El llanto de las palomas
De Carlos Puerto, Alzira, Algar, 2009, (Algar Joven, 40)
Anabel Sáiz Ripoll
Nora es una joven que está a punto de cumplir 18 años y que se encuentra en un momento de la vida especial. Se dedica a la danza, que la fascina y la estimula a partes iguales. Su madre es corresponsal deportiva y suele estar mucho fuera de casa, lo cual no le gusta a Nora que se siente medio abandonada y, más aún, no soporta a la pareja de su madre. El padre de Nora, por el que ella sentía adoración, hace años que murió y su recuerdo está presente en la chica continuamente.
La madre de Nora le ha prometido un regalo especial, pero lo que llega es un paquete extraño, que contiene una serie de folios manuscritos y que resulta ser el regalo de su abuela materna, Manuela Expósito, de la que Nora no había oído hablar en la vida. Manuela vive en París y les hace ofrenda de su biografía.
De esta manera, “El llanto de las palomas”, de Carlos Puerto, presenta dos líneas narrativas que se superponen y complementan y que aparecen muy bien diferenciadas gracias a la tipografía especial que se emplea para ello.
Nora empieza a leer lo que su abuela le cuenta y, sin dejar de hacer sus cosas de cada día, de estar con los amigos, de esforzarse para que la escojan como bailarina en un musical, va leyendo con creciente interés el legado de su abuela.
Manuela Expósito es una mujer, ya anciana, que vivió los años duros de la guerra civil y de la posguerra. Los vivió de una manera muy dramática puesto, y aquí entra la licencia de Carlos Puerto, ella es una de las trece rosas, las trece mujeres que fueron fusiladas por ningún motivo al final de la Guerra Civil. Manuela hubiera sido la rosa número catorce, pero, milagrosamente, se salvó y partió al exilio, en donde vivió los duros años de la deportación, de la humillación nazi, hasta que, finalmente, pudo llevar una vida digna. En París, después de ser abandonada por su pareja cuando supo que estaba embarazada, nació Berta, la madre de Nora, cuyo nombre forma parte de la palabra Libertad.
“El llanto de las palomas” es un relato emotivo y emocionante que nos ayuda, que ayuda a los jóvenes a entender, en primera persona, cómo fueron los años de la Guerra Civil, las represiones, las injusticias, el hambre y la miseria que pasaron tantas personas anónimas. No obstante, Carlos Puerto lo narra con sensibilidad, sin aspavientos, con claridad y sin concesiones al lenguaje, que, es en todo momento, impecable.
El libro se divide en 13 capítulos y nos permite asistir al proceso de maduración de Nora que, poco a poco, va creciendo y aprendiendo a separar lo importante de lo superfluo, como su pelo, que acaba cortando.
“El llanto de las palomas” nos ofrece una hermosa historia de comprensión y de relación entre distintas generaciones porque, al fin y al cabo, los ancianos de hoy fueron los jóvenes de ayer, como le ocurre a Manuela Expósito.
Un poema planea a lo largo del libro, protagonizado por palomas, que son las que dan título al libro, aparte de que aparecen en los sueños de la madre de Nora que sufre, como la abuela, la enfermedad de la narcolepsia.
Aparte, cabe señalar que Carlos Puerto se ha documentado exhaustivamente a la hora de hablar de la danza y del baile, ya que nos regala momentos de descripción realmente soberbios.
“El llanto de las palomas”, pese a ser un libro que se centra en el personaje femenino, puede gustar a todo tipo de lectores, no tenemos dudas; pero sobre todo a los que disfrutan con una historia intimista y que buscan responder a las preguntas del pasado.
Nora cumple 18 años y con ello no solo es mayor de edad civil, sino que también alcanza la mayoría de edad emocional.