Según la Enciclopedia Catalana, el Estado es “la formación social histórica, organizada como unidad política con características propias”. Todo estado debe tener una organización política determinada. De la política se dice que es la acción destinada a la conquista, la conservación y el ejercicio del poder.
Siendo así que sin poder no existe forma política, a lo largo de la historia se han podido distinguir dos tipos de poder: el coercitivo y el autoritario. En el poder coercitivo, éste se ejerce mediante amenazas, es decir, el pueblo se ve obligado a obedecer, siendo obligado y sin más alternativas. En cambio, el poder autoritario se basa en la aceptación del pueblo por voluntad propia de el poder que se esta ejerciendo sobre él.
El poder perfecto sería aquel en el que no hiciese falta el uso de la violencia, y ese tipo de poder hoy en día no existe. Según Weber, el estado es esa “comunidad humana que reclama para él el monopolio de la violencia física legítima”. La visión de Weber se refleja en el poder coercitivo, según el que la violencia por parte del estado es totalmente legítima. En el poder autoritario no debería ser así, pero también lo es: el estado puede ejercer violencia legítima contra a aquellos que infrinjan unas leyes marcadas por el gobierno, ya establecidas anteriormente.
Realmente afirmar que el estado tiene derecho a ejercer cierto tipo de violencia en ciertas ocasiones no parece muy ético, pero, planteémonos-lo desde otro punto de vista: ¿Puede llegar a existir algún tipo de política en el que no haya violencia legítima por parte del estado? ¿Funcionaría? Se ha demostrado, a lo largo de la historia, que no. No ha habido ninguna sociedad en la que no hubiesen unas reglas específicas, unos derechos y unos deberes por parte de cada individuo. Como ciudadanos, siempre necesitaremos ser controlados de alguna forma, con más o menos libertad, por el Estado.
Y es triste, pero parece ser que no podemos ser controlados sin estar bajo un estado que tenga legitimada la violencia en ciertas ocasiones.
M. H.