El perfil ideològic del franquisme:autoritarisme feixista i nacionalcatolicisme

Dios entra en las leyes, las casas y las escuelas


[publicat: El País, 10-2-2013]

Julián Casanova revisita en su nuevo libro la Guerra Civil Española [Crítica edita España partida en dos. Breve historia de la Guerra Civil española, de Julián Casanova, el 12 de febrero].

En este extracto, el historiador relata cómo el franquismo se apresuró, aún en plena contienda bélica, a dinamitar el laicismo republicano. La revitalización religiosa acabó con el divorcio y el matrimonio civil e impuso el crucifijo en todos los órdenes de la vida. Julián Casanova repasa en este extracto, relata el desmantelamiento del laicismo republicano por parte del franquismo.

 

Un nen efectua  la salutació feixista. / archivo sandri


Franco sortint sota pa·li d’una església acompanyat de les autoritats eclesiàstiques.

 

La fusión entre la tradición católica y el ideario fascista tenía como vínculo común la destrucción de las políticas y de las bases sociales y culturales de la República. Antes de que apareciera en escena Francisco Franco como generalísimo y caudillo de los militares rebeldes, la Junta de Defensa Nacional de Burgos ordenó, el 4 de septiembre de 1936, “la destrucción de cuantas obras de matiz socialista o comunista se hallen en bibliotecas ambulantes y escuelas” y la supresión de la “coeducación”, de la enseñanza de niñas y niños juntos en las escuelas, uno de los caballos de batalla de la jerarquía eclesiástica y de los católicos contra la política educativa republicana.

 

La revitalización religiosa llegó hasta el último rincón de las tierras en poder de los militares sublevados, con el cambio de calles, la restauración del culto público, el restablecimiento de la enseñanza religiosa y la “reposición” de los crucifijos en las escuelas. El “regreso” de los crucifijos a las escuelas, que habían sido retirados de ellas durante los años republicanos, adquirió una especial carga simbólica, con los niños como testigos. Alcaldes y sacerdotes dirigieron en la mayoría de los casos las ceremonias, mientras que los obispos solían aportar el discurso.

En la primera reunión del primer Gobierno de Franco, el jueves 3 de febrero de 1938, se decidió “revisar” toda la legislación laica de la Segunda República, y así, a golpe de decreto derogatorio, se anularon los matrimonios civiles (marzo de 1938) y cayó una ley tras otra, desde la Ley de Divorcio (agosto de 1938) hasta la de Confesiones y Congregaciones Religiosas (febrero de 1939), aquella ley de junio de 1933 que había marcado el punto álgido de desencuentro entre la Iglesia católica y la República.

 

La “renovación” legal fue tan rápida que solo unos meses después, el último día de junio de 1938, José María Yanguas Messía hacía balance de la “catolicidad” de su Gobierno en el discurso de presentación de credenciales como embajador ante la Santa Sede: “Ha devuelto ya el crucifijo y la enseñanza religiosa a las escuelas, ha derogado la Ley del Matrimonio Civil, ha suspendido el divorcio, ha restaurado ante la ley civil la Compañía de Jesús, ha reconocido en letras oficiales la personalidad de la Iglesia católica como sociedad perfecta, la santidad de las festividades religiosas y ha llevado al Fuero del Trabajo una concepción auténticamente católica y española”.

Agradecida y feliz estaba la Iglesia católica ante tanta obra reparadora por parte del Gobierno. En primer lugar, con el “gloriosísimo Caudillo”, a quien se le consideraba sin ninguna duda el “hombre providencial, elegido por Dios para levantar España”, según rezaba el Catecismo patriótico español que el dominico Ignacio G. Menéndez Reigada publicó en Salamanca en 1937, anticipo del rosario de catecismos que iban a publicarse en los primeros años de la posguerra.

 

España volvía a ser católica, una, grande y libre, pero para consolidar eso había que meter “a Dios y sus cosas en todo”, en las leyes, en la casa y en las instituciones. Y había que arrojar a los “falsos ídolos intelectuales”, expurgar las bibliotecas, pedía Enrique Pla y Deniel, obispo de Salamanca, en su carta pastoral de mayo de 1938, “sobre todo las populares y aun escolares y pedagógicas, en las cuales tanta mercancía averiada y venenosa se había introducido en los últimos años”.

 

La Iglesia pedía todo eso y mucho más a los gobernantes, a cambio del apoyo prestado a la sublevación, de la bendición de la violencia emprendida contra republicanos y revolucionarios. La “reconstrucción espiritual” pasaba sobre todo por las escuelas. “Se acabó el desdén por nuestra historia”, decía Pedro Sainz Rodríguez, monárquico fascistizado, ministro de Educación en el primer Gobierno de Franco, en una circular a la Inspección de Primera Enseñanza que envió a comienzos de marzo de 1938. Y unos meses después, desde el mismo Ministerio, se marcaba el camino a seguir en la reorganización de la enseñanza pública en Barcelona, cuando cayera conquistada por las tropas de Franco: “Debe llevarse a las escuelas crucifijos, retratos del jefe del Estado, banderas nacionales y algunos letreros breves con emblemas y leyendas sintéticas, que den la idea a los niños de que se forma un nuevo Estado español y un concepto de patria que hasta ahora se desconocía”.

