Població estrangera resident a Catalunya el 2018

Catalunya, un gran mosaic internacional [ara, 17-3-2019]

Catalunya és una terra d’acollida i la diversitat forma part del seu ADN. Més d’un milió de catalans són de nacionalitat estrangera i provenen d’almenys 167 països. Es tracta d’una dada molt rellevant, tenint en compte que al món, segons el criteri de l’ONU, hi ha 195 estats. Aquesta infografia recull les nacionalitats de la població estrangera resident a Catalunya el 2018, segons les dades de l’Idescat, comptant només les comunitats amb més de 200 persones

Immigració i asil

Cientos de migrantes son rescatados en medio del Mediterráneo por la ONG MOAS. / /Francesco Malavolta (AP) [El País, 6-11-2016]

  • Ya no es una población de paso [Juan Iglesias, El País, 19-11-2016]

La población de origen inmigrante se ha mantenido estable durante la crisis, pasando de los 6,4 millones en el año 2009, el 13,8% de la población española, a los 6,6 millones en 2015, 14% del total. Así, a pesar de que se agitó el “fantasma” del retorno al comienzo de la crisis, los inmigrantes han apostado por continuar sus proyectos de arraigo en España, a pesar de las malas condiciones. Un dato representativo de esta situación es el crecimiento en el número de naturalizaciones en España. Así, si en 2008 el porcentaje de inmigrantes nacionalizados en España era del 17%, en el año 2016, ese porcentaje casi se ha doblado, y ya es del 33% (INE, 2016).

Un 45% de las mujeres inmigrantes trabajaban en el sector de cuidados domésticos, y entre las que tenían trabajo, solo un 34% trabajaban con contrato indefinido. Parecidas situaciones, se hallaron en una encuesta similar a inmigrantes ecuatorianos del año 2015, realizada por Ikuspegui (UPV) e Instituto de Migraciones (Comillas).

La población inmigrante se asienta principalmente en los barrios populares de las grandes ciudades españolas. Barrios que acumulan muchas de las peores consecuencias de la crisis: altas tasas de desempleo, temporalidad y precariedad, recortes en el gasto social, ausencia de expectativas, etc. Y aunque la convivencia entre población nativa e inmigrante en España es hasta el momento, positiva, los estudios realizados durante la crisis muestran un cierto repunte de posiciones xenófobas y de dificultades de convivencia. Un repunte concentrado, precisamente, en los sectores populares nativos, que son los que más se han visto afectados por la crisis y el desempleo.

La combinación de estos dos elementos, arraigo y precariedad, plantea la necesidad de promover un nuevo ciclo expansivo en políticas de integración social. La inmigración en España ha dejado de ser una población externa, o de paso, y se ha convertido en parte consustancial de la sociedad actual, de su presente y de su futuro. Una población que está incorporada de lleno en sus principales instituciones sociales: mercado de trabajo, barrios, familia, escuelas, organizaciones, negocios, etc. Una realidad que conduce, no solo a cambiar la imagen tradicional que tenemos sobre nosotros mismos como sociedad, por otra más plural y diversa, sino también a asumir que la política de integración social, ya no es, solo, una política para inmigrantes, sino sobre todo una política de estado esencial para el futuro.

En línea con el último plan nacional de ciudadanía e inclusión, PECI 2011-2014, se trataría de impulsar políticas de cohesión social y de gestión de la diversidad. Destinados a la población de origen inmigrante, como por ejemplo puede ser la protección de las trayectorias educativas de los hijos de inmigrantes. Y otros más generales o transversales, destinadas al conjunto de la ciudadanía, como puede ser la inclusión de la diversidad como competencia básica en el currículum educativo, o la mejora de las condiciones laborales. También políticas que tengan como ejes centrales de actuación la Escuela, el barrio y el mercado de trabajo, que es donde se está jugando la convivencia y la integración.

Hay que recordar que el Fondo de Apoyo a la Acogida e Integración de los Inmigrantes y al refuerzo educativo (FAIIRE), clave en el transvase de recursos hacia los diferentes niveles de la administración del Estado, se ha visto recortado intensamente durante la crisis, hasta su práctica desaparición a partir de 2012.

