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El faro de la mujer ausente

El faro de la mujer ausente,

David Fernández Sifres, Edelvives, 2011

Anabel Sáiz Ripoll

El faro de la mujer ausente, del escritor leonés David Fernández Sifres, XI Premio Alandar, es un relato lleno de registros y de aciertos literarios. En primera persona, Hugo, de 16 años, narra una historia del pasado que habría de conmoverlo y cambiarle la vida para siempre. Todo trascurrió en la localidad normanda de Bellemer donde Hugo pasó un verano más que distinto o emocionante, lleno de experiencias enriquecedoras que lo harán crecer y madurar. Y es que El faro de la mujer ausente es también el relato de un viaje iniciático que arranca con un Hugo escéptico, inseguro, y termina con otro chico, ni mejor ni peor, aunque sí más solidario y humano.
Hugo resultó ser el ganador de un curso intensivo de francés. De ahí que se trasladara solo, en avión, a París. Todo es nuevo para él, aunque sabe encajarlo bastante bien. Conoce a los que serán sus compañeros de grupo e, inicialmente, parece que todo va a ser normal. Hasta que un día, desoyendo las advertencias de un viejo pescador, se interna por un camino solitario y asiste a lo que él cree que es el asesinato de una mujer por un soldado. Una mujer quien desea entregarle un papel que aparece misteriosamente en sus bolsillos. Hugo sufre un desmayo y despierta en el hospital, atendido por una simpática enfermera. No obstante, ya nada será lo mismo. Poco a poco, con la ayuda de algunos de sus compañeros, Gabriella, sobre todo, va encontrando nuevas pistas que lo conmueven hasta lo más hondo y lo llevan al abismo porque Hugo, en más de una ocasión, cree que se ha vuelto loco.
El relato, por lo tanto, mezcla dos líneas narrativas. Por un lado, la actual, con el curso de francés y todas las actividades docentes y lúdicas. Por el otro, el episodio del asesinato que se remonta a la Segunda Guerra Mundial y que une al viejo farero, Bernard, con el pescador, la joven asesinada y un misterioso soldado alemán. Para solucionar ese episodio que aún no ha cicatrizado, Hugo y sus amigos tendrán que abrir aún más las heridas y removerlas hasta llegar al fondo y poder, así, cerrar un capítulo más de la guerra, uno de esos momentos que mezclan lo más sublime del ser humano con lo más abyecto, porque las situaciones límite, y una guerra lo es más que nada, ponen a prueba a las personas.
El faro de la mujer ausente es un relato antibelicista que clama contra todas las guerras y el dolor y la perdición que suponen para las buenas gentes que se ven abocadas a ellas sin haberlo pedito. En esta ocasión, se centra en el desembarco de Normandía, pero podemos aplicarlo a cualquier guerra. Dos de los compañeros de Hugo, uno alemán y otro inglés, que no cesan de criticarse mutuamente por esos orígenes, acaban, gracias a dos excombatientes de ambos bandos, aceptando que son más los puntos que los unen que los que los separan.
La novela también nos habla de sentimientos y alude a lo que podemos llamar el primer amor de Hugo, que no sería para toda la vida, no, pero que le dejó un poso importante. También lo enfrenta a la muerte, con el personaje entrañable de Klara. Y, sobre todo, permite que el lector reflexione sobre unos hechos que nunca debieron de haber ocurrido y que sembraron el dolor por doquier.
El faro de la mujer ausente recoge es una novela de amplios registros puesto que, siendo una novela histórica de base, contiene elementos de novela de misterio, con otros, como ya dijimos, de viaje iniciático y aún de novela sentimental. Todo forma un entramado narrativo muy sugerente. David Fernández Sifres maneja con destreza la descripción de sensaciones y sentimientos y emplea, para ello, imágenes y metáforas muy impactantes y con gran potencia emocional. En cuanto a la descripción de personajes logra introducirnos en la psicología de Hugo y, poco a poco, en la de los principales actores del relato. Muchos son personajes ancianos, lo cual es un ingrediente básico para la novela, porque son los ancianos quienes tienen la memoria de lo que ocurrió en la guerra.
La novela se divide en veintitrés capítulos y un epílogo y arranca de un presente, la muerte del viejo farero, que permite destapar todos los hechos que Hugo rescata para el lector, puros y frescos, como están grabados aún en su mente. Un relato, en suma, redondo, que gustará a los jóvenes, pero también a los adultos.

