Democràcia aristocràtica, el millor règim possible?

A pesar de la consideración de la democracia y la aristocracia como regimenes políticos distintos, a mi parecer una combinación entre ambos sistemas de gobierno sería la mejor opción entre los sistemas posibles.
Según Aristóteles el ser humano es un animal político, lo que implica que su realización como persona solo se puede encontrar en la vida en sociedad y en la participación en las decisiones de la polis.
Sin embargo, la democracia puede caer fácilmente en la demagogia, fruto del predominio del relativismo y el subjetivismo sobre la creencia en unos valores estables y absolutos.
Platón, que defiende dicha degradación, propone la aristocracia como mejor forma de gobierno. Es notable la idea de que la sociedad justa se erguirá sobre personas con educación y capacidad de razonar, conocedoras del mundo de las ideas.
Pero la aristocracia peca de utópica, porque estos elegidos para gobernar ¿Cómo resultarían elegidos a su vez? Y si fueran escogidos por unos delegados ¿Cómo lo decidirían? ¿Mediante la votación?
Además de esta inviabilidad práctica, la aristocracia también puede ser objeto de la degradación. Un ejemplo de ello es el concepto que nos ha llegado de aristocracia, el cual se asocia a la nobleza, que no necesariamente está compuesta por aquellos con mayor capacidad de razonar ni aquellos con un mayor conocimiento.
Este ejercicio del poder por parte de no merecedores de ello llevaría, en la actualidad en que se proclama el elitismo por encima de todo, a una revolución inevitable y completamente legítima
Por consiguiente, según mi punto de vista, el sistema ideal sería una composición heterogénea de la democracia y la aristocracia.
La democracia sería patente en que la población escogería a sus representantes mediante el sistema de listas abiertas, pues se considera la democracia directa un sistema inviable.
El componente aristocrático, entendido como el gobierno de los mejores, se encontraría en la población con capacidad de voto. Aunque parezca inviable, cierto tiempo antes de las elecciones, todos aquellos aspirantes a votantes y candidatos al poder deberían presentarse a un examen. Los contenidos de dicho examen se basarían en el conocimiento de la política, la capacidad de uso de la razón y la mentalidad crítica.
De los exámenes efectuados, aquellos aspirantes con una nota superior a 6,5 podrían votar y tan solo los que obtuviesen más de un 9 podrían presentarse como candidatos.
De este modo se evitaría el gobierno surgiera por los votos de una mayoría inepta, aunque también que personas con criterio escogieran a un gobernante sin ningún tipo de capacidad.
Un aspecto a destacar sería la ausencia de mínimo de edad para efectuar la prueba.
Con el expuesto sistema de gobierno el pueblo conservaría el poder, se incentivaría la participación en la vida pública y se garantizaría la elección de gobernantes más eficaces que carismáticos y más racionalistas que dramáticos.
Finalmente se encuentra el sistema alternativo por excelencia a la democracia, el totalitarismo en todas sus formas (dictadura, timocracia, estalinismo…).
No puede negarse que, en lo referencia al efectos prácticos, hay dictaduras que han resultado ser muy eficaces. Una muestra de ello sería la transferencia de poder del senado romano republicano a un diktator durante seis meses en los momentos de crisis, con la finalidad de adoptar una postura firme de gobernar. La dictadura no era entendida como tiranía u opresión, sino que en estos contextos solía producir efectos positivos.
Pero como afirma Stuart Mill en SU LIBRO El utilitarismo “Más vale ser un humano insatisfecho que un cerdo satisfecho”. Debe interpretarse como una defensa de las ideas en oposición a los hechos. El fin no justifica los medios. La satisfacción y la felicidad solamente pueden obtenerse mediante la realización humana en sociedad. Aunque se consigan placeres, si uno se abstiene de la participación en la vida pública no podrá ser feliz.
No obstante, debido el magnetismo del poder es inconcebible un gobierno que transfiera el poder a un dictador y que esta, pasados seis meses, renuncie a ello.
Con el establecimiento permanente de un dictador, la represión tiene lugar, la uniformización es progresiva, e incluso se llega al culto a la personalidad de dicho personaje.
El motivo del apoyo a las dictaduras es que son sumamente sencillas de aceptar. Como expresa Hannah Arendt en su obra Los orígenes del totalitarismo, la razón de que el totalitarismo sea un movimiento de masas es su simplicidad, pues muestra una causa proveniente de un enemigo que con una acción puede conllevar todas las soluciones.
En conclusión, a pesar de que el totalitarismo puede reportar beneficios materiales, por la abstinencia de participación ciudadana en la vida política que implica, no puede ser considerado el mejor sistema político.
Por el contrario, la democracia aristocrática ofrece una opción alternativa y carente de defectos evidentes, el poder para elegir a unos gobernantes competentes se encuentra en manos de un pueblo con capacidad crítica y con habilidad en el uso de la razón.

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà Els camps necessaris estan marcats amb *