la joven a la que Bárbara pide ayuda. Ha conseguido el móvil del su padre y, con mil penurias, realiza esta llamada que le salva la vida y cambia el rumbo de la vida de todos los implicados en la trama, del inspector, de Eva, de Núria y, por supuesto, de Pepe Molina, el supuesto padre estupendo, entregado solo a la causa de recuperar a su hija, amante de su familia y un cínico por emplear un calificativo suave.

Interesa mucho destacar el personaje de Núria Solís, la madre, a la que Pepe se ha encargado de anular, a la que ha ninguneado toda la vida, ha desautorizado y ha sometido ha toda clase de presiones. Esta mujer que toma tranquilizantes, que es una sombra de lo que era, que se fía de su marido aún… cuando descubre la verdad empieza a entender muchas cosas y retoma, con esfuerzo, su propia personalidad, coge fuerzas de su propia hija y entiende que tiene que actuar. Ella y el inspector son los que corren más para parar el tiempo.

Palabra envenenadas ofrece el retrato de una sociedad que se nutre de las falsas apariencias, de vive de espaldas a la verdad, que, a menudo, no quiere saber la verdad y se escuda en tópicos y en mitos.

Maite Carranza escribe sin que le tiemble el pulso, pero es elegante en su prosa, no busca el sensacionalismo, sino la verdad y la denuncia, por eso no entra en escenas que podrían ser truculentas, solo la esboza y más bien se centra en la psicología de los personajes de los que hace unos retratos excelentes. Aprendemos a conocer a Bárbara, la acompañamos en su encierro y nos sentimos impotentes como ella misma; pero apreciamos de verdad al inspector Lozano y deseamos que solucione el caso antes de jubilarse; entendemos a Eva, sus dudas y vacilaciones y le damos coraje para sumar dos y dos y, por fin, levantamos a Núria, le soplamos al oído que tiene que ser ella y nadie más quien proteja a Bárbara.

Sin duda, es una novela que va a conmover a quien la lea y que merece ser difundida porque, a menudo, la verdad que más duele es la que está escondida. Palabras envenenadas se lee deprisa, con el aliento contenido y el alma en vilo. Es una novela realista, con un final inesperado, aunque mantiene, eso sí, la llama de la esperanza.

 

http://www.culturamas.es/2010/05/03/palabras-envenenadas-de-maite-carranza/

Siete días de julio

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SIETE DÍAS DE JULIO,
Jordi Sierra i Fabra,
Barcelona, Plaza y Janés, 2010

Anabel Sáiz Ripoll

“Siete días de julio” es una novela vibrante e intensa, cuya acción se desarrolla en siete días que significan, para Miquel Mascarell, un punto de inflexión importante en su vida. A Mascarell lo conocemos ya gracias a otra novela, “Cuatro días de enero”. Se trata de un inspector de policía republicano que ha pasado los últimos años de su vida en el Valle de los Caídos, trabajando en su construcción. En 1947 sale en libertad y regresa a Barcelona. Barcelona ya no es su ciudad, sino un lugar gris, triste en el que la gente trata de salir adelante. El hambre, el estraperlo, los chanchullos de la burguesía, la tristeza conforman el telón de fondo por el que se mueve Mascarell quien, pese a todo, acaba encontrando algún motivo de esperanza gracias a Patro, la joven prostituta a la que ayudó en su anterior caso y que ahora le devuelve, con creces el favor.
“Siete días de julio”, pese a tener aspectos de novela intimista, es una novela negra, de acción en la que Mascarell, de una manera que parece casual y que, sin embargo, no lo es, se hace cargo de un caso e investiga la muerte de una joven prostituta en el metro de Barcelona. No obstante, tras esa muerte que no fue tan accidental como se creía, se esconde el odio y la venganza. Mascarell está al punto de caer en las garras del hijo de uno de sus detenidos más famosos. Solo el azar y algo parecido a la buena suerte lo librarán.
Queremos destacar el ritmo narrativo de la novela que va, capítulo a capítulo, llevándonos a un desenlace que presagia nuevas entregas porque un caso se ha cerrado, pero quedan aún muchos cabos sueltos. Lo que interesa es la proyección psicológica de Mascarell quien comienza siendo un hombre abatido y viejo, que echa terriblemente de menos a su esposa Quimeta y acaba siendo un hombre rehecho, con fuerzas de flaqueza, que aprecia la vida y que siente alguna ilusión por salir adelante. Muchas veces se ha dicho que Sierra i Fabra no describe bien a sus personajes, en este caso no hay nada más falso porque Mascarell se nos va dando progresivamente, va evolucionando, va mostrando sus pensamientos, sus sentimientos, su especial talante, su proyecto de vida. E personaje femenino de Patro está bien resuelto, es una mancha blanca entre tanta oscuridad y merecería tal vez una nueva historia.
Por otro lado, la prosa de “Siete días de julio” es clara, directa y nos sitúa directamente en el ambiente de posguerra, aunque sin hurgar más en la herida. No es una novela que hable de la posguerra, no, es una novela que se desarrolla en la posguerra y que, por lo tanto, tiene que hacer referencia al tiempo y al espacio, pero centrándose más en el episodio policíaco que narra.
En “Siete días de julio” queda muy clara la división entre las dos Españas, los vencedores amasando sus grandes fortunas sin el más mínimo pudor (aunque llenos de miserias morales) y los vencidos tratando de subsistir. El ser humano, como en muchas otras novelas del autor, muestra aquí diversidad de rostros.
“Siete días de julio”, por fin, no es estrictamente una novela juvenil, pero ¿quién dijo que los jóvenes no puedan leer novelas, buenas novelas?