Diario en un campo de barro

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DIARIO EN UN CAMPO DE BARRO,

Ricardo Gómez,

Zaragoza, Luis Vives, 2002

 Anabel Sáiz Ripoll 

Nushi es una adolescente que, tras haber pasado un año acogida por una familia española, vuelve a su país, la ex-Yugoslavia, diezmada por la guerra y empobrecida. Allá están la aguardan sus padres y un hermano. Viven en un campo de refugiados que lleva por nombre “Amanecer-4”. Nushi se da cuenta de que las cosas han cambiado, de que su padre ha envejecido y tiene miedo, de que su madre rehúye hablar del hermano mayor ausente y que su otro hermano se siente mal en su presencia. Hay muchos flecos emocionales que cerrar y Nushi, con paciencia, poco a poco, va entendiendo el puzzle de la vida de los suyos en ese año en el que ella no estuvo. Escribe en su diario todas sus experiencias, sus sensaciones, la vida cotidiana en el campo y, sobre todo, escribe acerca de las huellas de la guerra que, ha acabado, es cierto, pero que sigue en las pupilas de todas las personas, que no se atreven a empezar de nuevo, que lo han perdido todo o que, sencillamente, no saben qué hacer con sus vidas.

Nushi escribe el diario y también se cartea con su familia de acogida, a quienes agradece su cariño y a quienes recuerda en la distancia. Ese diario es, en definitiva, el propio libro, testigo de una época que, por desgracia, no ha pasado del todo.

Diario en un campo de barro es un relato hermoso, escrito con transparencia, que se sitúa en la retaguardia, allí donde todos sufren, allí donde todos son solidarios en lo poco que tienen. Reconstruye la vida cotidiana en un campo de refugiados, habla de las rutinas que se establecen, de las carencias, de los deseos de volver al pueblo, al hogar… aunque no quede nada de él.

Nushi, poco a poco, reconstruye qué fue de la vida de los suyos en ese año dramático, se acerca a su hermano, aprende a ponerse en su lugar y salen los dos fortalecidos y con nuevos recursos emocionales. Descubre, por último, qué ocurrió con su hermano mayor, muerto de una manera dramática, atroz. Entiende que sus padres sean sombras de lo que fueron y saca ánimos para animarles a empezar de nuevo. Todos deciden volver a su pueblo… y ésa ya será otra historia.

Ricardo Gómez desaparece como narrador y cede su lugar a Nushi quien, de manera muy realista, va componiendo ese diario, testigo mudo de la evolución de la chica quien va caminando hacia su madurez.

De alguna manera el libro es también el relato de un viaje iniciático puesto que la Nushi casi niña que empieza a escribir el diario no tiene mucho que ver con la Nushi casi adulta que lo termina. Se da cuenta de que ella, de alguna manera, ha de empujar a sus padres al cambio y lo hace con determinación y esperanza.

Diario en un campo de barro nos recuerda que en las guerras los que sufren con las personas anónimas, esas que sienten que su vida se tambalea y no entienden por qué y es que no hay ninguna explicación. Las guerras todos las pierden. Seguro.

El embrujo de Chalbi

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El embrujo de Chalbi,
Fernando Claudín
Madrid, Anaya, 2004, (Espacio Abierto, 109)

