El tesoro de Fermín Minar

EL TESORO DE FERMÍN MINAR,
DE DIMAS MAS, Anaya, 1993 (Tus libros, 123)

Anabel Sáiz Ripoll

“El tesoro de Fermín Minar” se puede considerar una obra de literatura juvenil, pero también un homenaje a la literatura, a las palabras y al diccionario y, a la vez, una novela de crecimiento personal.
La novela se estructura en lo que Dimas Mas ha dado en llamar entradas, concretamente en 27. Se inicia con una carta de Fermín a Lloli y se acaba también con una carta a la misma muchacha, la enamorada de Fermín, aunque entre hay ambas hay una gran diferencia. Para empezar ha transcurrido todo el verano y Fermín ya no es el mismo puesto que ha vivido experiencias decisivas. Ha pasado de ser un chico mediocre, mal estudiante, abúlico y crítico, a ser un muchacho observador, despierto, con la mente abierta y el espíritu inundado por la luz de las palabras; aunque, eso sí, sigue enamorado de Lloli, pero de una manera mucho más coherente y reposada, más madura podríamos decir, aunque sigue siendo un muchacho de 16 años. La primera carta está llena de faltas de ortografía y la última es de una corrección exquisita.
¿Qué le ha pasado a Fermín? Fermín ha suspendido 5 asignaturas y la permanencia en su centro escolar peligra; a de ahí que sus padres le busquen un profesor particular, Manuel Leguna. Leguna es un personaje enigmático que aparece en la vida de Fermín cuando más falta hacía, cuando tenía que enfocar y reconducir su vida en una o en otra dirección.
La novela puede organizarse en torno a tres grandes bloques, la introducción que nos presenta a Fermín en su ambiente familiar y a Manuel Leguna; el nudo que sería la aventura que vida Fermín en el propio Diccionario, más allá de la realidad, en una especie de duermevela, y la tercera parte que es cuando Fermín regresa a la “normalidad” mucho más maduro, mucho más real.
Manuel Leguna es una especie de espíritu que ayuda al muchacho, tanto que Fermín cree que es el propio Diablo, aunque una especie de “Diablo cojuelo”, obra a la que rinde un buen homenaje en las páginas del libro. Cabe señalar que el homenaje continúa con otras obras como “El Lazarillo de Tormes” o “Juan José”, entre otras.
Fermín irrumpe en el mundo de las palabras y las conoce de cerca, las conmociona, por decirlo de una manera. Concretamente la asociación A.L.A., Arabismos Libres Ahora, organizan un movimiento de liberación secesionista que consigue devolver a Fermín a su mundo real; aunque, como dijimos, ya nunca nada será igual para él. Las palabras son también personajes de la novela (al lado de personajes humanos como pueden ser los padres, la hermana, los amigos de Fermín y el propio Leguna, aunque ése no se sabe bien de qué materia está hecho). Dos palabras en concreto cobran protagonismo, Transcriptor General y Amanuense, aunque Fermín se encuentra con otras palabras que encarnan a la perfección, en un juego inteligentísimo, lo que representan.
En definitiva, “El tesoro de Fermín Minar” es un libro lúdico, festivo, un libro de gran frescura, aunque exige una lectura atenta y reposada puesto que son continuos los guiños al lector quien ha de permanecer con la mente bien abierta durante toda la lectura puesto que el juego consiste en saltar de la realidad a la fantasía sin tregua.

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