 

  • Un horizonte demográfico demoledor [El País, Ana Carbajosa, 19-11-2016]

La inmigración es un elemento relevante de la ecuación demográfica, que en el caso español es demoledora. Nuestra pirámide de población recuerda cada vez más a una seta. Tenemos pocos hijos y el país no deja de envejecer. La inmigración palió unos años puntualmente el problema pero no lo solucionó.

Entre 2000 y 2008, llegaban 600.000 extranjeros al año, lo que representó más del 90% del crecimiento poblacional, según un estudio publicado por Teresa Castro-Martín y Teresa Martín García.

“La baja fecundidad no es coyuntural; se va a quedar así”, explica Castro, investigadora del CSIC que añade que España es de los países donde las mujeres tienen el primer hijo más tarde. Esta edad ha ido subiendo desde los años 70 y con la llegada de inmigrantes se estabilizó. Pero luego llegó la crisis y las extranjeras también esperaron para tener a su primer hijo.

La falta de estabilidad laboral es el gran problema, piensa Castro. “La clave es que en España se empiece a cotizar antes. Mientras en otros europeos jóvenes tienen hijos, aquí encadenan becas mal pagadas. Defiende también “

políticas de igualdad muy fuertes”, entre otras escuelas infantiles asequibles, permisos de paternidad iguales e intransferibles, racionalización de horarios y ayudas para dependientes.

Carmen González Enríquez, investigadora del Real Instituto Elcano piensa que la baja natalidad es un problema grave, pero “hasta ahora, ningún Gobierno se lo ha planteado en serio, porque los frutos son a largo plazo. Cree que el Gobierno debe plantearse cómo atraer mano de obra extranjera, pero que sin un cambio en la estructura productiva será insuficiente. “La inmigración del boom no bastó para alimentar el sistema de pensiones porque los salarios eran muy bajos”.

Propone visados de ida y vuelt y permisos de residencia para quienes acaben sus carreras en España.

David Rieff: “El Islam ha entrado en una crisis profunda”

[“La gran sorpresa ha sido la crisis del islam” | Internacional | EL PAÍS, ANA CARBAJOSA]

A David Rieff (Boston, 1952) hay que escucharle con atención para no perder el hilo de sus argumentos. Salta de un extremo ideológico al otro sin complejos y fabrica conclusiones que rara vez encajan en corsés políticos. Le guían la valentía intelectual y décadas de estudio y observación sobre un terreno que a Rieff le gusta patear. A este historiador, le preocupa el encaje de los inmigrantes en Occidente y la malformación de las llamadas sociedades multiculturales; un asunto del que se ocupa desde hace décadas. Una Europa que percibe desnortada y naif, el islam sumido en una crisis profunda o los derechos humanos como credo absolutista son algunos de los asuntos que desgrana en una entrevista con este diario poco antes de disertar sobre inmigración en el Espacio Bertelsmann en Madrid. Autor de ensayos como El Matadero: Bosnia y el fracaso de Occidente (Aguilar) o A punta de pistola (Debate), Rieff vive a caballo entre Estados Unidos y Europa y escribe y enseña —en el Instituto de Estudios Políticos de París— sobre conflictos internacionales y acción humanitaria.Rieff prefiere durante este encuentro aparcar su faceta de hijo. Su madre fue Susan Sontag, gran referente del pensamiento progresista estadounidense y cuyo legado Rieff se siente en la obligación moral de mimar. “Una de mis responsabilidades en la vida es mirar por su trabajo, pero no me gusta ejercer de hijo profesional”.
 

Pregunta. En los años ochenta ya escribía sobre inmigración y multiculturalidad. Algunos de los problemas de integración de los que hablaba continúan vigentes y otros se han agudizado sin que los Gobiernos de Europa hayan encontrado remedio.

