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Bailaremos en el río

bailaremos-en-el-rioBAILAREMOS EN EL RÍO,
De Carmen Gómez Ojea, Edebé, 205, (Periscopio, 115)

Anabel Sáiz Ripoll
Doctora en Filología

Carmen Gómez Ojea es una escritora asturiana, ganadora del Premio Nadal en 1981 por “Cantiga de agüero”, que reparte su producción entre la novela juvenil y la adulta. “Bailaremos en el río” pertenece al primer grupo, aunque no exclusivamente. Se centra, como suele ser propio de la escritora, en la figura de una joven, Emma, de 16 años, que va a vivir en casi un año una experiencia que la hará madurar y crecer.

Emma conoce el amor, pero también al abandono y lo canaliza de manera estrepitosa, tajante, vehemente, como sólo hacen los que sufren por un primer amor. En realidad Emma es consciente de ello, puesto que en primera persona se incluyen sus pensamientos y fragmentos de su Diario. Vive en Gijón y allí cree estar enamorara de un compañero de clase, aunque sus padres han decidido pasar el mes de julio en un pueblo de Castilla, con el abuelo. Y eso para Emma es una catástrofe porque supone la separación de su amor, no obstante es lo mejor que le puede pasar, porque gracias a la distancia descubrirá que su supuesto enamorado la olvida pronto y que hay otras personas por las que sí vale la pena seguir adelante.

En el pueblo va a vivir muy intensamente gracias a su abuelo, a su amiga Guela o a la morisca Nuzeyé, que la hace darse cuenta de la realidad, y de Mara, con un pasado reciente muy duro, o la presencia cálida de Benito que le demuestra que de verdad existe el amor y que no debe tener miedo a experimentarlo aunque la primera experiencia le haya salido mal.

Emma acabará reconociéndose en la mujer que deja la adolescencia, en los ojos de un hombre de verdad y acabará la travesía llena de esperanza y de optimismo.

En la novela, ya lo hemos dicho, se entremezclan otras historias, como la de Mara, violada por su propio padrastro y madre de una niña pequeña, o la de Nuzeyé, una pobre mujer expulsada de su tierra por los prejuicios raciales, o la del abuelo, un hombre viudo, un hombre de una pieza, recio, que ha decidido alcanzar la placidez en las cosas pequeñas o la de los padres de Emma e, incluso, la de Benito, el joven al que conoce el pueblo castellano.

La novela se divide en 26 capítulos breves, con títulos muy sugerentes y contiene muchos elementos simbólicos como la luna, el río o el agua. En definitiva, una novela de crecimiento y de iniciación a la vida.