Les migracions

 

 

 

La desmemoria

Cuando los españoles se han enriquecido se han olvidado de que en muchas épocas han pertenecido y ahora vuelven a pertenecer a un país de emigración que ha aportado mucho a las sociedades de acogida

EL PAÍS-  Jordi Soler,  12 de gener del 2013

Hace unos cuantos años, muy pocos, el principal miedo de los españoles, dentro de una lista de opciones atroces que incluía, por ejemplo, el terrorismo y el paro, era el miedo al inmigrante.

Era el miedo sintomático de un país rico que veía a los inmigrantes como una amenaza, como una turba de gente necesitada que quería aprovecharse de su riqueza, de sus plazas de trabajo y de sus servicios sociales.

Pero ese miedo al inmigrante, a la gente que tiene que salir de su país para instalarse en otro que le ofrezca mejores oportunidades, era también el miedo de un país desmemoriado, cuya bonanza económica lo había hecho perder de vista uno de sus fundamentos, que es precisamente esa multitud de españoles que, a lo largo de los siglos, exactamente igual que los inmigrantes que vienen aquí, han ido emigrando de este país para instalarse en otro que les ofrezca una vida mejor.

Los emigrantes españoles, desde el primer conquistador hasta el último gachupín, primero a la fuerza y luego en sociedad con los habitantes de aquellas tierras, fueron conformando ese territorio enorme, rico y fecundo que es Latinoamérica. España puso ahí su lengua, su religión y una forma particular, y única, de encarar la vida que se sigue conservando hasta hoy.

Gracias a sus emigrantes, España creció y se multiplicó en aquel continente, y hoy su lengua, el español, tiene una importancia capital en el mundo y una capacidad de expansión, y una influencia, que la hacen cada día más importante. Si no fuera por los países latinoamericanos, España, y el español, tendrían hoy la relevancia mundial que tienen Polonia, y el polaco.

El ensayista mexicano Alfonso Reyes, que fue, entre otros destinos diplomáticos, embajador de México en España, decía, refiriéndose a la evidente e insoslayable relación que hay entre los dos países, que quien no conoce México no conoce bien España, y viceversa.
Se refería a la forma en que España, durante quinientos años ha ido diseminándose y creciendo del otro lado del mar, sin dejar de ser ella misma, pero, simultáneamente, reconvertida en otros países.

Escribo esto pensando en la nueva oleada de emigrantes españoles que, huyendo de la interminable crisis económica europea, se están yendo a México a buscarse la vida, y que son un eco de aquella oleada anterior de republicanos españoles que llegaron a aquel país, alrededor de 1939, buscando un empleo, una casa y un futuro, lo mismo que buscan los jóvenes emigrantes de hoy, aunque el origen de una y otra migración sea completamente distinto.

Como la única forma de combatir la desmemoria es haciendo memoria, voy a contar aquí las circunstancias en las que llegaron a México los españoles de la oleada anterior, una historia que conozco perfectamente porque en aquella oleada iban mi madre y mis abuelos. Hablo de oleadas porque estas migraciones tienen un carácter cíclico, como las olas del mar.

En 1939, al terminar la Guerra Civil, más de medio millón de republicanos tuvo que huir a Francia para ponerse a salvo de la represión del general Franco, que no contento con su triunfo también quería hacer desaparecer a los sobrevivientes del bando contrario de la faz de la Tierra. Aquellos españoles, que llegaban a Francia como refugiados políticos, fueron tratados como prisioneros y encerrados en varios campos de concentración que se habían dispuesto cerca de la frontera, y que hoy constituyen una de las páginas más negras, y también más ignoradas, de la historia de Francia.

Aquellos cientos de miles de españoles se encontraron, de pronto, prisioneros en un país que no los quería, ni sabía qué hacer con ellos y, sobre todo, sin país al cual regresar.

Las democracias del mundo hicieron la vista gorda ante el triunfal golpe de Estado de Franco, decidieron no intervenir, no meterse en ese asunto que consideraban estrictamente doméstico. Todos los países le dieron la espalda al Gobierno legítimo de España, excepto México, que, en uno de los episodios más conmovedores que recuerda la diplomacia, defendió a la República y al Gobierno de Azaña, una y otra vez, con el único apoyo de la URSS, en Ginebra, ante la Sociedad de Naciones, que era entonces el germen de la ONU.

Unos años antes, en diciembre de 1936, el presidente de México, Lázaro Cárdenas, había otorgado asilo político a León Trotski que, como estaba a punto de pasar a los republicanos españoles, se había quedado sin país al cual regresar.