El embrujo de Chalbi es una novela que gustará a todos los lectores y lectoras ansiosos por tener aventuras, a aquellos que crean en la importancia de la amistad y en la llamada del amor. No todos los viajes de fin de curso son iguales y buena prueba de ello es este libro.
Un grupo de jóvenes y sus dos profesores son abandonados, junto al conductor del vehículo, por el guía en pleno desierto de Chalbi (Kenya) y han de lluchar y poner a prueba todo lo bueno que tienen dentro para salir adelante. Chicos y chicas pasan por distas fases y todos acaban madurando y transformándose, incluidos los profesores.
Fernando Claudín escribe un relato ágil, lleno de diálogos y con gran sentido del humor porque, ante las situaciones extremas, intenta añadir un toque de ironía o de distancia.
Sea como sea, el libro nos habla de la solidaridad, de la convivencia y de muchos valores positivos que son indispensables para crecer.
En nuestra sociedad occidental, tan cómoda y llena de cosas, a veces se pierde la perspectiva de lo que de verdad importa. Por eso, libros como el que recomendamos son importantes para los jóvenes de hoy y los que lo fueron hace años, porque nos sitúan cara a cara con la vida, con lo que de verdad vale la pena.
Este grupo vive experiencias realmente excitantes y, a menudo, llenas de peligro. La magia de África planea en todo el relato, con su paisaje, con su fauna, con sus gentes. Es un canto a lo distinto y al respeto que nos debemos unos a otros.
Como bien nos dice el propio narrador, al principio del relato, El embrujo de Chalbi supone un viaje iniciático para estos chicos y chicas. Es, por lo tanto, mucho más que un simple viaje de final de curso : “Así pues su viaje de fin de curso a Kenia se transformó en un viaje iniciático, en un viaje de superación personal, que los ayudó a conocerse mejor, enseñándoles facetas de su personalidad que ignoraban” (pág. 8). El grupo es abandonado por el guía en pleno desierto y ha de aprender a sobrevivir en unas condiciones adversas, a la vez que cada uno de ellos pone a prueba lo mejor y lo peor de sí mismo. Todos salen reforzados de la experiencia, incluidos los profesores.

Guía de lectura: http://www.anayainfantilyjuvenil.com/catalogos/proyectos_lectura/IJ00128901_9999999394.pdf

El llanto de las palomas

el-llanto-de-las-palomasEl llanto de las palomas
De Carlos Puerto, Alzira, Algar, 2009, (Algar Joven, 40)

Anabel Sáiz Ripoll

Nora es una joven que está a punto de cumplir 18 años y que se encuentra en un momento de la vida especial. Se dedica a la danza, que la fascina y la estimula a partes iguales. Su madre es corresponsal deportiva y suele estar mucho fuera de casa, lo cual no le gusta a Nora que se siente medio abandonada y, más aún, no soporta a la pareja de su madre. El padre de Nora, por el que ella sentía adoración, hace años que murió y su recuerdo está presente en la chica continuamente.
La madre de Nora le ha prometido un regalo especial, pero lo que llega es un paquete extraño, que contiene una serie de folios manuscritos y que resulta ser el regalo de su abuela materna, Manuela Expósito, de la que Nora no había oído hablar en la vida. Manuela vive en París y les hace ofrenda de su biografía.
De esta manera, “El llanto de las palomas”, de Carlos Puerto, presenta dos líneas narrativas que se superponen y complementan y que aparecen muy bien diferenciadas gracias a la tipografía especial que se emplea para ello.
Nora empieza a leer lo que su abuela le cuenta y, sin dejar de hacer sus cosas de cada día, de estar con los amigos, de esforzarse para que la escojan como bailarina en un musical, va leyendo con creciente interés el legado de su abuela.
Manuela Expósito es una mujer, ya anciana, que vivió los años duros de la guerra civil y de la posguerra. Los vivió de una manera muy dramática puesto, y aquí entra la licencia de Carlos Puerto, ella es una de las trece rosas, las trece mujeres que fueron fusiladas por ningún motivo al final de la Guerra Civil. Manuela hubiera sido la rosa número catorce, pero, milagrosamente, se salvó y partió al exilio, en donde vivió los duros años de la deportación, de la humillación nazi, hasta que, finalmente, pudo llevar una vida digna. En París, después de ser abandonada por su pareja cuando supo que estaba embarazada, nació Berta, la madre de Nora, cuyo nombre forma parte de la palabra Libertad.
“El llanto de las palomas” es un relato emotivo y emocionante que nos ayuda, que ayuda a los jóvenes a entender, en primera persona, cómo fueron los años de la Guerra Civil, las represiones, las injusticias, el hambre y la miseria que pasaron tantas personas anónimas. No obstante, Carlos Puerto lo narra con sensibilidad, sin aspavientos, con claridad y sin concesiones al lenguaje, que, es en todo momento, impecable.
El libro se divide en 13 capítulos y nos permite asistir al proceso de maduración de Nora que, poco a poco, va creciendo y aprendiendo a separar lo importante de lo superfluo, como su pelo, que acaba cortando.
“El llanto de las palomas” nos ofrece una hermosa historia de comprensión y de relación entre distintas generaciones porque, al fin y al cabo, los ancianos de hoy fueron los jóvenes de ayer, como le ocurre a Manuela Expósito.
Un poema planea a lo largo del libro, protagonizado por palomas, que son las que dan título al libro, aparte de que aparecen en los sueños de la madre de Nora que sufre, como la abuela, la enfermedad de la narcolepsia.
Aparte, cabe señalar que Carlos Puerto se ha documentado exhaustivamente a la hora de hablar de la danza y del baile, ya que nos regala momentos de descripción realmente soberbios.
“El llanto de las palomas”, pese a ser un libro que se centra en el personaje femenino, puede gustar a todo tipo de lectores, no tenemos dudas; pero sobre todo a los que disfrutan con una historia intimista y que buscan responder a las preguntas del pasado.
Nora cumple 18 años y con ello no solo es mayor de edad civil, sino que también alcanza la mayoría de edad emocional.