No todo era religión, sin embargo, en la retaguardia franquista. Y para escapar del viejo concepto de caridad y beneficencia y plasmar los sueños de “justicia social” falangistas, la lucha en plena guerra contra “el hambre, el frío y la miseria”, nació en octubre de 1936 Auxilio de Invierno, convertida en Delegación Nacional de Auxilio Social en mayo de 1937. Fue la obra de Mercedes Sanz Bachiller, viuda de Onésimo Redondo, y de Javier Martínez de Bedoya, un antiguo amigo de estudios de Onésimo, quien, tras pasar una temporada en la Alemania nazi, volvió a España en junio de 1936 y en otoño de ese mismo año le propuso a Sanz Bachiller, que era en ese momento jefa provincial de la Sección Femenina de Valladolid, crear algo similar a la Winterhilfe nazi para recoger donativos y repartir comida y ropa de abrigo entre los más necesitados. En menos de un año, lo convirtieron “en una institución al servicio de la política demográfica del nuevo Estado franquista”, defendiendo la maternidad, con la puesta en marcha de una obra de protección a la madre y al niño: “Necesitamos madres fuertes y prolíficas, que nos den hijos sanos y abundantes con que llevar a cabo los deseos de imperio de la juventud que ha muerto en la guerra”.

La formación de ese nuevo Estado y del nuevo concepto de patria destrozó las conquistas y aspiraciones políticas de intelectuales, profesionales y sectores de la Administración que habían desarrollado una cultura política común marcada por el republicanismo, el radicalismo democrático, el anticlericalismo y, en algunos casos, el mesianismo hacia las clases trabajadoras. Maestros, médicos, funcionarios y profesores de universidad eran perseguidos por haber desarrollado una labor “perturbadora”. El castigo, en forma de asesinato, alcanzó a los rectores de algunas universidades. Famosos fueron los casos de Leopoldo García-Alas, hijo del escritor Leopoldo Alas Clarín, jurista y político republicano, profesor y rector de la Universidad de Oviedo, fusilado en febrero de 1937. Y Salvador Vila Hernández, rector de la Universidad de Granada, notable arabista, discípulo de Miguel de Unamuno, fusilado en octubre de 1936 en Víznar, en el mismo lugar que había caído asesinado dos meses antes el poeta Federico García Lorca.

Les migracions

 

 

 

La desmemoria

Cuando los españoles se han enriquecido se han olvidado de que en muchas épocas han pertenecido y ahora vuelven a pertenecer a un país de emigración que ha aportado mucho a las sociedades de acogida

EL PAÍS-  Jordi Soler,  12 de gener del 2013

Hace unos cuantos años, muy pocos, el principal miedo de los españoles, dentro de una lista de opciones atroces que incluía, por ejemplo, el terrorismo y el paro, era el miedo al inmigrante.

Era el miedo sintomático de un país rico que veía a los inmigrantes como una amenaza, como una turba de gente necesitada que quería aprovecharse de su riqueza, de sus plazas de trabajo y de sus servicios sociales.

Pero ese miedo al inmigrante, a la gente que tiene que salir de su país para instalarse en otro que le ofrezca mejores oportunidades, era también el miedo de un país desmemoriado, cuya bonanza económica lo había hecho perder de vista uno de sus fundamentos, que es precisamente esa multitud de españoles que, a lo largo de los siglos, exactamente igual que los inmigrantes que vienen aquí, han ido emigrando de este país para instalarse en otro que les ofrezca una vida mejor.

Los emigrantes españoles, desde el primer conquistador hasta el último gachupín, primero a la fuerza y luego en sociedad con los habitantes de aquellas tierras, fueron conformando ese territorio enorme, rico y fecundo que es Latinoamérica. España puso ahí su lengua, su religión y una forma particular, y única, de encarar la vida que se sigue conservando hasta hoy.

Gracias a sus emigrantes, España creció y se multiplicó en aquel continente, y hoy su lengua, el español, tiene una importancia capital en el mundo y una capacidad de expansión, y una influencia, que la hacen cada día más importante. Si no fuera por los países latinoamericanos, España, y el español, tendrían hoy la relevancia mundial que tienen Polonia, y el polaco.

El ensayista mexicano Alfonso Reyes, que fue, entre otros destinos diplomáticos, embajador de México en España, decía, refiriéndose a la evidente e insoslayable relación que hay entre los dos países, que quien no conoce México no conoce bien España, y viceversa.
Se refería a la forma en que España, durante quinientos años ha ido diseminándose y creciendo del otro lado del mar, sin dejar de ser ella misma, pero, simultáneamente, reconvertida en otros países.

