
No vas a verme mirar
con los mismos ojos
lo que me duele
y lo que me sana,
ni me verás querer
con la misma alma
lo que se debe quedar
y lo que se marcha.
Por mucho que lo intentes
no vas a verme gritar
igual de conformismo
que de rabia,
ni me verás callarme
cuando algo sea injusto
o así lo crea.
Por mucho que lo intentes
no soy correcta.
Ni adecuada,
ni ideal,
ni llevo la etiqueta de «sueño».
No soy tranquila,
ni dócil,
no me ciño
ni me tuerzo.
A veces me ahogo
y algo me arde por dentro,
los domingos no me entiendo
y en medio del caos
supongo que el dolor de ser real
siempre será mejor
que el dolor de ser perfecta.
Ane Santiago, 2016