Duke

duke1DUKE,
Manuel Quinto, Edebé, 2008

Anabel Sáiz Ripoll

“Duke” es una novela que se publica en una colección juvenil, pero que, como otras muchas, está dedicada al público en general ya que el protagonista no es un joven, sino un anciano, Andrés, de más de 80 años quien, durante un largo fin de semana, cuenta a su nieto, el joven de 20 años que narra los hechos en primera persona, la aventura que marcó su vida.
Duke a quien su nieto apoda así porque le recuerda a John Wayne es un hombre de gran vitalidad. Vive solo en un apartamento situado en un pueblo costero, del Mediterráneo gerundense y toda su vida ha sido un luchador nato. Su nieto lo admira y quiere profundamente, para él, que procede de una familia de padres separados, Andrés es su única referencia familiar sólida. Por eso, se conmociona cuando el abuelo le confiesa que padece cáncer, pero que no quiere que nadie lo vea sufrir si esté con él en los últimos tiempos.
Durante un fin de semana, que es cómo se estructura el relato, Duke decide contarle a su nieto un episodio que marcó su vida y que le sucedió cuando era casi un adolescente en los años terribles de la Guerra Civil. Andrés, que perdió a sus padres en un bombardeo, decidió sumarse a la causa republicana y, tras distintos avatares, apareció en un pequeño pueblo de Tarragona en donde fue tratado como un héroe por una chica, por María. María es el amor de su vida, la mujer a quien más quiso y la mujer que dio la vida por salvarlo a él. María era sordomuda y de una vivacidad excepcional. Andrés, quien luego tuvo un mal matrimonio, ahora, al final de su existencia, habla con María y espera que ella vaya a buscarlo. Su relato conmociona al joven nieto quien, poco a poco, deja de ser un oyente sin más y toma partido ante la historia del abuelo que le habla de las mezquindades que hubo durante la Guerra Civil.
El joven, que estudia cine, pretende hacer un guión con lo que le cuenta el abuelo y, de alguna manera, el libro que escribe, “Duke”, podría ser el embrión de este guión.
Manuel Quinto, escritor polifacético, ha querido escribir un homenaje a los hombres combatientes de la Guerra Civil, a aquellos que lucharon de manera altruista, pero tampoco quiere olvidar el presente, de ahí que sean dos los protagonistas de la novela: un abuelo y el nieto.
Por otro lado, encontraremos referencias abundantes a la cocina, ya que al abuelo le gusta el buen comer; también a la navegación, ya que suelen salir a pescar en un bote estrafalario que llaman ¡Virgen Santa!. Por otro lado, distintos son los personajes que se asoman al libro envueltos en sus propias soledades, entre los que destaca Sebas, el portero esperpéntico del edificio en el que vive Andrés.
“Duke” está escrito de manera elegante y directa, con unos diálogos vivaces y una narración que no pierde el pulso de la historia en todo el relato. Una buena lectura, sin duda que nos habla de la amistad, del amor, de las relaciones personales y nos envuelve, poco a poco, en una atmósfera intimista en donde sólo importa lo que dice Andrés y lo que piensa su nieto. “Duke” es una larga confesión de principios, hecha en voz baja, sin aspavientos, pero llena de verdad, de orgullo y de heroísmo.