Escribo esto pensando en la nueva oleada de emigrantes españoles que, huyendo de la interminable crisis económica europea, se están yendo a México a buscarse la vida, y que son un eco de aquella oleada anterior de republicanos españoles que llegaron a aquel país, alrededor de 1939, buscando un empleo, una casa y un futuro, lo mismo que buscan los jóvenes emigrantes de hoy, aunque el origen de una y otra migración sea completamente distinto.

Como la única forma de combatir la desmemoria es haciendo memoria, voy a contar aquí las circunstancias en las que llegaron a México los españoles de la oleada anterior, una historia que conozco perfectamente porque en aquella oleada iban mi madre y mis abuelos. Hablo de oleadas porque estas migraciones tienen un carácter cíclico, como las olas del mar.

En 1939, al terminar la Guerra Civil, más de medio millón de republicanos tuvo que huir a Francia para ponerse a salvo de la represión del general Franco, que no contento con su triunfo también quería hacer desaparecer a los sobrevivientes del bando contrario de la faz de la Tierra. Aquellos españoles, que llegaban a Francia como refugiados políticos, fueron tratados como prisioneros y encerrados en varios campos de concentración que se habían dispuesto cerca de la frontera, y que hoy constituyen una de las páginas más negras, y también más ignoradas, de la historia de Francia.

Aquellos cientos de miles de españoles se encontraron, de pronto, prisioneros en un país que no los quería, ni sabía qué hacer con ellos y, sobre todo, sin país al cual regresar.

Las democracias del mundo hicieron la vista gorda ante el triunfal golpe de Estado de Franco, decidieron no intervenir, no meterse en ese asunto que consideraban estrictamente doméstico. Todos los países le dieron la espalda al Gobierno legítimo de España, excepto México, que, en uno de los episodios más conmovedores que recuerda la diplomacia, defendió a la República y al Gobierno de Azaña, una y otra vez, con el único apoyo de la URSS, en Ginebra, ante la Sociedad de Naciones, que era entonces el germen de la ONU.

Unos años antes, en diciembre de 1936, el presidente de México, Lázaro Cárdenas, había otorgado asilo político a León Trotski que, como estaba a punto de pasar a los republicanos españoles, se había quedado sin país al cual regresar.

“No podemos aceptar que haya un hombre en el mundo que carezca de un lugar donde vivir”, dijo Cárdenas entonces, y a partir de esta idea comenzó a movilizarse la diplomacia mexicana en Francia, en perfecta coherencia con la defensa de la República que hacía en la Sociedad de Naciones, para ayudar y ofrecer refugio a cualquier español que quisiera irse a vivir a México.
El 11 de septiembre de 1940, ya en plena ocupación alemana, el embajador mexicano en Francia, en un esfuerzo que no daba tregua a los pocos funcionarios con que contaba su oficina, había logrado documentar a 100.000 españoles que querían irse a México, y que esperaban subirse a alguno de los barcos que con ese objetivo fletaba el Gobierno de Lázaro Cárdenas y que Luis I.Rodríguez, el embajador, tenía que salir a buscar por todos los puertos de Europa. No todos los que se acogieron al ofrecimiento de Cárdenas llegaron a subirse al barco, pero sí varios miles que poco a poco se fueron integrando a la sociedad mexicana y con los años fueron dejando un legado cultural que hasta hoy enriquece a aquel país. En 1939 se fue a México, y a otros países latinoamericanos, lo mejor de España; profesores, médicos, políticos, artistas, poetas y filósofos llegaron a trabajar y a enseñar lo que sabían.

Y es probable que hoy esté pasando lo mismo, que los jóvenes mejor preparados se estén yendo de aquí, a buscar oportunidades y, eventualmente, a enriquecer los países a los que lleguen.

Dentro de unos años, cuando en España mejoren las cosas, algunos regresarán, pero otros no, como demuestra la historia de los miles de emigrantes que se han ido y que, años después, se descubren con hijos y nietos en ese país donde pensaban permanecer solo un tiempo, en lo que mejoraban las cosas en el suyo.

Esperemos que entonces no vuelva a caer sobre nosotros la desmemoria, que cuando este sea otra vez un país rico no se olvide de sus emigrantes, de esa España que lleva quinientos años floreciendo en América Latina; que la memoria alcance para tratar con más delicadeza a los inmigrantes que vendrán aquí a buscar una oportunidad, y que sea suficiente para no volver a percibirlos con miedo.

De aquella historia de alta diplomacia que protagonizó México en la Sociedad de Naciones, en Ginebra, no se acuerda nadie, y se recuerda bastante poco la solidaridad que tuvo Lázaro Cárdenas con los exiliados españoles. Se recuerda tan poco, y tan mal, que hoy tenemos aquí situaciones como esta: si un mexicano quiere viajar a España, ya no digamos a instalarse sino como turista, tiene que cumplir con una lista desproporcionada de requisitos que incluye, por ejemplo, que el amigo o pariente que va a hospedarlo tenga que ir a la comisaría de su barrio a presentar los planos de su casa para que un policía vea si tiene espacio suficiente y dé su visto bueno. Y además se expone, como sucede con frecuencia, a que el oficial de turno no lo deje pasar y lo devuelva a México en el siguiente vuelo.