Respuesta. Lo que está pasando ya se podía vislumbrar en los ochenta si querías mirar. No había duda de que pobres del sur iban a venir al norte. En seguida entendimos de qué iba la globalización, a pesar de que algunos pensaran que podía afectar solo a los ricos y que los pobres simplemente no participarían. Por ese lado no me sorprende. La gran sorpresa ha sido el islam y su crisis. La gente no teme a los inmigrantes, teme al islam. Es absolutamente cierto que los gobiernos están ciegos. No es posible que los alemanes en los sesenta pensaran que los gastarbeiter [los que emigraron a Alemania para trabajar] iban a volver a sus países, o que alguien piense que la gente no va a intentar cruzar a Ceuta y a Melilla. Es sorprendente que un cambio territorial minúsculo en Ucrania suponga horas y horas de dedicación para un ministro y que de las muertes en el Mediterráneo se encargue casi de pasada y por obligación. Hace falta más voluntad política.

P. En Europa, el populismo de derechas explota el miedo al diferente, mientras la izquierda, acomplejada, teme si quiera abordarlo en muchos países. ¿Por qué no somos capaces de mantener un debate sereno y racional sobre inmigración?

R. Porque no solo la izquierda progresista defiende a los inmigrantes, también están los empresarios. La inmigración se ha vuelto inevitable gracias a una alianza de la izquierda con la clase empresarial. La ruptura de los sindicatos es en parte consecuencia de la llegada de más inmigración. Los efectos de esta globalización hacen que la clase trabajadora entre en pánico. Ellos son los grandes perdedores de estos cambios globales. El futuro no pinta bien para ellos. Si eres un obrero de Lille, sabes que tus mejores años han quedado atrás, que ahora te enfrentas a deslocalizaciones, a más inmigrantes dispuestos a trabajar por menos dinero. Esto explica por ejemplo que el Frente Nacional sea la fuerza dominante en Francia.

P. Los gobiernos no acaban de reaccionar y los extremistas copan el discurso. ¿Cómo se puede romper esta dinámica?

R. Lo único positivo que veo de la catástrofe de París es que ahora, las élites biempensantes francesas ya no podrán decir que no está pasando nada. Los franceses son la sociedad más esclerotizada que conozco en Europa. Están ciegos, encantados de haberse conocido. Ahora sin embargo, el primer ministro francés habla de apartheid en la banlieue [los barrios periféricos] y eso es bueno. Esos jóvenes [inmigrantes y descendientes de inmigrantes] están muy enfadados y algunos son susceptibles de caer en las redes del Daesh [el Estado Islámico]. Los jóvenes que crecen en Europa saben que el islamismo radical es lo que más asusta aquí. Se sienten impotentes porque no tienen poder económico ni cultural. Su única arma es la brutalidad. Europa tiene que darse cuenta de no ha sabido transmitir su narrativa histórica a los musulmanes. El hecho de que cada instituto judío de Europa esté protegido tiene que ver con que no han asumido la narrativa europea. En 1945 nadie hubiera podido pensar que esto iba a suceder.

P. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

R. Europa está especialmente mal preparada para este tipo de problema. Las élites europeas se han convencido a sí mismas de que el mundo es un lugar racional. No se dan cuenta de que el mundo es irracional y cruel. Creo sinceramente que el periodo que hemos vivido entre 1945 y los noventa fueron una excepción de prosperidad y disminución de la barbarie. Que la vuelta de la barbarie es solo una vuelta a la normalidad. Aquí hay además un componente político. En EE UU o en América Latina, los jóvenes enfadados montan bandas criminales. Aquí se apuntan a la yihad. Es un problema real, no se lo ha inventado la derecha.

P. Usted sostiene que uno de los problemas es que los valores europeos se han diluido casi hasta dejar de existir.

R. A los chicos de la banlieue les dicen: tienes que aceptar los valores europeos. ¿Pero qué valores son esos? Esto es como el póker. No puedes derrotar algo con nada. Los valores se reducían a ofrecer una vida mejor, prosperidad, pero eso ya no está ahí. En Francia además, un factor muy importante fue la crisis del comunismo, que era un motor de asimilación también en los suburbios. Los comunistas controlaban a los conflictivos y mantenían la disciplina social en los barrios. Ahora ya no hay partido; hay imanes. Muchos de ellos hacen lo que pueden, pero no es suficiente. Hoy vivimos en un mundo en el que las cuestiones de identidad cobran mucha importancia. Otra razón fundamental es la crisis del islam.

