“A Dafne huyendo de Apolo” de Francisco de Quevedo

A Dafne huyendo de Apolo – Francisco de Quevedo

«Tras vos un Alquimista va corriendo,
Dafne, que llaman Sol ¿y vos, tan cruda?
Vos os volvéis murciégalo sin duda,
Pues vais del Sol y de la luz huyendo.

ȃl os quiere gozar a lo que entiendo
Si os coge en esta selva tosca y ruda,
Su aljaba suena, está su bolsa muda,
El perro, pues no ladra, está muriendo.

»Buhonero de signos y Planetas,
Viene haciendo ademanes y figuras
Cargado de bochornos y Cometas.»

Esto la dije, y en cortezas duras
De Laurel se ingirió contra sus tretas,
Y en escabeche el Sol se quedó a oscuras.

  • Coneixeu altres poemes que tractin aquest mite?
  • A quina part de Narracions de mites clàssics el trobem i per què?
  • Us agrada la nostra interpretació del mite ovidià d’Apol·lo perseguint Dafne?

Ariadna i Sara

4t ESO Llatí

2 comentaris a ““A Dafne huyendo de Apolo” de Francisco de Quevedo

  1. Salve!

    1. Un poema que tracta de dafne tambè és:

    “A Dafne ya los brazos le crecían”

    A Dafne ya los brazos le crecían
    y en luengos ramos vueltos se mostraban;
    en verdes hojas vi que se tornaban
    los cabellos qu’el oro escurecían;

    de áspera corteza se cubrían
    los tiernos miembros que aun bullendo ‘staban;
    los blancos pies en tierra se hincaban
    y en torcidas raíces se volvían.

    Aquel que fue la causa de tal daño,
    a fuerza de llorar, crecer hacía
    este árbol, que con lágrimas regaba.

    ¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
    que con llorarla crezca cada día
    la causa y la razón por que lloraba!

    2. Aquest mite pertany a la segona part dels mites classics.

    3. La interpretació del mite esta molt bè es interessant, i creatiu a la vegada.

    in proximum!

  2. He trobat un altre poema sobre aquest mite anomenat “Apolo y Dafne” de Garcilaso de la Vega, soneto XIII.

    A Dafne ya los brazos le crecían
    y en luengos ramos vueltos se mostraban;
    en verdes hojas vi que se tornaban
    los cabellos que el oro escurecían;

    de áspera corteza se cubrían
    los tiernos miembros que aun bullendo estaban;
    los blancos pies en tierra hincaban
    y en torcidas raíces se volvían.

    Aquel que fue la causa de tal daño,
    a fuerza de llorar, crecer hacía
    este árbol, que con lágrimas regaba.

    ¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
    que con llorarla crezca cada día
    la causa y la razón por que lloraba!

    M’encanta la vostre interpretació! Bons dibuixos.

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