Quizá sería momento de revisar esa dura reglamentación, propia de países ricos que no quieren inmigrantes, porque las cosas han cambiado rápida y radicalmente, ahora la gente, más que venir, está mirando cómo se puede ir de aquí.

De toda esta gente que ya se ha ido, y que empieza a construirse una vida en esa nueva oleada de españoles que va llegando a México, habrá muchos que son hijos de esas personas que hace unos años, muy pocos, ni siquiera diez, identificaban al inmigrante como el peor problema de España y que hoy, con mucho asombro, y supongo que algo de vergüenza, se encuentran con que son padres de un inmigrante, que trata de ganarse la vida en otro país. Este es, precisamente, el precio de la desmemoria.

Jordi Soler es escritor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Primera Guerra Mundial (1914-1918)

Objectius

1.  Conèixer les causes que van desencadenar la Primera Guerra Mundial.

2.  Descriure les relacions internacionals prèvies a la guerra, els interessos de les grans potències i els conflictes que van afavorir l’esclat de la guerra.

3.  Reconèixer les aliances establertes entre els països dels dos blocs enfrontats.

4.  Explicar les causes immediates de l’esclat de la Gran Guerra.

5.  Descriure el potencial militar dels països que van participar en el conflicte, les estratègies militars i l’evolució dels moviments de les forces enfrontades.

6.  Analitzar les causes de l’extensió i mundialització del conflicte.

7.  Explicar el resultat dels tractats de pau i valorar la funció de les organitzacions nascudes després de la guerra per garantir la pau.

8.  Analitzar les repercussions demogràfiques, econòmiques, polítiques i territorials de la Gran Guerra, i centrar-se en el nou mapa d’Europa després del conflicte.

9.  Explicar els canvis socials que es produeixen quan s’acaba el conflicte. Valorar fins a quin punt la guerra va contribuir a l’emancipació de la dona.

 

 

El 28 de juny del 1914 l’hereu de la corona austríaca, l’arxiduc Francesc Ferran, i la seva esposa van ser assassinats a Sarajevo, capital de Bòsnia (territori eslau ocupat per l’Imperi Austrohongarès)

 

Soldats francesos marxen cap el front

 

Soldats francesos a la batalla de Verdun [febrer-desembre 1916]

Soldats alemanys i gossos equipats (amb caretes antigàs) per fer front a la guerra química

Desenvolupament del tema

1. Les grans potències europees.

  • Gran Bretanya.
  • França
  • El Segon Reich Alemany
  • La Russia dels Romanov
  • L’Imperi Austrohongarès
  • L’Imperi Otomà

2. Les causes de la guerra

  • Un complex sistema d’aliances internacionals: la Triple Aliança i la Triple Entesa.
  • Els enfrontaments armats entre les potències: hostilitats entre imperialismes rivals al nord d’Àfrica; el conflicte balcànic [1912-1913]
  • La crisi de l’estiu del 1914: el 28 de juny l’arxiduc Francesc Ferran i la seva esposa van ser assassinats a Sarajevo.

3. El desenvolupament del conflicte.

  • La guerra de moviments (agost de 1914): pla Schlieffen, batalla del Marne [setembre del 1914], Tannenberg i llacs Masurians [setembre del 1914]; entrada en la guerra de l’Imperi Otomà [novembre de 1914] al costat dels imperis centrals. La mobilització dels imperis colonials va fer que el conflicte arribés a uns altres continents més enllà d’Europa.Les colònies alemanyes de l’Àfrica van ser conquerides pels britànics -excepte Tanganyka- i les d’Àsia, pel Japó. A l’Orient Mitjà els aliats van ocupar les possessions otomanes de Palestina, Síria, Aràbia i l’Iraq, amb l’ajuda dels nacionalistes àrabs.
  • La guerra de posicions (1914-1917): pel maig del 1915 Itàlia entra en guerra al costat dels aliats; els britànics van intentar prendre el Bòsfor i els Dardanels per aïllar Turquia, però van fracassar a Gal·lípoli [1915]; entrada en la guerra de Bulgària al costat dels imperis centrals [octubre del 1915]; batalla naval a la zona de Jutlàndia , amb un enfrontament angloalemany que no tingué ni vencedors ni vençuts [1916]; batalla de Verdun [febrer 1916]; batalla del Somme [juliol de 1916].
  • La crisi del 1917: els Estats Units entren en guerra [van aportar al bloc aliat més d’un milió de soldats i la seva potent indústria]; la Revolució Russa i l’ascens dels bolxevics al poder va provocar un canvi molt important de la situació. Al desembre del 1917 el nou govern soviètic va signar l’armistici de Brest-litovsk i al març del 1918 el tractat de pau del mateix nom, pel qual Rússia va abandonar la guerra i va cedir una gran quantitat de territori a Alemanya; batalla de Caporetto [novembre del 1917].
  • L’ofensiva del 1918 i el final de la guerra: fracàs de la gran ofensiva d’Alemanya al front de l’oest [victòria decissiva dels aliats, enfortits per l’ajut nord-americà, a la zona del Marne; ofensiva general dels aliats [britànics, francesos i italians van derrotar, respectivament, els turcs, els bulgars i els austriacs al front dels balcans – setembre i octubre del 1918]. Col·lapse alemany: la marina alemanya es va amotinar a Kiel, desmoralització de la població; una revolució inspirada en el model rus va esclatar a tot el país; Guillem II va abdicar el 9 de novembre de 1918 i es va proclamar la república; un govern dirigit pel partit socialdemòcrata alemany va signar l’armistici el dia 11 de novembre al bosc de Compiègne (Rethondes) davant militars francesos  i anglesos. La guerra s’havia acabat.

