St. Jordi 2021¿El sistema educativo nos protege contra la pseudociencia? Autoria: Bob.

En el sistema educativo vigente se le da, sin duda, una gran importancia al enseñamiento científico. Se introduce el método científico ya desde primaria y en el ciclo de la ESO ya se enseña más profundamente. Se enseñan los postulados y teorías como la de Darwin que niega las teorías creacionistas, aquellas que dan una respuesta directa al origen del ser humano sin dar la opción que el humano pueda siquiera cuestionarlas. 

Cuando los niños entran en el instituto aún no tienen un pensamiento crítico, no tienen una opinión formada sobre la sociedad, la política o cuestiones filosóficas, y se dejan llevar por las opiniones de las demás, y eso es con lo que un sistema educativo eficaz contra la pseudociencia tienen que acabar. Esto se ve claramente en cómo muchos adolescentes visten y actúan de una forma determinada para encajar en un grupo de gente, aunque eso sí, hablando de forma generalizada. Lo importante es que cunado salgan con dieciséis, diecisiete, o dieciocho años, sean capaces de observar su entorno, reflexionar y encontrar argumentos que los convenzan, y llegar a conclusiones por sí mismos. 

Y doy tanta importancia al pensamiento crítico porque creo que es la clave para no creerse las manifestaciones pseudocientíficas. Aunque parezca chocante, a día de hoy hay colectivos y asociaciones que fomentan prácticas y tratamientos falsos a base de químicos y alimentos orgánicos como cura para enfermedades como el cáncer, la leucemia o el autismo. Por ejemplo, la asociación llamada Dolça Catalunya causó algunos tumultos hace dos o tres años cuando uno de sus líderes proponía el MMS (miracle mineral solution) como una medicina para curar el ébola, el autismo y la malaria. El líder de esta asociación era un agricultor, pero no por eso es más susceptible de creer en dichas afirmaciones. 

En mi opinión lo que hace que una persona sea vulnerable a estas creencias es la falta de cuestionamiento. Son las personas ideológicamente débiles, las que se dejan llevar por la opinión de la mayoría, las que sí son susceptibles de creerse las manifestaciones supersticiosas. Y es por eso que la educación tiene que promover y hacer hincapié en la reflexión y el análisis crítico para que el día de mañana no tengamos más seguidores de asociaciones pseudocientíficas porque son un riesgo para medicina auténtica. Si la gente cree en esos tratamientos los aplicará sin saber sus efectos secundarios. Pues no todas las plantas y hierbas tienen propiedades curativas, no todo lo que es natural y ecológico es bueno para la salud. Y sobre todo ahora con la pandemia del Covid-19, en las redes sociales se están difundiendo muchos tratamientos con hierbas, con vapor, etc., que supuestamente curan del coronavirus o al menos lo previenen, es decir, en esto último haría la misma función que una vacuna. Entonces, ¿por qué se ha tardado tanto en encontrar una vacuna si ya existía un tratamiento tan natural?, esta es la pregunta que posiblemente no se hacen las personas que creen en esos tratamientos. 

También cabe destacar que las plataformas como YouTube o las redes sociales en general ayudan mucho a que esta información falsa se difunda tan rápidamente. No se puede impedir que creen este tipo de contenido, ya que podría entenderse como un ataque a su derecho a la libertad de expresión. Pero en el peor de los casos estos tratamientos pueden llegar a causar la muerte y, aunque eso ya es otro tema, la libertad de expresión también tiene sus límites. 

Por último me gustaría añadir que yo, como estudiante, adolescente y fruto de este sistema educativo, no me creo como una persona capaz de creer en tratamientos o ideologías pseudocientíficas. Y creo que en parte sí que es gracias a la educación escolar, ya que es donde me surgen las preguntas y las inquietudes, pero también tiene un papel muy importante mi propia curiosidad y el querer saber por qué ocurren las cosas. 

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