“No podemos aceptar que haya un hombre en el mundo que carezca de un lugar donde vivir”, dijo Cárdenas entonces, y a partir de esta idea comenzó a movilizarse la diplomacia mexicana en Francia, en perfecta coherencia con la defensa de la República que hacía en la Sociedad de Naciones, para ayudar y ofrecer refugio a cualquier español que quisiera irse a vivir a México.
El 11 de septiembre de 1940, ya en plena ocupación alemana, el embajador mexicano en Francia, en un esfuerzo que no daba tregua a los pocos funcionarios con que contaba su oficina, había logrado documentar a 100.000 españoles que querían irse a México, y que esperaban subirse a alguno de los barcos que con ese objetivo fletaba el Gobierno de Lázaro Cárdenas y que Luis I.Rodríguez, el embajador, tenía que salir a buscar por todos los puertos de Europa. No todos los que se acogieron al ofrecimiento de Cárdenas llegaron a subirse al barco, pero sí varios miles que poco a poco se fueron integrando a la sociedad mexicana y con los años fueron dejando un legado cultural que hasta hoy enriquece a aquel país. En 1939 se fue a México, y a otros países latinoamericanos, lo mejor de España; profesores, médicos, políticos, artistas, poetas y filósofos llegaron a trabajar y a enseñar lo que sabían.

Y es probable que hoy esté pasando lo mismo, que los jóvenes mejor preparados se estén yendo de aquí, a buscar oportunidades y, eventualmente, a enriquecer los países a los que lleguen.

Dentro de unos años, cuando en España mejoren las cosas, algunos regresarán, pero otros no, como demuestra la historia de los miles de emigrantes que se han ido y que, años después, se descubren con hijos y nietos en ese país donde pensaban permanecer solo un tiempo, en lo que mejoraban las cosas en el suyo.

Esperemos que entonces no vuelva a caer sobre nosotros la desmemoria, que cuando este sea otra vez un país rico no se olvide de sus emigrantes, de esa España que lleva quinientos años floreciendo en América Latina; que la memoria alcance para tratar con más delicadeza a los inmigrantes que vendrán aquí a buscar una oportunidad, y que sea suficiente para no volver a percibirlos con miedo.

De aquella historia de alta diplomacia que protagonizó México en la Sociedad de Naciones, en Ginebra, no se acuerda nadie, y se recuerda bastante poco la solidaridad que tuvo Lázaro Cárdenas con los exiliados españoles. Se recuerda tan poco, y tan mal, que hoy tenemos aquí situaciones como esta: si un mexicano quiere viajar a España, ya no digamos a instalarse sino como turista, tiene que cumplir con una lista desproporcionada de requisitos que incluye, por ejemplo, que el amigo o pariente que va a hospedarlo tenga que ir a la comisaría de su barrio a presentar los planos de su casa para que un policía vea si tiene espacio suficiente y dé su visto bueno. Y además se expone, como sucede con frecuencia, a que el oficial de turno no lo deje pasar y lo devuelva a México en el siguiente vuelo.

Quizá sería momento de revisar esa dura reglamentación, propia de países ricos que no quieren inmigrantes, porque las cosas han cambiado rápida y radicalmente, ahora la gente, más que venir, está mirando cómo se puede ir de aquí.

De toda esta gente que ya se ha ido, y que empieza a construirse una vida en esa nueva oleada de españoles que va llegando a México, habrá muchos que son hijos de esas personas que hace unos años, muy pocos, ni siquiera diez, identificaban al inmigrante como el peor problema de España y que hoy, con mucho asombro, y supongo que algo de vergüenza, se encuentran con que son padres de un inmigrante, que trata de ganarse la vida en otro país. Este es, precisamente, el precio de la desmemoria.

Jordi Soler es escritor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Primera Guerra Mundial (1914-1918)

Objectius

1.  Conèixer les causes que van desencadenar la Primera Guerra Mundial.

2.  Descriure les relacions internacionals prèvies a la guerra, els interessos de les grans potències i els conflictes que van afavorir l’esclat de la guerra.

3.  Reconèixer les aliances establertes entre els països dels dos blocs enfrontats.

4.  Explicar les causes immediates de l’esclat de la Gran Guerra.

5.  Descriure el potencial militar dels països que van participar en el conflicte, les estratègies militars i l’evolució dels moviments de les forces enfrontades.

6.  Analitzar les causes de l’extensió i mundialització del conflicte.

7.  Explicar el resultat dels tractats de pau i valorar la funció de les organitzacions nascudes després de la guerra per garantir la pau.

8.  Analitzar les repercussions demogràfiques, econòmiques, polítiques i territorials de la Gran Guerra, i centrar-se en el nou mapa d’Europa després del conflicte.

9.  Explicar els canvis socials que es produeixen quan s’acaba el conflicte. Valorar fins a quin punt la guerra va contribuir a l’emancipació de la dona.