P. ¿A qué se refiere?

R. El islam ha entrado en una crisis profunda. La brecha entre suníes y chiíes se ha convertido en guerra. Las guerras que observamos en Oriente Próximo tienen que ver con esa fractura. En Siria por ejemplo está claro que se trata de una guerra entre Catar y Arabia Saudí contra Irán. Si nos fijamos en la historia de la cristiandad, también vemos épocas de fanatismo que se llevaron por delante otras corrientes cristianas. Creo que estamos en una de esas épocas en el islam.

P. Chérif Kouachi, uno de los atacantes de Charlie Hebdo dijo en el pasado que fueron las torturas a musulmanes en Abu Ghraib lo que le cambió.

R. No creo que el terrorismo islámico tenga que ver con que Occidente no sea justo en Palestina o en Irak. Es verdad que en el caso de la identidad judía, también en Francia, el gran pegamento que mantiene a la comunidad unida en la diáspora es el sionismo y que eso genera tensiones con otras minorías. Puede haber explicaciones, pero no justificaciones. O crees que se pueden poner bombas en los mercados o no. No hay camino intermedio. Los derechos humanos son un credo absolutista.

P. Siria se ha convertido en el gran imán para el yihadismo planetario. Europa y EE UU parecen estar un poco perdidos sobre cómo actuar.

R. No puedes esperar que habiendo una guerra a las puertas de Europa la gente no huya. Mire, yo soy profesor de intervención humanitaria y le puedo decir que no hay una guerra justa. En el caso sirio, no es posible justificar una intervención internacional, porque las posibilidades de éxito son demasiado pequeñas y ese es uno de los requisitos morales para intervenir.

P. ¿Debe resignarse la comunidad internacional?

R. La comunidad internacional como concepto no existe. Hay un orden global, dominado por EE UU y Breton Woods. Entramos en un mundo multipolar, pero me cuesta imaginar que EE UU no vaya a ser un gran poder. En realidad, no creo que el mundo haya cambiado tanto, que el poder militar haya perdido tanta relevancia. Esa es una ilusión europea que parte de asunciones irreales, según las cuales, las guerras son algo del pasado, y la gente va a ser cada vez más rica. Eso no es así.

P. Resulta difícil no preguntarle por su madre, Susan Sontag. ¿Está trabajando en nuevos proyectos vinculados con ella?

R. Tengo una pequeña fundación que creé en nombre de mi madre y que otorga premios a jóvenes traductores. Ahora tengo que editar el tercer volumen de sus diarios en los próximos seis meses. Hay muchísimo material. Hay que seleccionar, porque ella no lo hizo. Hay miles y miles de páginas, que en el tercer volumen quedarán reducidas a unas 300. Una de mis responsabilidades en la vida es mirar por su trabajo, pero no me gusta ejercer de hijo profesional.

La immigració a Catalunya

[Judit Carrera, El País, 8-11-2014]
En vigílies del 9-N, és interessant constatar la proliferació de projeccions de futur que genera la perspectiva de la independència de Catalunya. Aquesta setmana es va presentar a Barcelona el Llibre Blanc de la capital d’Estat i, fa només un mes, el Llibre Blanc de la Transició Nacional de Catalunya, que inclou reflexions prospectives sobre diferents àmbits de l’organització d’un Estat independent. Benvinguts siguin aquests informes que alimenten el debat raonat i que haguessin estat un bon punt de partida per a una discussió política de fons com la que va tenir lloc en el referèndum d’Escòcia.

