Por qué no ser animalista

¿Eres animalista? No pasa nada, todos tenemos derecho a equivocarnos de vez en cuando, y equivocarse de manera no intencionada no es malo, lo que es malo es seguir haciéndolo, adrede y sabiendo que puedes evitarlo.

Os propongo un ejercicio mental, pensad en qué razones puedo tener para detestar el animalismo (que no a los animalistas) mientras leéis las definiciones:

La palabra animalismo, es el nombre que ha tomado el Movimiento de liberación animal, que es como se llama oficialmente. En las próximas líneas,  voy a dedicar únicamente a definir animalismo para que entendáis de que vamos a hablar, y de por qué es un movimiento repudiable.

Cito textualmente: “El animalismo es una ideología que afirma que los animales (todos) tienen los mismos derechos que un ser humano, y cuya vida debe ser respetada de la misma manera que la vida de cualquier hombre.

[…]  Un verdadero animalista sostiene que todo animal no-humano (siendo esta denominación bastante común en la corriente) debe ser, ante cualquier circunstancia, respetada en tanto ser vivo.” [1]

“El objetivo general del movimiento es erradicar el especismo, que consideran antropocéntrico, es decir, en la discriminación negativa de los animales no humanos, generada por el hecho de pertenecer a especies diferentes a la humana.”[2]

Como hemos podido leer, el animalismo sostiene que todas las especies animales, tienen el mismo valor, y por lo tanto, los mismos derechos. Por lo tanto, lo que sostiene este ilustre movimiento es que cualquier acto que hagamos, en el cual sometamos a una especie animal, por más que este beneficie a otra, este acto será ilegítimo.

Este movimiento hace aguas por todos lados, especialmente porque el planteamiento que vertebra este movimiento, no solo es absurdo, sino que para sorpresa de todos, parte de una premisa errónea, y es el afirmar que todos los animales tienen el mismo valor. Esto puede ser cierto desde el punto de vista de una planta, o un hongo, que es al nivel al que se quieren poner los animalistas, pero entre dos animales, siempre tendrá más valor el que sea de tu especie, el que sea de tu raza, el que sea de tu manada, colonia, jauría… y por último, siempre será más valioso el que sea de tú familia, aunque por supuesto, lo más importante siempre será el animal en sí. Y esto es así, no hace falta un estudio a fondo para ver que las gaviotas solo actúan para ellas mismas, o para la de sus crías, o que las hormigas despedazan insectos por el bien de la colonia, y que si en algún momento, se genera una disputa entre dos machos de la misma especie, o dos colonias del mismo insecto, estos pelearán hasta la muerte, porque lo que prevalece es la supervivencia y la selección natural.

Por lo tanto, si todas las especies actúan de la misma forma, no es lógico que nos exijamos el mismo trato para los animales que para los otros seres humanos, especialmente si son de nuestra misma familia.

Remarco que es cierto que si no fuésemos animales, la afirmación de que el ser humano tiene el mismo valor que cualquier otro animal podría ser razonable, pero en este caso, los seres de nuestra especie tienen que primar por encima de cualquier otro animal.

¿Esto quiere decir que es legítimo un maltrato o explotación a un animal? Bueno, considero que única y exclusivamente si hay una razón que lo justifique, es decir, si se hace por el beneficio de algún otro ser humano, y como lo más importante para el hombre es el propio hombre, este acto es moralmente correcto. Por lo tanto, la explotación animal es legítima, y para corroborar esta afirmación, además del razonamiento anterior, podemos justificar la ganadería aludiendo a que otros animales como la hormiga  Melissotarsu  también lo hacen. Cabe remarcar que cuando se domestica un animal, este pasa a ser una parte (inferior a la humana) de nuestra comunidad, y como nuestra propiedad que es, tenemos el deber de cuidarla y hacernos responsable de ella siempre y cuando no represente una amenaza. Y si el mantener a nuestro animal doméstico supone matar otras especies para que coma, es nuestro deber, y por lo tanto es correcto.

La caza y la pesca al igual que otras prácticas que consistan en matar animales por diversión, están igualmente justificadas, ya que hay muchos otros animales que también matan por placer o diversión, cosa que técnicamente no es incorrecto siempre y cuando sea para conseguir algún beneficio para el ser humano (carne de caza o pescado) a parte de la recreación lúdica, y no suponga un peligro para el medio ambiente. Además el animal muere al instante y no sufre.

Considero que se ha distorsionado la manera de ver a los animales en esta sociedad, y no nos damos cuenta de que el orden natural es que nos beneficiemos a costa de otras especies, ya sean animales, plantas u hongos.