La ruta del huracán

La ruta del huracán, Care Santos,
Barcelona, Alba Editorial, 2000.

“La ruta del huracán” puede definirse como un libro de crecimiento personal, ya que nos habla de Aida, una joven de 13 años quien, gracias a un viaje, cambia su manera de entender el mundo y, lo que es mejor, el propio conocimiento que tenía de ella misma.
En primera persona, a través de un cuaderno que hace las veces de diario, Aida nos cuenta el viaje que realiza con su padrastro Nacho a El Salvador. Ambos viven una situación personal triste puesto que acaba de fallecer la madre de Aida. Nacho le regala un cuaderno a Aida y le ofrece la posibilidad de cambiar de aires y trasladarse por una temporada a El Salvador. Aida, poco a poco, va saliendo de su ensimismamiento y contempla con ojos asombrados todo lo que ve a su alrededor, gentes, cultura, tradiciones, usos idiomáticos… nada escapa de la mirada de la joven quien, además, escribe algunos correos electrónicos a una buena amiga, Helena, gracias a los cuales vamos entendiendo mejor la historia.
El viaje de Aida coincide con el paso del huracán Mitch por Centroamérica, de ahí el título del libro. Nacho ha aceptado una invitación para dar un par de conferencias sobre primates, el tema que le apasiona, a Costa Rica. No obstante, las comunicaciones se cortan, por el huracán y Aide, junto con su amigo salvadoreño Roque, deciden emprender el viaje de sus vidas en busca del padre. Así, pasan por Honduras y llegan a Costa Rica y son testigos de la devastación que ha ocasionado el huracán, de la miseria en la que viven muchas personas y de las terribles desigualdades sociales que Care Santos no soslaya en ningún momento.
Aida y Roque conocen a otras personas, la mayoría de las cuales les ayudan a llegar a su destino y descubren qué es el hambre, qué es la sed, qué es la sociedad, qué es la tristeza… Cuando llegan ya no son los mismos, son infinitamente mejores. Por fin, reencuentran a Nacho y pueden regresar, cerrando así el círculo del viaje iniciático.
Hay una serie de personajes ricos en la novela como es el mismo Nacho, Roque, el joven amigo de Aida y quién sabe si algo más y Marcela, la madre de Roque; aparte de los personajes que se van encontrando por el camino (Irving, Ro…) y que les ayudan a entender un poco más la naturaleza humana. “La ruta del huracán” es un libro que nos habla de respeto, de tolerancia, de comprensión, de igualdad y, por qué no, de justicia social.
“La ruta del huracán” va destinado a lectores desde 12 años en adelante, aunque, como decimos muchas veces, puede gustar al público en general. Contiene una lección vital, aunque huye de didactismos y de monsergas. Aida escribe de manera fresca, directa, llena de humor, a veces de ternura y, así, la autora logra transmitirnos de manera mucho más directa la peripecia de una niña que ya se está despidiendo de su niñez.
Interesa mucho destacar el conocimiento de la autora de la geografía y sociedad centroamericana y cómo describe el paisaje destrozado por la fuerza de la naturaleza. Como dice la propia Care Santos en su web, http://www.caresantos.com/Propuestas%20La%20ruta%20del%20huracan.htm:
“Conozco una estupenda forma de viajar: a través de los amigos, de nuestra gente especial. Muchas veces aprendemos a amar algunos lugares en función al cariño que tenemos a quienes los habitan. Algo parecido a eso me pasó a mí con América Central, donde tengo algunos amigos inolvidables: Alejandra Castro, Rafael Francisco Góchez, Roberto Cortés, Javier Alas… de su mano, en más de una ocasión, he recorrido las tierras de ese istmo que es Centroamérica, y de su mano espero volver muchas otras veces. He escrito mucho sobre esas porciones de tierra que son los países que lo firman: Guatemala, Honduras, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Panamá… Y espero seguir haciéndolo”
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LA NIÑA DE LOS TRES NOMBRES

