
Podría escribir sobre las heridas,
el amor a amarte,
de las despedidas,
del sabor de tu corazón en mi boca,
de las faldas al vuelo,
de los tupidos velos,
de lo que se tarda en olvidar
cuando no se quiere olvidar.
Sobre la primavera y su polen,
del invierno y su infiel frío,
del calor y su infiel verano,
de ser estar parecer y resultar no ser,
ni estar,
ni parecer
y resultar no ser,
ni estar,
ni parecer.
Podría escribir sobre mí,
hilar otro poema
donde echarme a dormir
y que veáis qué o con quién sueño,
donde volver a destriparme
y que sepáis lo que fui,
lo que sentí,
donde formule que quitarle las alas a las moscas
es cosa de adultos,
y las mariposas se van por el retrete
cuando tiras de las cadenas.
Podría escribir eso de que la vida no es fácil,
jugar con las palabras,
jugar con el olvido para recordar
cuánto he querido
cuánto habéis querido.
Sobre cuánto me duelo,
sobre piedras del camino,
sobre besarlas,
apilarlas,
tirarlas y esconder la mano
para volver a recogerlas,
besarlas,
besarnos.
Besos.
Puedo escribir sobre besos,
sobre sexo,
sudor,
magia,
hormonas,
sábanas vacías,
lados de la cama,
desayunos fríos,
la vida en el roce,
en las rozaduras de las rodillas,
morder,
acariciar.
Desamor, amor, recuerdos,
más recuerdos,
noches,
más y más recuerdos,
más y más noches;
soñar,
sueños,
pesadillas,
unir palabras porque sí,
porque nos da por ahí.
Te vas,
vuelve,
vete,
fu bonito mientras inspiró,
mientras suspiró,
mientras expiró.
Sobre lo que sabemos del amor
otra vez,
y otra,
poetas, poesía,
paso.
Podría escribir versos manidos esta noche,
me dejé la caja abierta al tiempo.
Y la vida pasa pero…
pero disculpa,
me estás tapando el sol.
Sara Búho, 2016