4. Els tractats de pau

[ pel gener de 1919 es va inaugurar a París una conferència de pau en què van participar els representats de les quatre potències vencedores: Wilson (Estats Units), Clemenceau (França), Lloyd George (Gran Bretanya) i Orlando (Itàlia). La pau de París va crear un mapa europeu totalment nou, en què van desaparèixer dos imperis tradicionals (l’austíac i l’otomà) i van aparèixer  en lloc seu estats nous. Alemanya va ser declarada responsable de la guerra, juntament amb els seus aliats,  i fou castigada amb pèrdues territorials i amb el pagament d’elevadíssimes reparacions de guerra.]

  • Versalles
  • Saint Germain
  • Trianon
  • Neully
  • Sèvres

4. Les conseqüències de la guerra

  • Els efectes demogràfics i econòmics
  • Conseqüències polítiques i territorials
  • Els canvis socials: nova estructura social, manifestacions nacionalistes d’alguns pobles colonitzats i emancipació de la dona.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

Els fets d’octubre de 1934 i el bienni conservador per a Catalunya

Se cumplen 78 años del pronunciamiento de Companys.`[Enric Juliana, LVG, 7-10-2012]

Apuntes de una noche inolvidable [Agustí Calvet, Gaziel, LVG, 11-10-1934, pag 56]

 

 

 

Diada històrica

Passeig de Gràcia

El tsunami de Barcelona.[Editorial LVG,12-9-2012]

Diada histórica.[Editorial El País,12-9-2012]

Vuit punts de vista sobre Espanya,Catalunya[LVG,16 de setembre de 2012]

¿Independencia o secesión ligera?[Xavier Casals, El País, 16-9-2012]

Momento constituyente originario[Javier Pérez Royo, El País 14-9-2012]

Independentismo de corazón y de conveniencia[Milagros Pérez Oliva, El País Domingo, 16-9-2012]

De la resistència emprenedora a la plenitud exigent [Salvador Cardús, 11 setembre de 2012]

 

 

 

La riuada de 1962 a Terrassa

La riuada de 25 de setembre de 1962 a Terrassa . Imatges dels estralls causats per la riuada. Autor:Joan Bonastre. (Museu de Terrassa)

 

 

El terrible aiguat que va caure sobre la ciutat la nit del 25 de setembre de 1962 provocà unes inundacions que arrossegà violentament persones i tot tipus de béns materials. Aquesta riuada que s’emportà la vida de molts terrassencs va produir un fort impacte col·lectiu i precipità l’establiment d’un pont més consistent de comunicació i solidaritat entre les Terrasses que coexistien en la mateixa ciutat.

En els llocs on s’havia permès construir cases al mateix llit de la riera o en les seves proximitats, les fortes inundacions de la tardor de 1962 van provocar una gran catàstrofe amb un gran nombre de morts, desapareguts i l’esfondrament d’habitatges on vivien famílies humils.

Y mientras la riera de Les Arenes
discurría, sin canalizar, por un ancho espacio de más de 300 metros, un sinfín
de modestas viviendas construidas con los materiales más baratos, se
levantaban, sino en su mismo seno, a muy pocos palmos de altura de la parte más
honda del lecho.Algunos, los más previsores, elevaban el suelo de su vivienda
unos pocos escalones con el fin de evitar que el agua entrara en sus casas
cuando bajaba en las períodicas riadas.
Pero en aquella ocasión fue
diferente. Lo que ocurrió no fue una simple bajada de aguas, ni siquiera
torrencial. Fue una avalancha destructora de agua, barro y de todo lo que ya
había arrastrado.

