CORAZÓN DE TINTA,
De Cornelia Funke, Siruela, 2004
Anabel Sáiz Ripoll
“Corazón de tinta”, recientemente adaptado al cine, puede considerarse ya una obra clásica de la literatura infantil y juvenil o de cualquier edad, no en balde se ha publicado en la colección “Las tres edades” que va destinada “de 12 en adelante” y, por supuesto, este en adelante lo marca el lector.
No había leído aún esta novela, lo confieso, y me la recomendó una exalumna con la que coincido en el club de lectura al que pertenezco. Se me perdonará este matiz personal, pero es importante para demostrar que las lecturas, las buenas lecturas, nos llegan de maneras diversas. Porque “Corazón de tinta” es una buena lectura. Sin más. Es, según la mayoría de opiniones que he leído u oído, la mejor entrega de la trilogía, aunque esto habrá de decidirlo el lector también.
Sea como sea, “Corazón de tinta”, a la manera unamuniana, propia de las nivolas, nos narra un relato en que verdad y ficción se unen. Los personajes literarios cobran vida y, al final, no se sabe muy bien quién es más real, Capricornio, el ser cruel y malvado escapado del libro o Mo, el llamado Lengua de Brujo, quien, con sus dotes lectoras, es capaz de dar vida a las criaturas de papel.
Todo es como un juego, un experimento metaliterario en que el libro y la palabra escrita tienen la máxima importancia y el máximo protagonismo. Son, por ejemplo, muy recomendables, las citas que la autora escoge para iniciar cada capítulo.
“Corazón de tinta” es el título del mismo libro del que han escapado Capricornio y sus secuaces y también el libro por el que Mo y su hija Meggie se han quedado sin esposa y sin madre, al menos hasta que se resuelva el embrollo.
La más pura aventura hará que al lector le brillen los ojos, puesto que la acción es importante, pero aún lo son más los personajes, muy bien trazados, y los sentimientos que nos inspiran. Un personaje cobra especial interés y pasa de secundario a principal, se trata de Elionor, la tía de Meggie, quien empieza siendo una mujer más bien excéntrica y rara, solo pendiente de sus libros y acaba siendo la misma mujer exéctrica y rara, pero que cae bien por su inmensa humanidad.
El relato combina la descripción con la narración, aunque los diálogos son importantes para desvelar el pensamiento de los personajes. Cornelia Funke no deja nada al azar y escribe una novela mágica, un viaje al mundo del mal en estado puro, pero también al mundo del amor, de los sueños, de la fantasía. Así, no es extraño que el propio soldadito de plomo cobre vida gracias a la voz de Meggie, quien tiene el mismo don que su padre, aunque el personaje de ficción más emocionante es Campanilla, el hada de Peter Pan, que acaba viviendo, por así decirlo, una vida de papel distinta, fuera del País del Nunca Jamás.
Queremos reseñar la traducción impecable de Rosa Pilar Blanco quien nos ofrece, al final, una bibliografía en castellano de todos los libros que aparecen mencionados en “Corazón de tinta”, lo cual es un regalo que nos conducirá a nuevas aventuras.
El libro, en suma, nos ofrece más de 600 páginas de lectura, de emoción, de misterio, de intriga e, insistimos, de buena literatura.