Para acabar me gustaría que leyeseis este poema llamado “Elogio de la mala conciencia de uno mismo”, escrito por la premio nobel de literatura Wislawa Symborska

ELOGIO DE LA MALA CONCIENCIA DE UNO MISMO. WISLAWA SZYMBORSKA

El buitre no tiene nada que reprocharse.
Los escrúpulos le son ajenos a la pantera negra.
No dudan de lo apropiado de sus actos las pirañas.
El crótalo se acepta sin complejos a sí mismo.

No existe un chacal autocrítico.
El tábano, la langosta, la tenia y el caimán
viven como viven y así están satisfechos.

De cien kilos es el corazón de la orca,
pero no le pesa.

Nada más animal
que una conciencia limpia
en el tercer planeta del Sol.

 


Webgrafia

Definiciones de animalismo

http://klinechair.missouri.edu/docs/equality_and_animals_copenhagen.pdf [1]

https://es.panampost.com/priscila-guinovart/2017/09/02/animalismo-postura-libertaria/?cn-reloaded=1 [2]

¿Está hecho el feminismo por y para los hombres? Autor: David Germán

Hoy en día todos sabemos lo que es el feminismo, de lo que trata y qué pretende conseguir. Si bien no, el feminismo es el movimiento social de la mujer en la sociedad patriarcal (que favorece más a los hombres que a las mujeres) y tiene por consecuencia la equidad de género. Y pese a ser una lucha exclusiva de las mujeres, en la que los hombres podemos ayudar y ser partícipes, nos la hemos acabado adueñando. Por ejemplo, cuando una mujer que se considera feminista hace algún acto reivindicativo, no consigue la controversia que consigue un hombre haciendo exactamente lo mismo, si no, solo hay que mirar en las notícias, cómo a un hombre se le aplaude y agradece por ser inclusivo y tratar en femenino a un grupo de personas que en su mayoría son mujeres, y cómo hacen caso omiso a la que día tras día lucha y aporta el triple que una simple palabra. No desprestigio el gesto, pero hay que ser realista, las mujeres van a estar siempre invisibilizadas, bajo la sombra del hombre, y al igual que en otras luchas, hasta que alguien, que no pertenece en primera persona en el movimiento, hace algo, no se está bien visto. Pongo como ejemplo de esto al colectivo LGBT, que llevamos años tratando de visibilizar que los hombres que se pintan las uñas no han de ser homosexuales o bisexuales exclusivamente por hacerlo, si no que lo hacen por puro gusto, sin excusa ni condición alguna. Pero hasta que no lo ha hecho un hombre cisgénero heterosexual, no ha comenzado a verse bien, e incluso esos que se burlaban de ti por hacerlo, empiezan a defenderlo solo porque su ejemplo a seguir lo ha hecho. No voy a discutir tampoco que esas acciones no supongan una evolución en la lucha, pero hay que admitir que molesta. Molesta que se apoderen de tu lucha, y yo, como aliado feminista y activista LGBT, lo reconozco.

Volviendo al gesto inclusivo que he comentado antes, todo se debe a que en el programa de TVE, Operación Triunfo, el concursante Miki dijo “todas nosotras”, refiriéndose al plural del conjunto de personas que formaban el “nosotras”. Las redes sociales y los informativos ardieron con ese comentario, alabando a Miki, el cual se considera abiertamente aliado feminista, y aplaudiéndole, cuando otras mujeres en la academia ya habían tenido ese gesto empoderativo y nadie les había dicho nada. Las redes, también, ardieron porque el mismo programa le hizo un vídeo especial a Miki, felicitándole por su inclusión de género, y, como es normal, las chicas se mofaron del vídeo más tarde, diciendo cosas como:  “¡Qué inclusiva Miki!” “El rey del feminismo” “¡Sin ti el feminismo no sería nada!”, claro que con cierto tono de broma, porque el muchacho tampoco tenía la culpa de nada, más bien la teníamos todos nosotros, es decir, el público, que congratulamos lo que él dijo. También, en otra noticia que leí en Twitter, vi que un hombre destacó en una manifestación feminista por llevar pancartas apoyando el feminismo y a las mujeres. Yo no creo que eso sea malo, de hecho lo valoro, ojalá todos el mundo apoyando la lucha así, pero lo que no veo bien es que tenga el revuelo que tuvo un chico de entre ¿cuántas mujeres? ¿miles? destaque solo por eso, cuando las demás estaban haciendo exactamente lo mismo. Hay quien lo defiende y cree que así es como funcionan las luchas, sin embargo, yo no creo que sea la mejor forma.

El machismo y el sexismo nos afecta a todos, sí, pero las desigualdades sociales no las tenemos los hombres, no sufrimos eso, ni lo vamos a sufrir nunca, por lo tanto, no abanderemos a los hombres en esta batalla.

Concluyendo, el movimiento feminista no nos pertenece a nosotros, sino a las mujeres. Todos juntos ayudamos y aportamos lo que podemos, pero no por ello hay que ponernos la medalla a “feminista del año”.