Y si no hay que buscar culpables de los fuertes aguaceros, causa última de todo el desastre, sí que que habría de averiguarse por qué las rieras se salieron de madre. Y hay que responsabilizar, sobre todo, a los que hicieron que el accidente se convirtiera en tragedia al permitir que los ciudadanos más pobres tuvieran que habitar en las zonas más peligrosas. No deben, pues, eludir su responsabilidad los que, especulando con los terrenos, vendieron solares en campos sin urbanizar. Y mucho menos deben eludirla las autoridades que lo permitieron…

La Riada se llevó a muchos pobres y a muchas de sus pobres viviendas. A punto estuvo Terrassa de quedarse sin sus barriadas más pobres. Pero no fue así. Quedaron suficientes pobres y
desheredados vivos como para que la propaganda oficial no deformara la cruda
realidad. Muchos de los que sobrevivieron tomaron conciencia de por qué pasaba
todo aquello y actuaron en consecuencia. Y en nuestro barrio hubo vecinos de
estos
». [COMELLAS, J i MONTOLIU, J.J. Història d’un barri de Terrassa (1989), pàg. 102-103].

Efectivament,  fou després d’haver presenciat aquesta immensa tragèdia que es mobilitzà un moviment veïnal per a construir un mur de contenció en la riera l’any 1963, una acció comunitària que va servir no tan sols per aixecar un element físic de protecció en la part del barri més sensible a les riuades sinó també perquè despertessin moltes mostres de solidaritat entre els propi veïnat.

 

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Jaume Valls
La riuada de 1962. La catàstrofe que sacsejà la Terrassa invertebrada del franquisme.
Terrassa:Ajuntament de Terrassa,abril de 2012.

 

El periodista Jaume Valls ha fet l’anàlisi d’una tragèdia que va produir 327 morts i desapareguts, juntament amb una devastació d’habitatges i quantiosos estralls materials que afectaren a la indústria, el comerç i les infraestructures públiques. L’autor d’aquest necessari estudi ens situa el context social i polític i ens recorda com era la ciutat de Terrassa l’any 1962: un paisatge industrial dominava el nucli urbà amb les seves empreses tèxtils que donaven ocupació a la majoria de la població terrassenca; una ciutat que rebia immigrants procedents majoritàriament de l’Andalusia oriental que arribaven per a treballar en les nombroses indústries que demandaven una mà d’obra barata; una població nouvinguda que haurà d’enfrontar-se a la manca d’habitatges i d’infraestructures bàsiques; un desgavell urbanístic, sense cap planejament d’ordenació urbana on l’especulació (amb el beneplàcit de les autoritats que dominaven la ciutat) va permetre que es construís en terrenys agrícoles molt a prop de les lleres de les rieres i els torrents; la ciutat s’anava conformant amb unes noves barriades (Les Arenes, Ègara, Poble Nou, La Maurina, Ca n’Anglada…) amb carrers sense asfaltar, manca de clavegueram i d’enllumenat públic; una administració municipal franquista molt dependent de la política governamental i dels interessos industrials, aliena a les necessitats d’una ciutat que s’esdevenia més gran i més complexa…

De forma cronològica Valls ens explica la tragèdia a les rieres del Palau (actual Rambla) i les Arenes, l’impacte destructiu d’un nou nucli de casetes autoconstruïdes a Les Fonts, i com molts torrents sense canalitzar van produir també víctimes i danys per tota la ciutat. Aquella nit terrible la ciutat va quedar incomunicada amb ferrocarrils aturats, carreteres tallades,i sense electricitat ni telèfon. El llibre escrit per Valls destaca la solidaritat que es va desfermà entre la societat terrassenca amb un voluntarisme èpic des del primer moment de la tragèdia, auxiliant a les víctimes de la riuada. D’altra banda, cal destacar un capítol del llibre on es recull el testimoni personal de terrassencs i terrassenques que van viure les riuades.
El propi autor ens diu en la presentació del seu estudi:

“La causa de tanta mortaldat i destrucció no fou un caprici de la providència ni la brutalitat de l’aiguat, sinó la falta total de planificació i disciplina urbanístiques, en una ciutat abocada a la producció industrial amb gran hegemonia del sector tèxtil que, necessitada de mà d’obra poc qualificada, permeté que la immigració cridada per la feina no trobés l’acollida que mereixia i hagués d’espavilar-se per construir barraques i modestos habitatges allà on la ciutat perdia el nom i on propietaris desaprensius els venien terrenys barats.

[…] La riuada de 25 de setembre de 1962 va posar en tràgica evidència tant la mala solució que s’havia donat a la canalització de la riera del Palau aigües amunt de la Rambla, com la inexistència de l’urbanisme en els sectors perifèrics, on es construïren habitatges a la mateixa llera de la riera.