 

 

El 28 de juny del 1914 l’hereu de la corona austríaca, l’arxiduc Francesc Ferran, i la seva esposa van ser assassinats a Sarajevo, capital de Bòsnia (territori eslau ocupat per l’Imperi Austrohongarès)

 

Soldats francesos marxen cap el front

 

Soldats francesos a la batalla de Verdun [febrer-desembre 1916]

Soldats alemanys i gossos equipats (amb caretes antigàs) per fer front a la guerra química

Desenvolupament del tema

1. Les grans potències europees.

  • Gran Bretanya.
  • França
  • El Segon Reich Alemany
  • La Russia dels Romanov
  • L’Imperi Austrohongarès
  • L’Imperi Otomà

2. Les causes de la guerra

  • Un complex sistema d’aliances internacionals: la Triple Aliança i la Triple Entesa.
  • Els enfrontaments armats entre les potències: hostilitats entre imperialismes rivals al nord d’Àfrica; el conflicte balcànic [1912-1913]
  • La crisi de l’estiu del 1914: el 28 de juny l’arxiduc Francesc Ferran i la seva esposa van ser assassinats a Sarajevo.

3. El desenvolupament del conflicte.

  • La guerra de moviments (agost de 1914): pla Schlieffen, batalla del Marne [setembre del 1914], Tannenberg i llacs Masurians [setembre del 1914]; entrada en la guerra de l’Imperi Otomà [novembre de 1914] al costat dels imperis centrals. La mobilització dels imperis colonials va fer que el conflicte arribés a uns altres continents més enllà d’Europa.Les colònies alemanyes de l’Àfrica van ser conquerides pels britànics -excepte Tanganyka- i les d’Àsia, pel Japó. A l’Orient Mitjà els aliats van ocupar les possessions otomanes de Palestina, Síria, Aràbia i l’Iraq, amb l’ajuda dels nacionalistes àrabs.
  • La guerra de posicions (1914-1917): pel maig del 1915 Itàlia entra en guerra al costat dels aliats; els britànics van intentar prendre el Bòsfor i els Dardanels per aïllar Turquia, però van fracassar a Gal·lípoli [1915]; entrada en la guerra de Bulgària al costat dels imperis centrals [octubre del 1915]; batalla naval a la zona de Jutlàndia , amb un enfrontament angloalemany que no tingué ni vencedors ni vençuts [1916]; batalla de Verdun [febrer 1916]; batalla del Somme [juliol de 1916].
  • La crisi del 1917: els Estats Units entren en guerra [van aportar al bloc aliat més d’un milió de soldats i la seva potent indústria]; la Revolució Russa i l’ascens dels bolxevics al poder va provocar un canvi molt important de la situació. Al desembre del 1917 el nou govern soviètic va signar l’armistici de Brest-litovsk i al març del 1918 el tractat de pau del mateix nom, pel qual Rússia va abandonar la guerra i va cedir una gran quantitat de territori a Alemanya; batalla de Caporetto [novembre del 1917].
  • L’ofensiva del 1918 i el final de la guerra: fracàs de la gran ofensiva d’Alemanya al front de l’oest [victòria decissiva dels aliats, enfortits per l’ajut nord-americà, a la zona del Marne; ofensiva general dels aliats [britànics, francesos i italians van derrotar, respectivament, els turcs, els bulgars i els austriacs al front dels balcans – setembre i octubre del 1918]. Col·lapse alemany: la marina alemanya es va amotinar a Kiel, desmoralització de la població; una revolució inspirada en el model rus va esclatar a tot el país; Guillem II va abdicar el 9 de novembre de 1918 i es va proclamar la república; un govern dirigit pel partit socialdemòcrata alemany va signar l’armistici el dia 11 de novembre al bosc de Compiègne (Rethondes) davant militars francesos  i anglesos. La guerra s’havia acabat.

4. Els tractats de pau

[ pel gener de 1919 es va inaugurar a París una conferència de pau en què van participar els representats de les quatre potències vencedores: Wilson (Estats Units), Clemenceau (França), Lloyd George (Gran Bretanya) i Orlando (Itàlia). La pau de París va crear un mapa europeu totalment nou, en què van desaparèixer dos imperis tradicionals (l’austíac i l’otomà) i van aparèixer  en lloc seu estats nous. Alemanya va ser declarada responsable de la guerra, juntament amb els seus aliats,  i fou castigada amb pèrdues territorials i amb el pagament d’elevadíssimes reparacions de guerra.]

  • Versalles
  • Saint Germain
  • Trianon
  • Neully
  • Sèvres

4. Les conseqüències de la guerra

  • Els efectes demogràfics i econòmics
  • Conseqüències polítiques i territorials
  • Els canvis socials: nova estructura social, manifestacions nacionalistes d’alguns pobles colonitzats i emancipació de la dona.