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LA NIÑA DE LOS TRES NOMBRES
DE TAMI SHEM-TOV,
Emecé-Planeta, 2008

Anabel Sáiz Ripoll

“La niña de los tres nombres” no forma parte de ninguna colección infantil ni juvenil y, sin embargo, como ya pasará con “El niño con el pijama de rayas”, es un libro que los chicos y chicas pueden leer ya que está protagonizado por una niña, Lieneke, quien vivió, a los nueve años, la dura experiencia de la persecución nazi.
El libro que nos ocupa recoge una historia real ya que sus protagonistas existen. La narración gira en torno a las cartas que el padre de Lieneke le escribió cuando estaban separados y refugiados en distintos lugares para no ser identificados como judíos. Estas cartas destilan alegría, ganas de vivir y son puros cantos de optimismo. Es eso lo que nos gusta del libro, en plena hecatombe, en pleno delirio nazi, un padre es capaz de transmitir a su niña pequeña toda la magia que, realmente, tiene el mundo.
“La niña de los tres nombres” se divide en 25 capítulos en los que, desde el presente, pero con la mirada también puesta en el paso, esta niña pequeña, con esa mirada que solo da la inocencia, explica los primeros momentos de la persecución judía y como su padre tuvo que buscarles un refugio a todos, a sus hermanos mayores, a su hermana Raquel, a su madre enferma, a él mismo y a la más pequeña. Lieneke recuerda todas estas casas y a todas esas personas maravillosas que no dudaron en arriesgar su vida por acogerla y protegerla.
La acción se desarrolla en Holanda y termina con la liberación por parte de los aliados y el reencuentro entre padre e hija, aunque empañado por la tristeza ya que su madre ha muerto y la pequeña Lieneke, que en realidad no se llamaba así, pero que ya no sabe prescindir de ese nombre, no ha podido despedirse de ella.
En el libro se reproducen las cartas fantásticas de un padre a su hija, llenas de dibujos, de color, de entusiasmo; cartas que hablan de las cosas pequeñas, del campo, de los animales, de las fechas que hay que recordar.
La pequeña Lieneke acaba emigrando a Israel y así nos lo cuenta, de una manera más directa al final del libro. Cambia incluso de nombre cuando se casa y ahora, porque sigue viva y disfrutando de su familia, se llama Nili Goren.
El libro está escrito en tercera persona, con profusión de diálogos y con la inclusión de las cartas, como hemos dicho. Termina con una breve entrevista de la autora a la señora Goren y con varias fotografías que nos permiten poner cara a los personajes del libro.
“La niña de los tres nombres” es un canto de paz, de igualdad, de fraternidad. No se centra en escenas dolorosas y, sin embargo, las sabemos encontrar y nos da escalofríos pensar en toda la peripecia que familias, como la de Lieneke, tuvieron que vivir. Unos lo han contado, como ellas. Otros ya nunca podrán hacerlo.
Insistimos que el libro no está pensado para los niños o jóvenes, pero se apropiarán de él, sin duda, como pasó con el “Diario” de Ana Frank y con todas las buenas historias que tocan el alma.

