Memòria/ Història [Reyes Mate/Santos Juliá, El País, 22-11-2014]

¿Memoria o historia?

El dilema: ¿es la memoria del historiador la misma que la del filósofo o narrador?

Liberación de los prisioneros del campo de concentración de Mauthausen. / Getty Images

Un regalo envenenado

Por Reyes Mate

Javier Cercas dice que le tocó la lotería el día que Enric Marco pasó de heroico superviviente a vulgar estafador. Tenía tema, el tema de El impostor, en el que Marco es parábola de nuestro tiempo o arquetipo de cómo nos comportamos. Marco no es desde luego el primer estafador. Hace casi veinte años Wilkomirski, autor suizo de Fragmentos, un libro donde se inventaba una falsa infancia en un lager, provocó un cataclismo. La razón de esta conmoción tenía que ver con la significación de Auschwitz, un acontecimiento singular porque fue impensable, es decir, escapó a las coordenadas del conocimiento. Solo nos era accesible su significación a través de los testigos. La memoria de los supervivientes adquiría un valor epistémico de primer orden. La memoria era el a priori del conocimiento, lo que da que pensar. Un engaño en el testimonio suponía un atentado al pensar después de Auschwitz y eso no se podía tolerar. El debate consiguiente se centró en la verdad de lo ocurrido y cómo contarlo. Estaba claro que había zonas de aquella realidad que escapaban a la historia y solo nos eran accesibles desde la memoria, que no es solo subjetiva, sino objetiva; que no produce solo sentimientos, sino también conocimiento. La memoria del filósofo o la del narrador no es la del historiador. Muchos de estos debates asoman en la poderosa novela de Cercas, aunque él, cuando ejerce de ensayista, opta por desacreditar la memoria. Se cuela en su obra el debate español sobre memoria e historia y eso desorienta mucho. Porque al entender la memoria como quieren los historiadores (algo subjetivo y sentimental), tira piedras sobre su propio tejado. Al fin y al cabo, lo que aquí nos convoca es un caso de falso testigo para descubrir algunas verdades a través de una mirada moral al pasado: la memoria.

Herida por la historia

Por Santos Juliá

Muchas fueron las voces que se elevaron en la última década del siglo XX, en Francia como en Estados Unidos, para denunciar el delirio conmemorativo, el frenesí de memoria que anegaba la cultura de un presente carente de futuro. La memoria se había convertido en una nueva industria, escribía Kerwin Klein, y Norman Finkelstein publicaba sus reflexiones sobre la explotación del sufrimiento judío bajo el título La industria del Holocausto. El fenómeno tenía que ver con la nueva función del Estado como gran agente cultural, y con el salto de la identidad al primer plano de las políticas de nuestro tiempo. La memoria colectiva alcanzó el valor de lo sagrado para dotar de legitimidad a políticas identitarias en las que el individuo no es nada si no se disuelve en un nosotros ante quien los demás se sienten en deuda permanente: somos víctimas, somos nación. Ante esa avalancha memorialista, el empeño de narrar, tras una dura indagación, los hechos de otros tiempos tal como verdaderamente ocurrieron se despreció como una risible pretensión, como una pasión inútil por conocer ese lugar extraño que es siempre el pasado. Y, sin embargo, nunca se repetirá demasiado que es ahí, en la austera pasión por el hecho, de la que hablaba Yerushalmi, donde radica la única posibilidad de que en la foto del pasado no desaparezca la cara de un hombre para dejar solo su sombrero, que ningún Stalin pueda suprimir del cuadro a ningún Trotski. No que la memoria se reduzca al ámbito de lo privado, sino que, para que cuando sea pública no caiga en mera manipulación o en industria de falsos testigos o de gestores de la cultura, para que sea una memoria ilustrada, ha de ser y sentirse, según la bella imagen de Paul Ricoeur, blessée par l’histoire,herida por la historia.

