La política apesta, en cambio las lentejas de mi abuela están deliciosas.(Concurs de St. Jordi; Autor:Antoni Merino)

Nada ni nadie es perfecto ni políticamente correcto, toda idea política tiene sus ventajas y sus inconvenientes.Últimamente la gente parece carecer de mente, muchos creen ser comunistas por llevar una chapa con una estrella roja en alguna pieza de ropa, y otros se creen fascistas tan sólo por saber alzar el brazo derecho mientras ponen su mano izquierda en su pecho (¡Estoy impresionado, cuanta coordinación!).Sólo hace falta mirar a los políticos de hoy en día, ver como se tiran piedras entre ellos, como realizan falacias simplemente para venderse a sus votantes o como hacen falsas promesas tan sólo para recibir unos míseros aplausos realizados por simple cortesía.Ya no me importa ni izquierda ni derecha, ya no me importa un Partido Popular que no tiene nada de popularidad (¡Hasta Rodolfo Chikilicuatre es más popular que ellos!) ni un Partido Socialista Obrero Español que no tiene nada de socialista ni de obrero (Yo de momento no he visto nunca a Zapatero con casco amarillo), ahora tan sólo me importa una cosa: las lentejas de mi abuela.Las lentejas de mi abuela están deliciosas, huelen de maravilla y además son baratas. Cada martes coge mi abuela y se dirige a ‘Congelados la sirena’, allí compra un bote bien grande y cuando llega a casa las prepara. Las lentejas de mi abuela hacen que se me olviden mis problemas (luego descubrí que era porque les ponía una especia llamada ‘Hachís’) y sobretodo, que se me olvide la política, ya que las lentejas huelen de maravilla y la política empieza a oler a fertilizante.Recuerdo el día en el que fui a votar, me dirigí a las urnas del colegio que hay delante de mi casa, estaba algo nervioso ya que era mi primera vez, me dieron una papeleta, en la cuál escribí con mayúsculas: CHUCK NORRIS. Subí a casa con satisfacción después de haber votado al candidato que más me convencía (aunque éste no participase en las elecciones) y allí estaban ellas, esperándome con su dulce aroma hipnotizante, que hacía que me dirigiese hasta el plato y lo vaciase sin necesidad de cubierto alguno.Me he ido un tanto por las ramas con esta historia, pero espero que hayáis llegado a la conclusión a la que llegué yo después de haberme comido como unos 300 platos de las lentejas (Sí, me refiero a esas lentejas que llevan especias sospechosamente adictivas) de mi abuela a lo largo de mi vida: las drogas te dejan tonto; ahora me limitaré a continuar argumentando el porqué de que la política a mi parecer apeste.No importa quien esté gobernando en el Estado Español, siempre habrá una gran parte de la población que estará descontenta ya que mientras continuemos como estamos ahora siempre gobernarán o el PP o el PSOE, que vienen a ser la misma ‘mierda’. La única solución para acabar con esta farsa es convencer a la población para que dejen de votar al PP o al PSOE, de esta manera la política dejaría de ser una farsa como la que es ahora. Por eso yo os grito: ¡La política apesta, en cambio las lentejas de mi abuela están deliciosas!