Hace unos años confiaba en que era imposible que volviésemos a la época de mis abuelos. Tenemos movimientos muy fuertes como el feminismo, ecologismo y un sistema educativo mucho más competente y comprometido que el de entonces. Eso pensaba en aquel momento … No es posible que volvamos a censurar de una manera tan dura a los artistas de pensamiento libertario o las películas con un grado de erotismo, sensualidad o mensajes distintos a los oficiales. Pero parece que me equivocaba.
Parece ser que el problema es la libertad de expresión. En nuestras leyes se garantiza que toda persona es libre de expresar y difundir sus pensamientos y opiniones. Nuestro país forma parte de los llamados países del primer mundo, y además son democráticos, por tanto, la libertad de expresión esta asegurada en las diferentes constituciones.
Pero a día de hoy no estoy segura de que esto esté sucediendo, tal cual está escrito en la oficialidad. La violencia, acabar con la integridad de otros individuos, las calumnias, la invasión de la intimidad e injurias, entre otros; estas son razones que usualmente se usan para censurar acciones u opiniones, Obviamente, cuando un grupo terrorista atenta contra la vida de personas, por ejemplo, se trabaja para su detención y acabar con la promulgación de sus ideas, ya que claramente atenta contra la vida de otras personas. Otro ejemplo es la censura que sufrió Donald Trump en su cuenta de Twitter tras incitar el ataque masivo al Capitolio.
En otras ocasiones es bastante difícil valorar si una acción, frase u opinión es respetuosa o tienta al odio, ya que pueden tener dobles significados, no este la opinión de forma explícita o que se deban a interpretaciones personales, ya pueden ser poesías, canciones o narraciones.
Pero, hay otras acciones que han sido sujeto de veto, que no esta clara la razón. Al periodista Javier Bauluz se le impidió cubrir la llegada de inmigrantes a canarias; a Willy Toledo se le juzgó por hacer un post en Facebook diciendo “Me cago en dios”; a la periodista Mireia Comas fue detenida por cubrir un desahucio en Terrassa; y en Francia se ha creado una ley limitando la libertad de aquellas mujeres que usen hiyabs o burkinis. En estos casos no encuentro ninguna razón para la reprobación. ¿A quién dañan? ¿A quién ofenden? ¿Hacia quién crea odio? Aunque piense y busque motivos no encuentro ninguno para la justificación de estas censuras.
En todo el mundo hay miles de pensamientos distintos, es más, ¡hay millones! Uno por cada individuo del planeta y muchas contrarias entre sí. Probablemente el hecho de todas estas corrientes tan diferentes que llegan a ser opuestas, se proporcionan ayuda para poder crear nuevos argumentos y más sólidos que se permitan hacer más sólidas las opiniones. La mayoría son así.
En ciertas ocasiones esto no ocurre y se usa el odio como un tipo de argumento, pero no creo que este sea lícito para posicionar la opinión propia, ya que este crea violencia contra la integridad de otras personas.
Por ello creo que la censura debería ser el último recurso en nuestra actual sociedad, ya que hay personas que no van a argumentar de manera ordenada u respetuosa, sino atacando violentamente.
En conclusión, no creo que estemos retrocediendo en el tiempo ni que estemos situándonos en una situación muy similar a la represión durante el franquismo, contrariamente a lo que he dicho al principio. El problema son las formas irrespetuosas de debate, ya que, para poder tener las discusiones e intercambios de opiniones por derecho propio, debemos atenernos a ciertas responsabilidades que le corresponden.