Sálvate, la vida te espera [Boris Cyrulnik]

[Boris Cyrulnik. Sálvate, la vida te espera. Barcelona: septiembre, 2013. TO: Sauve-toi, la vie t’appelle].

Cita

<<Estupefacto, volví sobre mis pasos y descubrí que acababa de cruzar la rue Adrien-Baysselance. Había pasado por delante de la casa de madame Farges sin darme cuenta. No había vuelto a verla desde 1944, pero un indicio, la hierba entre los adoquines separados o el estilo de las escaleras, había activado en mi memoria el retorno del escenario de mi detención.
Incluso cuando todo va bien, basta un indicio para reavivar un rastro del pasado. La vida diaria, las relaciones, los proyectos sepultan el drama de la memoria, pero a la menor evocación -la hierba entre los adoquines, una escalera mal construida- puede surgir un recuerdo. Nada se borra, simplemente creemos haber olvidado.

En enero de 1944, yo no sabía que debería vivir con esta historia. De acuerdo, no soy el único que ha pasado por la experiencia de una muerte inminente: “Yo viví la muerte, se convirtió en una experiencia de mi vida…” `[J. Semprún, l’Écriture ou la vie], pero a los seis años todo deja huella. La muerte se graba en la memoria y se convierte en un nuevo organizador del desarrollo [pàg. 15] >>.

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<<En los libros escolares de la época nazi, los niños tenían que resolver el siguiente problema: sabiendo que la atención a un débil mental , cuya vida no tiene valor , cuesta lo mismo que tres viviendas para tres parejas de jóvenes, ¿qué decisión hay que tomar?.
Los niños indignados, deciden abandonar al débil, al inútil, al malvado que causa la desgracia porque impide que tres parejas modélicas alcancen la felicidad; lo que fue una “incitación al odio y al exterminio es la traducción de una promesa estatal de dicha y de igualdad social”. De modo que en nombre de la humanidad pudieron cometerse todos los crímenes contra la humanidad [pàg. 159].>>

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<<La historia se ilumina a la luz del presente, y el presente a su vez es estructurado por su contexto. Los relatos circundantes constituyen un marco de creencias, de recuerdos y de comportamientos que pueden evolucionar según las relaciones. La clave del pasado es el presente. Y lo que estructura el presente es nuestra relación [pàg. 149]>>

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<<La memoria de uno mismo está fuertemente vinculada a los marcos sociales. Las historias que contamos dependen de nuestra posición social y de los relatos de la cultura en que estamos inmersos     [pàg.206]>>

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<<Ya sea colectiva o individual, la memoria es intencional: busca en el pasado los hechos que dan forma a lo que uno siente en el presente [pàg 146]>>

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<<El contexto relacional es el que pone de relieve lo que el niño recuerda. Pero para hacer una historia, se requiere que haya una armonía entre los relatos de uno mismo y los relatos circundantes, una “coherencia narrativa” (…) Cuando el entorno no está dispuesto a escucharos o cuando los relatos del entorno narran una cosa distinta a la que habéis vivido, es difícil y hasta peligroso testimoniar. Decir es ser excluido. Callarse es aceptar la amputación de una parte del alma [pàg. 143]>>.

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<<Un traumatizado no elige el silencio. Es su contexto el que le hace callar. (…) Cuando no se entiende nada de lo que se dice, cuando las palabras son distorsionadas, ¿cómo no callarse? La personalidad se escinde en una parte socializable y, de repente, un mutismo en el que uno se siente seguro en su silencio, protegido en su encierro     [pàg 119]>>.

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