Les autoritats de la dictadura, amb la seva passivitat i amb la despreocupació per allò que passava més enllà de les seves industries -malgrat tenir-hi treballant a molta gent que vivia en la precarietat- van ser els autèntics responsables de la tragèdia. Naturalment, en un règim de fèrria dictadura, interessada per sobre de tot en no permetre dissidències i a perseguir obstinadament qualsevol expressió dels drets civils, els responsables no foren denunciats, ni jutjats per cap tribunal. Al contrari, el règim que va fer aparèixer el Generalísimo Franco com a salvador de la situació va condecorar-los i homenatjar-los. En comptes de justícia social es va recórrer a la caritat.Però la riuada va tenir la virtut de fer aflorar el millor de la societat terrassenca en forma de solidaritat envers els afectats i també de posar en contacte persones amb vocació social del centre i les barriades, que a partir d’aleshores lluitarien plegats per la seva dignitat, intentant organitzar-se al marge de les estructures del franquisme, tot lluitant pels seus drets de ciutadans i ciutadanes”.[Jaume Valls].

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La riuada del 62 a Terrassa. L’abans i el després de la ciutat.
Catàleg del Museu de Terrassa [Exposició del 7 de juny de 2012 al 28 de febrer de 2013].
Text: Manel Márquez,La riuada de 1962. Societat i cultura.

 

 

 

 

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Fotografies

 

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El Vallès conmemora el 50º aniversario de la traumàtica riada de 1962[Víctor Solvas. LA VANGUARDIA-Vida | 29/03/2012

 

 

Vallesos-Riuada de 1962

 

El dimarts 25 de setembre de 1962 una pluja torrencial (uns 284 litres per metre quadrat) cau de forma molt intensa sobre el Vallès Occidental. Les aigües desbocades de les rieres de les Arenes (que va assolir un cabal de 700 litres per segon), del Palau , de Rubí, del riu Ripoll i altres afluents del Llobregat i del Besos, van causar prop de 700 morts. La revista Vallesos fa memòria de les riuades del 1962 dins d’ una carpeta que “rememora aquells aiguats que van esdevenir tan tràgics perquè les pluges torrencials es van aliar fatalment amb la misèria, l’especulació i la permissivitat urbanística imperants durant una dictadura franquista que, lluny de depurar responsabilitats, va utilitzar la tragèdia per fer-se propaganda”[Vicenç Relats i Casas, director de Vallesos].

 

 

