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Sobre el escenario de la Sala Muntaner de Barcelona Pepa Plana se convierte en el ángel de la guardia del drama de los migrantes. Cientos de migrantes acaban en el fondo del mar. Pepa con su nariz roja levanta su mirada y clama la cielo. Pepa Plana, heredera del payaso catalán más conocido en el mundo, Charlie Rivel nos presenta su último espectáculo Paradís pintat. La humanidad camina como los cangrejos hacia atrás y los artistas comprometidos con su tiempo como Pepa Plana no pueden permanecer impasibles.
Los payasos y los titiriteros, los bufones que cardan la lana del arte, de la palabra, de la imaginación, de la música, casi siempre son hombres. Aquí tenemos el caso de una mujer payasa, no en la pista de un circo, sino en el escenario de la sala Muntaner. Una visión rebelde, femenina y tierna, con muy pocas palabras y muchos gestos que nos hablan de las víctimas que mueren en nuestro planeta azul.
El mundo nos da la imagen de gobiernos que cierran fronteras y a gobernantes como Donald Trump que levantan muros, impiden la libre circulación de personas. Pepa Plana nos ofrece a cambio como bandera la carcajada, allá en lo alto, coronada con un halo de santidad. El espectáculo convida al espectador a tomar conciencia y salir de su pequeño paraíso particular pintado y hacer alguna cosa por los demás.
El espectáculo de Pepa Plana, Paradís pintat, resucita de forma inteligente el júbilo de la nariz roja, ella es como un ángel viajando en el tiempo y sensibilizando al espectador. El espectáculo está lleno de emotividad, hasta ahora Pepa Plana nos había hecho reír, ahora da un paso más y nos emociona. Pepa Plana, payasa de Valls, es una niña, amazona temprana, galopando con su caballo imaginario entre aventuras de culo inquieto. Fundadora del grupo Pretérito Perfecto y formada como actriz, Pepa Plana construye un personaje a partir de su sensibilidad, sin añadidos falsos e histriónicos.
El trabajo dramatúrgico se ha llevado a cabo bajo la dirección de Ferruccio Cainero, gran conocedor de la Commedia dell´Arte” y el mundo de los payasos. A Pepa Plana le gusta la mirada desde fuera que ayuda a completar la propia. El resultado de este tandem es un espectáculo lleno de gags visuales donde la palabra escasea y las situaciones en conflicto se multiplican para nuestra heroína. De alguna manera Pepa Plana continúa en la misma línea de Èxode que había trabajado con el desaparecido Joan Montanyès y con Joan Valentí, en aquel caso se centraba en la Guierra Civil Española, en todo caso el espectáculo va más allá de un caso concreto. La crueldad humana no tiene fronteras.
Pepa Playa aporta con Paradís pintat su granito de arena a esta lucha contra las injusticias de nuestro tiempo y lo hace conuna buena doseis de inteligencia, sencillez, emoción, claridad en un mundo cargado de un nivel de crueldad insoportable.
- A. Aguado