Per complementar aquests horitzons de futur, s’acaba de publicar un llibre important que ofereix una fotografia de present de Catalunya a partir de la immigració. Es tracta de Catalunya al mirall de la immigració. Demografia i identitat nacional (L’Avenç), una obra monumental d’Andreu Domingo que analitza l’evolució de la població catalana des de principis del segle XX fins a l’actualitat. És un llibre exhaustiu que, a partir del cas català, recorre molts dels debats polítics, jurídics i culturals vinculats a la immigració en les societats occidentals de les últimes dècades. No obstant això, més enllà dels discursos teòrics, el més interessant del llibre és el retrat demogràfic que fa de Catalunya, la fotografia real de qui som, on hem nascut i on emigrem. En un moment de tantes incerteses i especulacions, és reconfortant trobar un llibre que parteix de la realitat demogràfica que efectivament tenim i que resulta imprescindible per elaborar una idea fidedigna de la nostra societat.

La principal conclusió del llibre és la centralitat de la immigració en l’evolució de la població de Catalunya. Que aquesta ha estat una terra de pas i d’acolliment no és només un tòpic. Domingo demostra fins a quin punt les principals onades d’immigració del segle XX han estat determinants per a la Catalunya actual. Amb la població envellida i la baixa fecunditat pròpies de tot país que ha fet la seva transició demogràfica, Catalunya ha passat de 2 milions d’habitants el 1901 als 7,5 milions actuals gràcies sobretot a tres onades d’immigració: la del primer terç de segle, la que va tenir lloc durant el franquisme i la més internacional i recent de finals dels anys noranta i principis del segle XXI.

Amb aquesta perspectiva de llarg recorregut, Domingo demostra que les migracions depenen essencialment dels cicles econòmics, de tal manera que les tres van tenir lloc durant les fases de creixement prèvies a la crisi del 1929, la del petroli del 1973 i la global i financera del 2008, respectivament. D’entre totes, sobresurt l’última immigració internacional, perquè és la més important en termes absoluts, que avui representa el 17,7% de la població i que ha estat la responsable del 90% del creixement demogràfic recent català. A això últim contribueix sens dubte el fet que els seus integrants tinguin una mitjana d’edat de 31,3 anys. Així, la immigració internacional ha canviat el demos català de manera radical. Com a mostra, una anècdota: tots els estats del món estan avui representats en algun municipi català.

El llibre de Domingo és un triturador de tòpics. Per exemple: la  intensa onada d’immigració internacional no ha comportat la creació de guetos

El llibre de Domingo és també un triturador de tòpics. Per exemple: aquesta intensa onada d’immigració internacional no ha comportat la creació de guetos. Només en 16 municipis catalans el nombre de nascuts a l’estranger supera als nascuts a Espanya, sense que necessàriament això comporti pobresa o marginalitat. De fet, les àrees més segregades de Catalunya estan ocupades per ciutadans d’altres països de la UE, molts dels quals amb un elevat poder adquisitiu.

Un altre tòpic que desfà el llibre és que el català s’ha mantingut no a pesar, sinó gràcies a la immigració. La llengua és el principal tret cultural dels catalans i, com a tal, és molt més obert i fàcil d’adoptar que una nacionalitat, una religió o evidentment una raça. A l’immigrant només se li demana que respecti que el català és la llengua pròpia i que no s’oposi al fet que sigui la llengua dels seus fills. Així, amb el temps, el català s’ha convertit en el principal instrument d’integració i de reconeixement dels immigrants, de manera que l’acceptació, aprenentatge i ús de la llengua han revertit de manera directa en la seva bona salut actual.

Catalunya al mirall de la immigració és un llibre ple de matisos que aborda la complexitat de la immigració i de fenòmens demogràfics d’enorme transcendència i sensibilitat política i social. Així, per exemple, es dilueix la idea comuna que Franco va utilitzar la immigració rural per intentar desnaturalitzar el poble català, o s’alerta del perill de creure que Catalunya està expulsant de manera massiva els seus joves més ben formats davant el risc que es converteixi una profecia autocomplerta.

En un moment en què els catalans manifesten una clara voluntat de passar per les urnes per fixar el seu propi retrat i decidir el seu futur, estem davant un llibre interessant i de gran utilitat.

Judit Carrera és politòloga