Cielo abajo

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CIELO ABAJO,
DE FERNANDO MARÍAS, Anaya, 2005

Anabel Sáiz Ripoll

“Cielo abajo” se publica en una colección destinada al público juvenil, la prestigiosa colección Espacio Abierto; no obstante, como hemos dicho ya muchas veces, no hay la menor frontera para la buena literatura y “Cielo abajo” es un relato estremecedor, lleno de sensibilidad, que arrebata al lector desde el principio. No en balde obtuvo el II Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil y el Premio Nacional de Literatura..
La novela presenta una trabajada estructura y un uso del narrador llamativo y muy sugerente. “Cielo abajo” está contada por dos narradores, uno, el actual, en primera persona que es una especie de testigo cómplice de lo que cuenta el que sería el narrador principal, Joaquín Dechén. Sin embargo, aún hay más. Joaquín Dechén, un anciano héroe de guerra, cuenta, por escrito sus peripecias y las encuaderna como si fueran un legado que, por un azar, lee el narrador actual que es quien, al fin, escribe toda la novela. Así, la historia transcurre de manera paralela, cada capítulo pertenece a una de las voces, con lo que ninguno de los dos cuenta qué le pasó de manera continuada, sino que nos lo ofrece en dosis, para que el lector asista, igual que el narrador actual, a lo que no es otra cosa que el testamento de Joaquín Dechén.
Joaquín narra su infancia dura ya que fue huérfano y cómo intercambió con otro compañero su identidad; así él, que se llamaba en realidad Javier Álvarez, pasó a ser Joaquín Dechén porque no aceptó el destino que le habían preparado en el orfanato: ser sacerdote y prefirió ser militar, que era lo que debía hacer el verdadero Joaquín. A partir de aquí vemos cómo conoce al Capitán Cortés, un aviador que le enseña todo lo que sabe y que lo infiltra en el Madrid de los primeros tiempos de la Guerra Civil. Así, Joaquín se convierte en un espía del bando nacional, aunque, poco a poco, su percepción va cambiando ya que vive en casa de Ramiro y Constanza, los que fueron amigos de Cortés y que ahora, por estupideces de la guerra, son sus enemigos. Joaquín vive continuas peripecias en el Madrid que resiste el avance nacional y es testigo de uno de los episodios más terribles de nuestra guerra, a la vez que se enamora de Constanza y promete cuidarla siempre. No podrá hacerlo, ya que la muerte lo impide, pero Joaquín siempre, de lejos o de cerca, va a estar en la vida de las siguientes Constanzas, la hija y la bisnieta de la primera. Es, por lo tanto, su texto, el libro que él quiere legarle a la última Constanza, una carta de amor, una confesión de sus miedos, un testimonio de su historia. Y no contamos más que el lector debe descubrir el resto.
“Cielo abajo” es un libro de amor y de sentimientos límite, puesto que sitúa a los personajes en momentos cruciales de su existencia y les permite escoger ser héroe o villano y Joaquín no es ni una cosa ni otra porque siempre estuvo dividido.
También, la novela es una crítica a todas las guerras y un homenaje a los que lucharon en ellas, en este caso en la Civil española. Un homenaje a todos esos seres anónimos que creyeron en un ideal y que aún siguen creyendo.
Es, por último, una historia de amistad, de lealtad, de problemas de conciencia, de destino aciago, de emociones a flor de piel.
El libro, por lo demás, se inicia con un episodio poco conocido de nuestra historia que dejará al lector intrigado y le demostrará, páginas más adelante, que, ante cualquier circunstancia, la piedad es mejor que la venganza.

El maestro oscuro

el-maestro-oscuroEL MAESTRO OSCURO,
De César Mallorquí, Edebé, 1999. (Periscopio, 75)

Anabel Sáiz Ripoll
Doctora en Filología

César Mallorquí es un escritor con una trayectoria vital muy interesante. Nacido en Barcelona el 1953, es hijo de José Mallorquí, el apellido Mallorquí va unido al personaje de El Coyote, creado por el padre de nuestro escritor . Puede que a los lectores al leer el apellido les haya venido a la cabeza ese personaje.
César Mallorquí estudió periodismo y trabajó en La Codorniz y la Cadena Ser hasta que, actualmente, se dedica a lo que más le gusta, la escritura.

“El maestro oscuro” es una novela singular, que ya va por la 4ª edición. Se caracteriza por una lectura rápida e intensa.

Laura, la joven protagonista de 16 años, acaba sus estudios de bachillerato brillantemente, pero decide que no quiere estudiar en la Universidad, sino ponerse a trabajar para cambiar de ambiente, de barrio, de vida. Laura está atravesando por una depresión o por un momento de debilidad puesto que su padre ha muerto y su madre ha vendido todo y se ha instalado, como a podido, es una zona cercana a El Pozo, la parte más marginal de la ciudad. La madre de Laura ha hecho lo que ha podido y trata de salir adelante con dignidad, pero Laura le echa en cara todo lo que le pasa.