La creatividad en aforismos [Jorge Wagensberg, El País-Babelia- 19-11-2014]

La creatividad en aforismos [Jorge Wagensberg, El País, 19-11-2014]

Stradivarius de la colección del Palacio Real de Madrid. / Gorka Lejarcegi

Cremona (Italia), 1717: Stradivarius da los últimos toques a un instrumento prodigioso apodado Goldman (los lutieres actuales no logran un sonido como aquel); Köthen (Alemania), 1720: Bach compone la obra cumbre para violín solo (casi nadie se ha atrevido después a componer para violín solo), es la Chacona de la Partita número 2; San Petersburgo (Rusia), 1868: Leopoldo Auer abre la escuela de violín de donde salen los grandes virtuosos del siglo XX (Heifetz, Milstein, Elman, Zimbalist, Seidel… comienza una nueva era para la interpretación de este instrumento); Estocolmo, 1986, Auditorio Berwaldhallen, el 17 de julio, Nathan Milstein interpreta la Chacona de Bach con su strady la audiencia levita. En síntesis: Stradivarius inspira a Bach que inspira a Auer que inspira a Milstein que inspira a los melómanos presentes en el auditorio. El milagro de Estocolmo se produce por la convergencia de tres prodigios: uno católico-italiano (el instrumento), otro luterano-alemán (la partitura) y un tercero judeo-ruso (la interpretación). El lutier, el compositor y el virtuoso aportan su talento a la identidad humana. Hablemos de creatividad:

1. El revoltillo lo inventó un genio aturdido por el fracaso de una tortilla.

2. Solo se puede crear cuando no todo es ley ni todo es azar.

3. La creatividad cultural es un logro de la creatividad natural.

4. Crear es crear conocimiento, ¿qué si no?

5. La frase “nunca hay nada nuevo bajo el sol” nunca debió fugarse del Eclesiastés porque, hoy lo sabemos, el sol ya no es lo que fue ni es aún lo que llegará a ser.

6. Lo improbable asombra a todo el mundo, lo cotidiano solo al genio.

7. Tener un plan es necesario aunque solo sea para apartase de él.

8. El estado de equilibrio es aquel en el que ha ocurrido todo lo que podía ocurrir, es decir, un paisaje creativamente estéril.

9. El humano es un animal creador: su mente se desequilibra positivamente para crear y, si no lo consigue, se desequilibra negativamente para vivir.

10. Crear es buscar, comparar, seleccionar, combinar y reordenar…, por lo que coleccionar es crear o, al menos, una buena terapia para tratar los males de una creatividad frustrada.

11. Para crear agítese antes de usar: agítense las ideas, agítense los métodos, agítense los lenguajes.

12. Fecundar es acercar dos ideas hasta que se inflaman.

13. Para innovar siempre se puede probar con la mera fecundación.

14. El creador necesita una dosis mínima de cambio para vivir, lo cual se consigue entre dos límites extremos: quieto en un entorno móvil (por ejemplo sentado en un cine) o móvil en un entorno quieto (viajando).

15. Crear es la mejor estrategia para sobrevivir en un mundo cambiante.

16. Hay dos clases de innovación: una horizontal que consiste en cambiar de respuesta (evolución) y otra vertical que consiste en cambiar de pregunta (revolución).

17. Una idea inspirando a otras ideas se llama intuición, una idea bloqueando otras ideas se llama folclore.

18. Autoestima versus creatividad: el acierto halaga, pero adormece; el error hiere, pero despierta.

19. Las disciplinas del conocimiento crecen por sus costuras, es decir, por interdisciplinariedad.

20. En la frontera se cree peor y se crea mejor.

21. Solo las ideas tienen licencia para cruzar una frontera sin licencia, que no los métodos ni los lenguajes.

22. La innovación requiere tres cosas: tener una idea buena (uno), darse cuenta de que lo es (dos) y convencer de ello a los demás (y tres)… y casi nunca es una misma persona la que logra las tres.

23. La creatividad requiere barra libre con las ideas.

24. A menos confianza más burocracia, a más burocracia más mediocridad, a más mediocridad menos creatividad y a menos creatividad menos confianza…

25. He asistido a un espectáculo sublime de la creatividad humana: un herrero calzaba una herradura a una mula, primorosamente, amorosamente.