Monthly Archives: enero 2019

Espantapájaros VII

¡Todo era amor… amor! No había nada más que amor. En todas partes se encontraba amor. No se podía hablar más que de amor.

Amor pasado por agua, a la vainilla, amor al portador, amor a plazos. Amor analizable, analizado. Amor ultramarino. Amor ecuestre.

Amor de cartón piedra, amor con leche… lleno de prevenciones, de preventivos; lleno de cortocircuitos, de cortapisas.

Amor con una gran M, con una M mayúscula, chorreado de merengue, cubierto de flores blancas…

Amor espermatozoico, esperantista. Amor desinfectado, amor untuoso…

Amor con sus accesorios, con sus repuestos; con sus faltas de puntualidad, de ortografía; con sus interrupciones cardíacas y telefónicas.

Amor que incendia el corazón de los orangutanes, de los bomberos. Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas, que arranca los botones de los botines, que se alimenta de encelo y de ensalada.

Amor impostergable y amor impuesto. Amor, incandescente —y amor incauto.

Amor indeformable. Amor desnudo. Amor—amor que es, simplemente, amor.

Amor y amor… ¡y nada más que amor!

 Oliverio Girondo, 1932

Desmayarse, atreverse, estar furioso

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

 Lope de Vega

Hora punta

Y allí dentro vi miradas de opresión,
miradas de desconcierto,
de desorientación,
miradas serias,
de preocupación.
Vi ojos atentos a la nada,
ansiedad,
parsimonia,
amor,
complicidad entre dos
y entre tres.
Vi ceños fruncidos enmarcando
miradas de confusión,
de molestia,
de impaciencia,
de sueño,
de sueños.
Vislumbré ilusión y simpleza.
Seguridad, temor, compasión.
Éramos muchos en hora punta.

Yo, como es habitual,
expectante en mi asiento de siempre:
al fondo a la izquierda
junto a la ventana;
y restos de soledad en las pestañas,
dueña de una de esas miradas que incomodan.

Esa mañana almacené todas las miradas que,+
un día,
serían para ti.

 Sara Búho, 2016

Podría escribir

Podría escribir sobre las heridas,
el amor a amarte,
de las despedidas,
del sabor de tu corazón en mi boca,
de las faldas al vuelo,
de los tupidos velos,
de lo que se tarda en olvidar
cuando no se quiere olvidar.
Sobre la primavera y su polen,
del invierno y su infiel frío,
del calor y su infiel verano,
de ser estar parecer y resultar no ser,
ni estar,
ni parecer
y resultar no ser,
ni estar,
ni parecer.
Podría escribir sobre mí,
hilar otro poema
donde echarme a dormir
y que veáis qué o con quién sueño,
donde volver a destriparme
y que sepáis lo que fui,
lo que sentí,
donde formule que quitarle las alas a las moscas
es cosa de adultos,
y las mariposas se van por el retrete
cuando tiras de las cadenas.
Podría escribir eso de que la vida no es fácil,
jugar con las palabras,
jugar con el olvido para recordar
cuánto he querido
cuánto habéis querido.
Sobre cuánto me duelo,
sobre piedras del camino,
sobre besarlas,
apilarlas,
tirarlas y esconder la mano
para volver a recogerlas,
besarlas,
besarnos.
Besos.
Puedo escribir sobre besos,
sobre sexo,
sudor,
magia,
hormonas,
sábanas vacías,
lados de la cama,
desayunos fríos,
la vida en el roce,
en las rozaduras de las rodillas,
morder,
acariciar.
Desamor, amor, recuerdos,
más recuerdos,
noches,
más y más recuerdos,
más y más noches;
soñar,
sueños,
pesadillas,
unir palabras porque sí,
porque nos da por ahí.
Te vas,
vuelve,
vete,
fu bonito mientras inspiró,
mientras suspiró,
mientras expiró.

Sobre lo que sabemos del amor
otra vez,
y otra,
poetas, poesía,
paso.

Podría escribir versos manidos esta noche,
me dejé la caja abierta al tiempo.

Y la vida pasa pero…

pero disculpa,
me estás tapando el sol.

 Sara Búho, 2016