No obstante, la atonía de esta chica se rompe gracias a un acontecimiento impactante. A Laura le sucede algo que le cambiará la vida puesto que, a raíz de esa experiencia, saldrá purificada y con nuevos ánimos para enfrentarse a la vida y valorar lo que tiene.

La historia de fondo es escalofriante y habla del tráfico de órganos y la muerte de distintos jóvenes, huidos de sus casas, que se ven atrapados por algunos integrantes de una secta, los cenobitas y por el cerebro del Maestro, un oscuro ser que bajo la apariencia de dar de comer a los pobres, ya que él es el líder de la secta, simplemente consigue cuerpos jóvenes para traficar con ellos y obtener muchos beneficios.

Laura conoce a Tomás, un chico de 14 años, especial, que nunca se quita las gafas de sol, a Horacio, un profesor con personalidad diversa, a los Heredia y al policía Arriaga. Con ellos llega al fondo de la conspiración y está al punto de perder su vida, aunque milagrosamente la salva.

La novela cambia de persona narrativa, de la 1ª a la 3ª y es muy realista, sobre todo en las descripciones de la ciudad, de las muchas ciudades que hay en una misma realidad, desde la opulenta hasta la mísera, la de El Pozo. También acude a la ironía, y también a distintos registros como por ejemplo el que Tomás maneja un léxico bien chocante, lleno vulgarismos. Tiene también elementos de novela fantástica, puesto que el desenlace es sorprendente, aunque no somos capaces, como Laura, de saber si es real o un sueño. Que cada uno decida.
Es una novela ágil y amena, pero con muchos elementos para la reflexión porque, tras una fachada limpia y aséptica, las ciudades esconden bolsas de pobreza y degradación.

Mi hermano y yo

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MI HERMANO Y YO,
Isabel-Clara Simó,
Algar, 2009

Anabel Sáiz Ripoll

Mi hermano y yo ganó el XIX Premio de Novela Ciutat d`Alzira, en 2007, y es uno de los títulos más vendidos en Bromera, con más de 10.000 ejemplares en un año. Ahora se ofrece en su traducción al castellano y es una apuesta firme de la editorial.
Isabel Clara-Simó (Alcoi, 1943) es una escritora bien conocida en la literatura valenciana y catalana, que también ha escrito algunos títulos para el público juvenil como éste que hoy comentamos o la novela Raquel.
Mi hermano y yo es una historia hermosa, conmovedora, llena de ternura, pero también de crítica social. Pol es un joven de casi 30 años que tiene síndrome de Down. Su hermana Mercedes, de 12 años, es quien más se ocupa de él y quien nos cuenta la historia en primera persona. De ahí que nos parezca un relato lleno de frescura y matices porque Mercedes va pasando revista a sus propias vivencias, a las de su hermano y a las de sus padres. La familia se mantiene de manera muy precaria porque sus padres no mantienen una unidad familiar basada en el cariño, sino en las formas externas. Su padres, militar, ha sido ascendido a General y se pasa el día entre amigos, tratando de imponer sus ideas y sin mostrar la mínima sensibilidad hacia Pol. La madre es una mujer guapa, llena de vida, que no ha nacido, según ella, para ser madre y que delega en los demás. No quiere tener problemas y se pasa la vida sin hacer nada importante.
Mercedes se lamenta de esta situación y dice, muy a menudo “Puñeta, yo solo tengo 12 años” porque se da cuenta de que es mucha la responsabilidad que tiene frente a su hermano.
La vida de Pol da un vuelco cuando se enamora de María, la hija también con síndrome de Down de su sirvienta hispanoamericana. Este amor lo trasforma, lo vuelve mejor, más aseado, más hablador, más consciente. Pol y María quieren empezar una vida juntos, pero no encuentran el apoyo que necesitan, solo en su hermana y en uno de los profesores del taller al que asiste el joven.
La novela se precipita hacia un desenlace dramático que nos permite reflexionar acerca de los prejuicios que tenemos ante el síndrome de Down y nos hace ver la suficiencia con que se trata a estas personas, empezando, en este caso, por la propia familia que no sabe qué hacer y trata de ocultar lo que llaman “una desgracia”, cuando, seguramente, Pol y María podrían haber vivido su amor con total normalidad si no fuera por los estereotipos de una sociedad que no quiere saber nada de los que se salen de “las normas”.
Mi hermano y yo es una novela que nos hará reír, que nos hará llorar y que nos permitirá vivir muchas sensaciones y que, sobre todo, removerá algo en nuestras conciencias. El libro es una lectura muy apropiada para los jóvenes para que empiecen a ser mejores que los adultos que los han precedido y que vean que ser distintos no supone ser peores.
El texto está escrito con fluidez, con gracia y amenidad y, como hemos dicho, es la propia Mercedes quien va desgranando la historia, por lo que aparte de hablar de Pol, nos habla de sus aspiraciones, de sus complejos, a la vez que nos ofrece una visión certera y demoledora de su familia.