XIPRE, UNA ILLA ESTRATÈGICA

L’escriptor britànic Lawrence Durrell (1912-1990) va residir a l’illa de Xipre entre els anys 1953 i 1957.Volia aïllar-se després d’haver recorregut diversos llocs del món com a diplomàtic i buscava un indret tranquil on poder escriure. Durant la seva estada a l’illa col·laborarà amb el govern colonial anglès i impartirà classes de literatura en el  Pancyprian Gymnasium. La lectura del seu llibre Limones amargos, publicat l’any 1957 (reeditada com a  Bitter Lemons of Cyprus el 2001), és tot un viatge per copsar  l’entorn natural, les costums i la vida quotidiana de l’illa d’afrodita, abans no quedi submergida en una explosió de violència entre les comunitats turques i gregues. L’editorial edhasa ha reeditat aquesta obra en un volum (Trilogía mediterránea) on s’apleguen dos llibres més: La celda de Próspero (un viatge per l’illa de Corfú durant la Segona Guerra Mundial) i una narració sobre la seva experiència en Rodes a  Reflexiones sobre una Venus marina (1953).
“En Chipre me topé con muchos más de esos ecos de momentos olvidados de la historia, momentos para iluminar el presente. Invasores como Harún -al -Rashid, Alejandro, Corazón de León; mujeres como Catalina Cornaro y Elena Paleólogo… la confluencia de distintos destinos que tocaban y esclarecían la historia de una islita situada en la cuenca oriental del Levante, otorgándole significación y profundidad de foco.
Diferentes invasiones la curtieron y erosionaron, apilando monumento sobre monumento. Las discordias de monarcas e imperios la tiñeron de sangre, fatigaron y refrescaron repetidas veces su paisaje con mezquitas y catedrales y fortalezas. En el flujo y reflujo de historias y culturas se convirtió, una vez y otra vez, en el punto de encuentro donde arios y semitas, cristianos y musulmanes, se estrecharon en mortífero abrazo. San Pablo recibió allí una merecida tunda a manos de los pafiotas. Antonio le dio a Cleopatra la isla como un regalo. Afrodita…”
L’agressió de la Itàlia feixista contra Grècia, per l’octubre del 1940, obligà les autoritats britàniques a abandonar la política repressiva i demanar la col·laboració de la població de l’illa. Acabada la Segona Guerra Mundial, els grecoxipriotes reclamaren de nou l’adhesió a Grècia, sense èxit. Gran Bretanya proposà la promulgació d’una carta constitucional atorgant l’autonomia limitada, en la redacció de la qual haurien d’intervenir turcoxipriotes i grecoxipriotes; aquests darrers rebutjaren la proposta, una vegada més exigiren l’enosi, organitzaren (1950) un plebiscit que palesà llur voluntat d’unió a Grècia (més del 95% de vots afirmatius) i feren conèixer llur situació a l’ONU. El fracàs de les negociacions del govern d’Atenes i els dirigents grecoxipriotes, encapçalats per l’arquebisbe Makàrios, amb el govern de Londres —que a l’agost del 1954 afirmà que mai no abandonaria totalment l’illa—, exasperà un sector de la comunitat grecoxipriota, que optà per la lluita armada. Els britànics, d’altra banda, intentaren d’aconseguir el suport de la minoria turca —que fins aleshores s’havia mantingut al marge de la qüestió—, i aviat disposaren de la participació del govern de Turquia, que en l’anomenat problema de Xipre trobà un mitjà per a desviar l’atenció dels mateixos turcs dels problemes interns del seu país. D’aquesta manera, la Gran Bretanya obtingué la col·laboració dels turcoxipriotes, entre els quals començà a estendre’s la tesi de la partició de l’illa. La guerra civil xipriota deteriorà l’estructura defensiva de l’OTAN, a causa de l’enfrontament de Grècia i Turquia, fet que mogué els EUA a pressionar a favor d’una solució ràpida i satisfactòria per a tothom. Al març del 1956 era decretat l’exili de l’etnarca Makàrios, mesura que intensificà encara més les discòrdies entre ambdues comunitats, les quals, el 1958, estigueren a punt de provocar una guerra entre Grècia i Turquia.
Aleshores intervingueren els EUA i forçaren a la celebració d’unes discussions preliminars, amb l’absència dels xipriotes. Aquests contactes entre els representants dels governs d’Atenes i Ankara conduïren a l’acord grecoturc de Zuric (11 de febrer de 1959), ratificat i desenvolupat per l’acord anglogrecoturc de Londres (19 de febrer de 1959): hom preveia la independència de Xipre sota la garantia —o tutela— de la Gran Bretanya, Grècia i Turquia, la repartició de les funcions administratives i governatives entre els grecs i els turcs de l’illa i l’existència de dues bases navals britàniques. L’arquebisbe Makàrios fou elegit president, i F.Küçük, turcoxipriota, vicepresident, i el 16 d’agost de 1960 fou proclamada la independència de la República de Xipre.
El 1963 una temptativa d’unificació administrativa i executiva motivà greus enfrontaments entre les dues comunitats de l’illa i entre els governs de Grècia i Turquia, que mobilitzaren llurs exèrcits: un cos armat de l’ONU, arribat pel març-abril del 1964, restablí precàriament la pau. A partir del 1967 la tensió minvà, en part pel temporal abandó de la idea de l’enosi, arran de la implantació a Atenes d’una dictadura militar. Makàrios fou reelegit president el 1968 i el 1973, però el 15 de juliol de 1974 fou desplaçat del poder per un cop militar protagonitzat per la guàrdia nacional, que actuà com a instrument de la dictadura grega.
Mentrestant, el 20 de juliol es produí la invasió i l’ocupació de l’illa per part de l’exèrcit turc, que al·legava la necessitat de garantir la integritat de la comunitat turcoxipriota. Desoint les resolucions del Consell de Seguretat de l’ONU, els turcs s’empararen del 40% del territori de l’illa —el més important des del punt de vista econòmic— i obligaren més de 200 000 grecs a abandonar llurs terres i possessions, els quals restaren com a refugiats en la part no ocupada de l’illa. Makàrios, per la via de les negociacions, intentà d’obtenir la retirada de l’exèrcit turc i el retorn a la normalitat constitucional, i per això regressà a l’illa, però no pogué fer recular els invasors, els quals, seguint un pla preestablert (el pla Àtila), colonitzaren les zones ocupades amb colons enviats forçosament de les poblacions de l’Àsia Menor, amb el propòsit de justificar, amb un augment de la comunitat turca, la creació d’una federació.
El 1974, la invasió turca del nord de Xipre donà lloc a dues entitats polítiques separades de fet: d’una banda, la República de Xipre, reconegut internacionalment i que constitueix el mateix estat anterior. De l’altra, la República Turca del Nord de Xipre, proclamada el 1983 i només reconeguda per Turquia. La capital, Nicòsia, es troba dividida també entre un sector grec i un sector turc.[Enciclopèdia.cat]
“Cuando se produjo el enfrentamiento entre Grecia i Turquía, que había invadido Chipre en el verano de 1974, Kissinguer i Ford trataron de manejar el asunto con prudencia, conscientes de la necesidad de no perder la amistad de Turquía, que proporcionaba a los Estados Unidos unas bases de inestimable valor; pero el Congreso, decidido a intervenir por su cuenta, e influido por el lobby griego en los Estados Unidos, impuso un embargo de la ayuda militar a Turquía que dañó seriamente las relaciones entre los dos paises”[Josep Fontana. Por el bien del imperio,Barcelona:PASADO&PRESENTE, PAG.572-573].

Mapa de Xipre
DOS COLOSOS PUJAN POR CHIPRE [M.A.Sánchez Vallejo, EL PAÍS DOMINGO, 010712]