Después de leer que la Policía Nacional estaba investigando dos locales de Terrassa, hablé con una psicóloga sobre la prohibición. Ella decía que hay cosas que no se han de prohibir..(Las cosas que aportan beneficios, ya sea dinero, ya sea placer, no se han de prohibir). Las drogas producen placer al consumidor y dinero al vendedor. De la prostitución podemos decir lo mismo.
Si prohibimos estas actividades, se sumergen!. Y ya lejos de las miradas, ciertas personas se organizan con la vista puesta en los beneficios.. Son siempre los ámbitos sumergidos los que acogen más delincuentes y propician más delitos. (……).
Los padres y los profesores frecuentemente, también prohibimos cosas, que considerando los riesgos apuntados, no tendríamos que prohibir: ¡No hables con aquellas personas!… ¡No me hables nunca de este tema!…. , por ejemplo.. (……). De esta manera, generamos actividades escondidas o sumergidas: “Hablará cundo tú no lo veas o la veas”… “Hablará del tema prohibido con otras personas”…..
La solución: Casi siempre, ¡la tolerancia, mejor que la regulación!… Casi siempre, ¡la regulación, mejor que la prohibición!….