LUNA DE SENEGAL

luna-de-senegalLUNA DE SENEGAL
De Agustín Fernández Paz. Il.: Marina Seoane
Anaya, 2009 (Sopa de Libros, 137)

Anabel Sáiz Ripoll

“Luna de Senegal” es uno de los últimos títulos del autor gallego, Premio Nacional de Literatura, cuyo título original es “Lúa do Senegal”. La traducción la ha realizado Marina Soto.
El libro se destina a los niños desde 10 años y nos narra las vivencias, aspiraciones, anhelos, deseos, miedos y desazones de una joven niña senegalesa, Khoedi, que ha tenido que abandonar su casa en Senegal, en compañía de su madre y de su hermana, para reunirse con su padre, en Vigo, donde lleva varios años trabajando. Para la niña supone un choque cultural y emocional muy grande dejar su aldea natal, sus costumbres, su colegio y sus amigas y conocer una ciudad brumosa, como Vigo, en donde el sol no es igual que en Senegal ni nada le recuerda la tierra que dejó, aunque sí hay una cosa, la luna; la luna, por suerte, es la misma y a ella explica la pequeña sus cuitas y temores como si el satélite nocturno pudiera ampararla.
Khoedi y su hermana Naima llaman a Vigo El País de las Ausencias porque carece de todo lo que tenía su pueblo, Ziguinchor. No obstante, Khoedi es una niña animosa que tiene curiosidad y quiere conocer el nuevo mundo y tender puentes entre lo que dejó atrás y lo que la aguarda. Además, se alegra porque sus padres y ellas dos pueden estar, al fin juntos, y conoce la historia que tuvo que vivir su padre, llena de peligros y angustias, para conseguirles un futuro mejor.
Khoedi echa de menos a su abuela, Mamá Feriane, que ya murió, aunque nota su presencia por todas partes. Su abuela le contaba cuentos hermosos de todas las cosas. Este rasgo lo ha heredado la niña que, sin saberlo, recoge la herencia de la abuela y es capaz de contar los relatos más curiosos a su hermana y a todo aquel que quiera escucharla: “No sé como explicarlo bien- nos dice- . Es como si tuviera una caja con hilos para tejer historias. Mezclas varios hilos y te sale un cuento que se parece a otros, pero que es distinto. Depende de cómo lo hayas tejido; y de los hilos que hayas empelado, claro”.
El relato tiene doble persona narrativa, por un lado la propia Khoedi, cuando se dirige a la luna y, por el otro, el narrador cuando, en tercera persona nos va explicando los avatares y las ilusiones de la familia.
“Luna de Senegal” nos habla de lo duro que es emigrar y dejar la tierra propia atrás, pero también de la fuerza y la esperanza que tienen los emigrantes cuando llegan a su nueva patria. Alude también a ciertas situaciones de racismo e incomprensión, pero, por encima de todo, late la esperanza en el futuro, simbolizado por la foto que toda la familia se realiza juntos, al fin.
Khoedi llega en verano a Vigo y se pasa todo el verano temiendo el primer día de clase, hay alguna otra niña senegalesa que lleva más tiempo en Vigo que la asusta y, a la vez, la ayuda presentándole nuevas amigas (la mayoría de distintas procedencias). Al final, para Khoedi ese primer día de clase es una puerta abierta a la esperanza y la constatación de que el futuro puede ser bueno en Vigo, sin olvidar el Senegal.
En “Luna de Senegal” hay un símbolo importante, que son la semillas de baobab que la niña lleva a Vigo y que planta en una maceta con la esperanza de que algún día crezca y pueda plantarlo en uno de los parques de la ciudad gallega. Al fin y al cabo, como comenta la niña: “Tal vez, el único país que importe de verdad es el que acabamos construyendo con las personas que queremos”.